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Polonia abrió su primera nueva mina de carbón desde 1994, una instalación que se ubica en la cuenca minera de Jastrzebie Zdrój y cuya producción se destinará a la industria metalúrgica, en un país donde este carburante altamente contaminante sigue siendo protagonista en la generación de energía.
“Esta mina servirá para fortalecer la economía nacional”, afirmó el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, quien asistió a la inauguración de las instalaciones, donde destacó que “Polonia no puede tener una economía moderna sin acero, y no se puede tener acero sin carbón coquizable”.
Polonia invierte millones en la lucha contra la contaminación
La mina, denominada Bzie-Debina, ha sido construida por la empresa minera polaca JSW, compañía pública y la mayor productora de carbón coquizable de la Unión Europea.
Se estima que esta mina puede permitir la extracción de hasta 180 millones de toneladas de carbón, con una capacidad plena de operatividad prevista para el año 2025.
Actualmente, la mina tiene 223 empleados, pero su plantilla irá aumentando progresivamente hasta alcanzar las 2,000 personas en cinco años.
El ministro de Energía polaco, Krzysztof Tchorzewski, dijo que en los últimos cuatro años de gobierno del partido Ley y Justicia (fuerza nacionalista que gobierna Polonia), JSW ha pasado de ser una empresa con problemas a una empresa con un futuro prometedor.
JSW produce anualmente más de 15 millones de toneladas de coque y carbón duro, y planea aumentar la producción hasta las 18 millones de toneladas para 2030, concentrándose en el carbón coquizable.
Energía eólica podría proveer 10 veces la necesidad eléctrica de Europa
El carbón representa casi el 80% del mix energético polaco, lo que resulta en que 33 de las 50 ciudades más contaminadas de Europa se encuentren en Polonia, según la Organización Mundial de la Salud, y causa 45,000 muertes prematuras al año en un país de algo más de 38 millones de habitantes.
En el Gobierno polaco se asegura que se hacen esfuerzos para reducir el uso del carbón, aunque también se reconoce que el crecimiento vigoroso que experimenta la economía polaca en las últimas décadas precisa de fuentes de energía asequibles.
Este texto apareció originalmente en La Vanguardia, puedes ver el original aquí.
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