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América Latina registra un pronunciado declive en su biodiversidad con una pérdida mayor al 94 % de 1970 a 1976 en mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces, alertó el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
En su Informe Planeta Vivo 2020 en el que resalta que la pandemia del COVID-19 recordó la relación de la salud humana con la naturaleza, la WWF subrayó que globalmente las poblaciones monitoreadas de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios han disminuido en un 68% en promedio.
“Y en América Latina el resultado es aún más impactante con una reducción en promedio del 94%”, indicó.
La WWF expuso que el cambio de uso de suelo para producir alimentos es la principal causa de la pérdida de biodiversidad.
Ese cambio ocurre, principalmente con la conversión de hábitats nativos como bosques, praderas y manglares en sistemas agrícolas, mientras que gran parte de los océanos ha sufrido sobrepesca.
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“La conclusión es clara: la naturaleza está siendo transformada y destruida a una velocidad sin precedentes en la historia, con un costo muy alto para el bienestar del planeta y de la humanidad, expuso Roberto Troya, director regional de WWF para América Latina y el Caribe.
Como uno de sus parámetros más relevantes dio a conocer el Índice del Planeta Vivo (IPV) que mide la abundancia de casi 21,000 poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios a nivel global.
El IPV calcula cambios porcentuales medios en términos de abundancia entre 1970 y 2016 y en el de América Latina y el Caribe se encontraron tendencias negativas de reptiles, anfibios y peces, afectados por una variedad de amenazas.
Este año incluyó casi 400 especies y 4,870 poblaciones más que el Informe de 2018, con una representación mejorada en la mayoría de las regiones y grupos taxonómicos, particularmente especies de anfibios.
De acuerdo con el Informe, en América Latina y el Caribe la pérdida de biodiversidad se debe en un 51.2 % a los cambios de uso de suelo, incluyendo la pérdida de hábitat y la degradación de los suelos. Cambios provocados por agricultura insostenible, infraestructura, crecimiento urbano, producción de energía y minería, mientras que para los hábitats de agua dulce, la fragmentación de ríos y arroyos y la extracción de agua.
“La producción de alimentos, la biodiversidad del suelo proporciona una amplia gama de funciones y servicios de los ecosistemas”, explicó Luis Germán Naranjo, director de conservación y gobernanza de WWF Colombia.
Señaló que la pérdida de biodiversidad también amenaza la seguridad alimentaria y el reto “consiste en modificar las prácticas agrícolas y pesqueras, muchas insostenibles, en unas que produzcan la comida nutritiva que requerimos y protejan la biodiversidad”.
Eso significa el uso de prácticas agroecológicas, reducir el uso de químicos, fertilizantes y pesticidas así como proteger a suelos y polinizadores.
En el reporte se alertó sobre el creciente riesgo de extinción de especies vegetales. De hecho, la cantidad de estas especies extintas documentadas es el doble de la suma de mamíferos, aves y anfibios extintos.
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El informe explicó que los daños al medioambiente además de perjudicar la capacidad de los sistemas naturales crean nuevas amenazas para la salud y como ejemplo mencionaron la pandemia de la COVID-19 que ha provocado casi 900,000 muertes.
Recordaron que aunque los orígenes del coronavirus son inciertos, hasta el 60% de las enfermedades infecciosas actuales proceden de animales, y tres cuartas partes de éstas de animales silvestres.
“La pérdida de hábitats, la modificación de ambientes naturales y, en general, la pérdida de biodiversidad son factores que han propagado las enfermedades infecciosas emergentes”, comentó María José Villanueva, directora de conservación de WWF México. “Las enfermedades que se originan en animales causan casi 3 millones de muertes cada año. Para prevenir futuras pandemias tenemos que cambiar y restaurar la relación de la humanidad con la naturaleza”.
“La conclusión es clara: la naturaleza está siendo transformada y destruida a una velocidad sin precedentes en la historia, con un coste muy alto para el bienestar del planeta y de la humanidad. La pérdida de biodiversidad es un auténtico reto para la economía, el desarrollo y la seguridad global”, señala Enrique Segovia, Director de Conservación de WWF España.
Este texto apareció originalmente en EfeVerde, puedes ver el original aquí.
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