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Cada año se pescan en el mundo casi seis millones de toneladas de especies de atún, pero la sobreexplotación ha disminuido gracias a un programa conjunto de científicos y responsables de la industria. El valor anual de esta actividad es de alrededor de 12,000 millones de dólares anuales.
Entre 2014 y 2019, la sobrepesca disminuyó en ocho de los trece principales caladeros de atún. Esto significa que ocho poblaciones de estos peces se están reconstituyendo para alcanzar un nivel saludable, ha informado la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
Esta buena noticia se ha conseguido en el marco quinquenal del Programa de áreas marinas más allá de la jurisdicción nacional, también conocido como Océanos comunes, puesto en marcha por esta Organización y financiado con 50 millones de dólares por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial.
El Programa Océanos Comunes reunió a científicos y responsables de la industria pesquera para desarrollar estrategias y procesos de captura de atún sostenibles y transparentes, basados en ejercicios de simulación por ordenador. Esto ayudó a establecer y aplicar límites de captura del atún más sostenibles.
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Cada año se pescan en el mundo casi seis millones de toneladas de especies de atún. El valor anual de esta actividad es de casi 12,000 millones de dólares. La elevada demanda, combinada con el excesivo número de buques pesqueros, hizo que las poblaciones de atún se vieran sometidas a una inmensa presión.
El Programa de Océanos Comunes se centra en las áreas fuera de la jurisdicción nacional, también llamadas aguas internacionales, que cubren el 40% del planeta y comprenden casi el 95% del volumen de los océanos.
“Mantener las aguas internacionales saludables y preservar su rica biodiversidad ha sido durante mucho tiempo un desafío para estas áreas marinas que no son responsabilidad de ningún país”, explica María Helena Semedo, directora general adjunta de la FAO para cuestiones relacionadas con el clima y los recursos naturales.
“El Programa ha conseguido una amplia y singular alianza para afrontar este desafío, promoviendo la gestión sostenible de los recursos pesqueros y prácticas basadas en el ecosistema, con algunos resultados sobresalientes. Esperamos ampliar esta iniciativa para seguir salvaguardando nuestra biodiversidad marina y contribuir a los objetivos y aspiraciones mundiales de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y el Marco global para la biodiversidad post-2020“, afirma Semedo.
Además de frenar la sobrepesca del atún, el Programa ha tenido otros logros gracias a los ajustes de los aparejos de pesca, como la colocación de las redes de enmalle dos metros más profundas, y gracias a los cursos de formación que ha otorgado sobre cómo proteger las especies amenazadas.
Todo ello ha permitido que haya un número menor de capturas incidentales, lo que ha salvado a muchos mamíferos marinos, principalmente delfines y tortugas marinas.
Por ejemplo, entre 2013 y 2018, la tasa de mortalidad de los mamíferos marinos capturados por la pesca con redes de enmalle paquistaníes en el norte del mar Arábigo se redujo en un 98%: de 12,000 en 2013 a menos de 200 en 2018.
La reducción de las capturas incidentales también fue posible gracias al uso de redes que no son de enmalle y dispositivos de concentración de peces más respetuosos con el medio marino.
Antes del Programa, no existían directrices sobre tales dispositivos para los océanos Atlántico, Índico, Oriental y Pacífico o Pacífico Occidental y Central. En 2019, todos ellos tenían esas guías.
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El Programa también desarrolló y probó diseños que no son de enmalle para que no dañaran los océanos, y llevó a cabo talleres con más de 2,500 pescadores de 22 países sobre técnicas de mitigación de las capturas incidentales.
Además, intenta reducir la contaminación del plástico en el mar a través de estudios para lograr materiales biodegradables con los que fabricar estos dispositivos.
Un tercer logro del Programa Océanos Comunes ha sido ayudar a crear de 18 zonas protegidas entre 2014 y 2019 para preservar ecosistemas marinos vulnerables que albergan especies de aguas profundas como corales y esponjas. Para ello, se ha procedido al cierre de la pesca en estas áreas.
Dos de los sitios se encuentran en el Océano Pacífico, cinco en el Océano Índico meridional, uno en el Pacífico meridional, siete en las aguas internacionales alrededor de la Antártida y tres en el Mediterráneo.
Este texto apareció originalmente en ONU Noticias, puedes ver el original aquí.
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