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Cientos de estudiantes trabajan contrarreloj para encontrar soluciones a problemas ambientales. ¿Qué tan efectivos pueden llegar a ser estos eventos?
A mediados de enero de 2020, cientos de estudiantes se reunieron para participar en CruzHacks, un hackatón de 34 horas. El evento tuvo lugar en la Universidad de California, en Santa Cruz. Cientos de estudiantes conectados a sus portátiles, analizando complejos diagramas, ecuaciones y gráficos de flujo. Los jóvenes trabajaron a contrarreloj en la búsqueda de soluciones técnicas a los problemas ambientales más urgentes. El objetivo: completar sus proyectos y presentarlos a tiempo a un panel de expertos.
Sanjana Paul, de 22 años de edad y jefa de la Fundación Earth Hacks, que patrocinó CruzHacks, describió el acontecimiento como un “modelo nuevo de activismo climático”. Más de 500 personas asistieron al evento de Santa Cruz y debatieron temas como “sostenibilidad y tecnologías para la conservación de la tierra”, “salud mental” y “justicia social”.
Este fue el quinto hackatón que apadrinó la Fundación Earth Hack, desde que Paul comenzó con ella en 2008. Los hackatón son organizados por estudiantes universitarios y la fundación les brinda su apoyo y ocasionalmente asistencia financiera.
Algunas soluciones ideadas durante el evento han sido desarrolladas desde entonces. Uno de los grupos, por ejemplo, pudo producir un prototipo de sus “Spore Stickers”. Adhesivos con esporas de hongos, que permiten una descomposición más rápida del cartón, así como una desintoxicación del suelo.
En hackatones anteriores, se desarrollaron, entre otros, sensores para teléfonos inteligentes que reducen los desechos electrónicos, termostatos inteligentes para ahorrar energía y filtros de musgo para limpiar el aire en el interior de los edificios.
Según Paul, la inclusión es un valor clave en este tipo de eventos. “Queríamos romper las barreras de acceso a personas que normalmente quedan excluidas de acciones como ésta, como las comunidades de menores ingresos y las minorías étnicas”, aclara la joven de 22 años, que trabaja como ingeniera de software en ciencias atmosféricas.
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Su equipo ha desarrollado estrategias para llegar a ese tipo de estudiantes. De este modo, tanto la participación en CruzHacks como las comidas fueron gratis. Asimismo, se proporcionó un ordenador portátil por equipo para aquellos estudiantes que no tenían uno. El evento promueve, además, la colaboración abierta.
“Viniendo de una formación técnica, es una pena ver cómo mucha gente en el sector tecnológico descarta las habilidades y opiniones de otras personas por el mero hecho de no ser expertos en ciencias de los datos”, lamenta Paul.
Aunque siempre se ha interesado por las cuestiones ambientales, recuerda que se comprometió especialmente a los 16 años, cuando empezó a ver llamadas desesperadas a la acción por parte de científicos.
“La situación medioambiental mundial se ha deteriorado dramáticamente desde entonces”, afirma Paul. “No hay nada más importante que un planeta habitable”.
Paul planea apoyar más hackatones, pero debido a la actual pandemia de COVID-19, todos los eventos programados hasta el verano han sido pospuestos para una fecha posterior o se celebrarán de forma virtual.
Mucha gente está deseando asistir a este tipo de eventos. Shivika Sivakumar, de 19 años, participó en CruzHacks. “Como doble licenciada en informática y política, me interesa mucho la idea de la aplicación tecnológica con fines sociales”, dijo. “Encuentro que un hackatón es el lugar perfecto para perseguir esta idea y es muy divertido cuando lo haces con amigos”.
El equipo de Sivakumar desarrolló “News Not Hues“, que intenta resolver el problema de las noticias falsas o sesgadas. Crearon una extensión para el navegador de internet, con el que poder evaluar el sesgo de una noticia.
Uno de los proyectos que ganó un premio de 10,000 dólares en CruzHacks fue “H20ceans“, que diseñó un modelo de aprendizaje automático para rastrear y hacer predicciones sobre las poblaciones de especies clave.
El equipo estaba compuesto por Fahed Abudayyeh, Navika Gupta y Kayla Bowler, un grupo mixto de veinteañeros de California, que participaron por primera vez en el hackatón.
“Como estudiantes de informática, no tenemos muchas oportunidades de explorar otras áreas de investigación”, cuenta Abudayyeh, “Cuando participamos en CruzHacks, nos entusiasmó la oportunidad de desarrollar algo que fuera significativo para nosotros”.
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Otro proyecto ganador fue la aplicación “PollenPlanter“. Los usuarios pueden elegir un polinizador, como el colibrí, el abejorro carpintero o la mariposa y la aplicación crea un perfil personalizado que muestra qué plantas los atraen.
En algunas universidades, hay oportunidades e infraestructura para que los proyectos continúen. En esos casos, Earth Hacks intenta trabajar estrechamente con los estudiantes para ayudarles.
El empresario tecnológico Mick Liubinskas, por ejemplo, ve este tipo de colaboraciones como una oportunidad única. “Hay mucha investigación asombrosa que no tiene oportunidad de comercialización porque se queda en universidades y laboratorios. Necesitamos reunir y financiar a empresarios e investigadores”.
Paul se mostró satisfecha por haber reunido a estudiantes de materias técnicas y no técnicas.
“Uno de mis ejemplos favoritos es el de un estudiante de ingeniería biomédica, que se me acercó después de un evento y me dijo que estaba un poco enfadado conmigo por haberles hecho pensar, a él y a su equipo, toda la noche en energía solar”, cuenta Paul. “Estaban enojados por la consiguiente privación del sueño y por darse cuenta de la dependencia que tenemos de los combustibles fósiles. Ese cambio de conciencia es realmente asombroso e importante”.
Este texto apareció originalmente en DW, puedes ver el original aquí.
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