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La preocupación y lucha contra el Covid-19 no deben esconder ni minimizar la importancia de la crisis climática, ha recordado el secretario general de la ONU, António Guterres, en la presentación del balance oficial del clima en 2019, en un acto celebrado el 10 de marzo en la sede de la ONU en Nueva York en el que también participó el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, Petteri Taalas.
El secretario general de Naciones Unidas subrayó que tanto el coronavirus como la crisis climática son “dos problemas muy serios” que requieren una respuesta “determinada”, pero que tienen una naturaleza muy distinta.
La enfermedad, subrayó, tendrá a priori un impacto temporal, mientras que la emergencia climática es una cuestión de largo plazo. En ese sentido, pidió “no sobrestimar” la reducción de emisiones que según algunos estudios se está viendo como consecuencia del coronavirus, vinculadas a la menor actividad en lugares como China y a la reducción del tráfico aéreo.
”No vamos a combatir el cambio climático con un virus”, advirtió Guterres, que insistió en que los países deben continuar trabajando para avanzar hacia una economía menos contaminante y alcanzar los compromisos necesarios en la COP26, prevista para el próximo noviembre en Glasgow (Reino Unido).
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El secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas, confirmó que en China se vio en enero una mejora de la calidad del aire como consecuencia del coronavirus, lo que muestra el impacto que la actividad humana tiene en el clima.
Taalas apuntó que la expansión del virus es “un drama”, pero insistió en que el impacto del cambio climático es de una “magnitud mucho mayor” para la humanidad.
El informe sobre el clima mundial en 2019, compilado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y una amplia red de asociados, destaca las señales físicas que sobre el alcance del cambio climático, como el aumento del contenido calorífico de los océanos y de la tierra, la aceleración de la subida del nivel del mar y la fusión de los hielos.
En el documento se ponen de manifiesto los impactos de los fenómenos meteorológicos y climáticos en el desarrollo socioeconómico, la salud de las personas, las migraciones y desplazamientos, la seguridad alimentaria y los ecosistemas terrestres y marinos.
Los datos ahora oficiales de la OMM confirman los ya avanzados en una declaración provisional publicada con motivo de la celebración de la Conferencia de las Partes (COP) en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en diciembre de 2019.
Así, como se recordará, ha quedado establecido que 2019 fue el segundo año más cálido del que se tienen datos desde que se realizan mediciones instrumentales. El quinquenio 2015-2019 comprende los cinco años más cálidos de los que se tiene constancia, y el período de 2010 a 2019 ha sido el decenio más cálido jamás registrado. A partir de los años ochenta, cada nuevo decenio ha sido más cálido que todos los anteriores desde 1850.
El año 2019 terminó con una temperatura media mundial 1.1°C por encima de los niveles preindustriales estimados, un valor superado únicamente por el récord de 2016, cuando un episodio muy intenso de El Niño agravó el aumento de la temperatura media mundial vinculado a la tendencia general al calentamiento.
“Actualmente estamos muy lejos de cumplir los objetivos del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura a 1.5°C o 2°C”, explica en el prólogo el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres.
“En el presente informe se exponen los datos científicos más recientes y se evidencia la imperiosa necesidad de acometer una acción climática de gran alcance. Se recopilan datos de todos los ámbitos de la climatología y se enumeran las posibles repercusiones futuras del cambio climático, desde las consecuencias para la salud y la economía hasta el menoscabo de la seguridad alimentaria y el aumento de los desplazamientos”, añade el señor Guterres.
“Dado que las concentraciones de gases de efecto invernadero no dejan de aumentar, el calentamiento proseguirá. Según un reciente pronóstico decenal, es probable que en los próximos cinco años se produzca un nuevo récord de temperatura mundial anual. Es cuestión de tiempo”, dijo el Secretario General de la OMM.
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“Acabamos de dejar atrás el mes de enero más cálido del que se tienen datos. En muchas partes del hemisferio norte se ha vivido un invierno excepcionalmente benigno. El humo y los contaminantes de los devastadores incendios de Australia se propagaron por todo el mundo y provocaron un pico en las concentraciones de CO2. Los récords de temperatura en la Antártida estuvieron acompañados de episodios de fusión de hielo a gran escala y de la fractura de un glaciar, hechos que incidirán en la subida del nivel del mar”, apuntó el señor Taalas.
“La temperatura es un indicador del cambio climático en curso. Las alteraciones en la distribución de las precipitaciones a escala mundial han tenido importantes repercusiones en diversos países. El nivel del mar sube a un ritmo cada vez mayor, en gran parte a causa de la expansión térmica del agua marina, así como también debido a la fusión de los mayores glaciares, como los de Groenlandia y la Antártida. Ello expone las zonas costeras y las islas a un mayor riesgo de inundaciones y puede provocar que sus zonas bajas queden sumergidas por las aguas”, dijo el señor Taalas.
Este texto apareció originalmente en La Vanguardia, puedes ver el original aquí.
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