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Este movimiento de jóvenes busca la conservación y restauración de los bosques y ríos en Matagalpa.
El Río Grande de Matagalpa es considerado el segundo río más grande de Nicaragua, del cual dependen muchos animales y residentes de la zona. Sin embargo, esta zona también ha sido afectada por el cambio climático que ha influido de forma exponencial en varios países de Centroamérica.
Jerre Moller, líder y fundador del movimiento, cuenta que en su finca atraviesa una quebrada que abastece dicho río, por lo que ha podido observar de cerca la importancia de conservar las áreas naturales para el desarrollo de la comunidad.
“MEMA surgió en el invierno del 2019 a través de las redes sociales, las noticias sobre tragedias ambientales relacionadas con los incendios forestales invadían las redes, los desastres climáticos, no solo a nivel internacional, sino también a nivel departamental eran lamentables”, comenta Jerre.
Es así como el primer grupo de voluntarios se unieron por medio de las redes sociales para reforestar y comenzar a realizar más acciones climáticas.
“Empezamos a sembrar arboles forestales a orillas y en cerros cercanos al río, pero las siguientes reforestaciones fuimos mejorando hasta encontrar un punto clave que nos está llevando a exitosas reforestaciones. (Y son los ojos de agua y estacas de bambú) así que decidimos explorar la cabecera del río en busca de ojos de agua”.
Jóvenes y campesinos se han unido a este movimiento con el objetivo de brindar educación ambiental, proteger la cobertura vegetal y la microcuenca en las fincas cercanas. También buscan gestionar los residuos sólidos correctamente e impartir nuevos métodos de agricultura orgánica a los demás miembros de las comunidades, aprovechando la materia prima del bambú para un mejor desarrollo en la economía local.
Junto con la organización Rayo de Sol, lograron sembrar 100 estacas de bambú en 2019. Actualmente trabajan en varios proyectos de reforestación estratégica que cubren los ojos de agua y sus microcuencas en la cabecera del Río Grande.
“Su desarrollo empieza por la traída de las varas de bambú uno o dos días antes de la reforestación, primero cortamos la vara en estacas de 2 nudos, luego introducimos agua comprimida para mejorar su resistencia al verano y sellamos con barro. El día de la reforestación un vehículo traslada las plantas a los reforestadores al área para después dividirnos en 2 grupos que se encargarán de reforestar cada lado de la microcuenca”, explica Jerre.
Uno de los más grandes retos que se ha tenido que enfrentar el movimiento es al momento de transportar a los grupos de personas a los puntos de reforestación, ya que no cuentan con vehículos propios y la renta resulta ser muy alta para su presupuesto.
También buscan conseguir más semillas de bambú y materiales suficientes para construir un invernadero donde puedan cultivar sus propias plantas.
“A la sociedad le da miedo involucrarse en temas ambientales por las acciones que ha tomado el gobierno en contra de organizaciones y movimientos que no están bajo su control”.
Sin embargo, MEMA ha logrado despertar el interés de varios jóvenes y residentes para cambiar sus hábitos y cuidar sus fuentes de agua, por ejemplo. También, Jerre destaca que las personas han podido encontrar un espacio donde pueden sentir que son escuchados sobre sus preocupaciones por el medio ambiente y así tomar acciones más significativas.
Si quieres conocer más sobre el Movimiento Ecologistas de Metagalpa en Acción, puedes ingresar aquí.
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