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En medio de la emergencia sanitaria que ha significado la epidemia por el Covid-19, la falta de agua potable que padecen 10.5 millones de familias a diario en México representa uno de los principales problemas en materia de derechos humanos que se deberán afrontar, según especialistas.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el país, una de cada tres casas registradas no recibe agua todos los días. Y es que el 25% de la población (8,411,920 personas) la obtienen cada tercer día, una o dos ves por semana o de vez en cuando, mientras que el 7% (2,085,208 personas) no la tienen y deben conseguirla de otras casas, llaves públicas, pozos, ríos, lagos o mediante pipas.
Para Tania Reneaum Panszi, directora ejecutiva de Amnistía Internacional México, el acceso al agua será uno de los más grandes desafíos, pues “hay gente en este país que no podrá lavarse las manos. La desigualdad se va a hacer absolutamente visible”, dijo para el diario El Universal.
Además, este hecho también se verá reflejado en el impacto que podrán tener las comunidades rurales e indígenas, las cuales, según un estudio del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) cuentan con menor cobertura de infraestructura de agua potable.
Esta misma fuente señaló que existen casos de extrema gravedad, como el de Guerrero, en donde actualmente sólo el 5.7% habitantes tiene acceso diario al agua en sus viviendas, cuando en 2010 era del 7.1%. Mientras que en los estados vecinos como Chiapas y Oaxaca, la disposición del líquido alcanza a menos del 20% de la población.
Cabe puntualizar que en el caso de Chiapas, la cobertura descendió de 16.9% a 12.5% de los habitantes en la actualidad, mientras que en Oaxaca, las cifras respecto al acceso al agua tuvo un pequeño incremento, pues pasó de 12.8% a 15.5% de la población.
Este problema se replica en los centros urbanos de la nación. Dentro de la Ciudad de México, por ejemplo, miles de personas de las alcaldías Tláhuac, Iztapalapa, Xochimilco y Álvaro Obregón, también padecen todos los días por la falta del líquido.
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En la capital del país, al menos un millón de habitantes no cuentan con agua, de acuerdo con diversos estudios publicados. Además, la situación se acentúa en la alcaldía Iztapalapa, donde se estima que al menos 400,000 habitantes han sufrido durante años por el desabasto.
Durante el contexto de emergencia sanitaria que se está viviendo, uno de los elementos más importantes para evitar la propagación del virus entre las personas, y sobre el cual las autoridades sanitarias han puesto especial atención, es el lavado frecuente de las manos, no obstante, en un país donde la población no tiene un acceso generalizado a los servicios de agua potable, esto se dificulta de manera relevante.
Por esta razón, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU ha mostrado su preocupación e incluso ha hecho hincapié en que el simple acto de lavarse las manos con agua y jabón es algo complejo para las personas socioeconómicamente más vulnerables e incluso las puede llegar a insertar en un círculo vicioso.
“El acceso limitado las hace más propensas a infectarse, lo que da lugar a enfermedades y medidas de aislamiento. Esto dificulta que las personas sin seguridad social sigan saliendo a ganarse la vida y su vulnerabilidad aumenta”, explicaron expertos del organismo internacional, quienes también pidieron a los gobiernos que se implementen las medidas necesarias “para romper este ciclo”.
Este texto apareció originalmente en Vanguardia, puedes ver el original aquí.
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