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Nueva Zelanda es un país de grandes contrastes, lleno de naturaleza y de vida salvaje. Sin embargo, una de sus típicas estampas invernales ha cambiado de color por culpa de los incendios que asolan Australia y que ya han provocado una decena de muertos: el aire ha transportado las cenizas y el polvo hasta los glaciares neocelandeses, tiñendo de marrón la nieve blanca.
Es una más de las consecuencias de la ola de fuegos que arrasa el país de los canguros y que ya ha calcinado más de dos millones de hectáreas, matando a más de una decena de personas. Además, los últimos estudios cifran en casi 500 millones el número de animales que han muerto por culpa de los incendios.
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Aunque la distancia que separa ambos países es de más de 1,500 kilómetros, las cenizas han volado desde Australia hasta llegar a la Isla Sur de Nueva Zelanda, provocando una imagen nunca antes vista. Y los expertos creen que este episodio puede provocar que el deshielo, ya de por sí acelerado por culpa del cambio climático, vaya aún más rápido.
This the view from the top of the Tasman Glacier NZ today – whole South island experiencing bushfire clouds. We can actually smell the burning here in Christchurch. Thinking of you guys. ?#nswbushfire #AustralianFires #AustraliaBurning pic.twitter.com/iCzOGkou4o
— Miss Roho (@MissRoho) January 1, 2020
El profesor Andrew Mackintosh, exdirector del Antarctic Research Centre, ha explicado a The Guardian: “Nunca antes había visto esta cantidad de ceniza, me preocupa verla depositada en los glaciares”.
Lo peor es que cree que este suceso puede hacer que el deshielo de los glaciares crezca entre un 20% y un 30%, una cantidad enorme teniendo en cuenta que ya se ha visto afectada por el cambio climático.
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Helen Clark, exprimera ministra de Nueva Zelanda, escribía en su cuenta de Twitter las mismas preocupaciones: “Es probable que el impacto de la ceniza en los glaciares acelere el deshielo. Así es cómo la tragedia de un país tiene efectos indirectos”.
Aunque las autoridades no han decretado ningún tipo de alerta sanitaria, sí que han avisado a las personas que sufren de asma u otros problemas respiratorios para que permanezcan a cubierto el mayor tiempo posible.
La buena noticia es que cree que el efecto no durará más allá de un año, aunque si la ola de incendios se repite próximamente en Australia, afectará de nuevo a su país vecino. La mala es que hay unos 3,000 glaciares en Nueva Zelanda que ya han perdido un tercio de su espesor en los últimos 50 años y que, de seguir así, desaparecerán completamente antes del final de este siglo.
Este texto apareció originalmente en El Confidencial, puedes ver el original aquí.
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