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El Corredor Seco Centroamericano, una de las regiones más susceptibles del mundo a la variabilidad y el cambio del clima, analiza cómo mejorar las acciones para combatir la crisis climática que afecta a la región y que podría provocar más migración.
Así lo advirtió el coordinador subregional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para Mesoamérica, el portugués Adoniram Sanches, quien admitió que El Niño está golpeando durante los dos últimos años en los mismos territorios de esta zona y que el efecto más inmediato será “la migración”.
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“El fenómeno migratorio es por una ruptura económica”, dijo y recordó la propuesta presentada hace unos días por la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) sobre el Plan de Desarrollo integral El Salvador, Guatemala, Honduras y México, que identifica la migración como un proceso circular y que establece el derecho a desarrollarse en su lugar de origen, para que la migración sea una opción y no una necesidad.
Esta iniciativa, nacida del plan firmado por los jefes de Estado de estas cuatro naciones el pasado 1 de diciembre en México, pretende construir “un espacio de desarrollo” en esta zona y busca abordar con “una mirada propia” la relación entre la migración y el desarrollo.
Sanches, que recordó que la FAO participó en la elaboración de este plan, dijo que el 52% de los migrantes procede de los municipios del Corredor Seco Centroamericano, que cubre las tierras bajas de la zona costera del Pacífico y la parte de la región de la precordillera central de Chiapas (México), Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.
Un área de bosque tropical seco que abarca casi un tercio del territorio de América Central y que se caracteriza por período de canícula o lluvias intensas, exacerbados bajo la influencia del fenómeno El Niño.
Esto, fortaleciendo la resiliencia, uno de los puntos que se adoptaron por los países del Sistema de la Integración Centroamericana (Sica) en la Estrategia Agricultura Sostenible adaptada al clima 2018-2030, un movimiento calificado por la FAO como “bastante osado e innovador”.
En esta Estrategia se reconocía que era necesaria una “mira regional” porque la crisis climática no respeta fronteras y la región centroamericana tiene una vulnerabilidad brutal, por lo que en los últimos meses se ha hecho un buen dominio de la información y los datos, y el fenómeno está bien caracterizado.
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Ahora, continúa, hay que profundizar en el área de “respuestas hacia el desarrollo de la economía”, considerando esa previsión anticipada, y pone como ejemplo un proyecto de El Salvador, de 127 millones de dólares, que pretende dar cobertura al 65% de los municipios.
Consciente de que la capacidad fiscal de los Estados es baja, apunta a hacer convenios y acuerdos para que se apliquen esos datos sobre las propias comunidades y se implementen cultivos de riego, recogida del agua de lluvia o semillas fortificadas.
Por su parte, la directora ejecutiva del Comité Centroamericano de Recursos Hidráulicos (CCRH), Berta Olmedo, apuntó que, según la última información disponible, el fenómeno de El Niño se puede extender hasta el próximo mes de agosto, tal y como se evidencia por el aumento de la temperatura.
Ambos expertos participaron en Guatemala en un encuentro en el que representantes del Sica reflexionaron sobre cómo mejorar la articulación intersectorial e interinstitucional y trabajar conjuntamente en aportar soluciones de mediano y largo plazo en los territorios vulnerables del Corredor Seco para contribuir a la seguridad alimentaria y nutricional, además de la reducción de la pobreza rural.
Este texto apareció originalmente en EfeVerde, puedes ver el original aquí.
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