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La exjefa de clima de la ONU, Christiana Figueres, quien ayudó a orquestar el histórico Acuerdo de París hace cinco años, explica cómo las mujeres se ven afectadas de manera desproporcionada por el calentamiento global y por qué deben estar mejor representadas en las mesas donde se toman las decisiones.
Cuando Christiana Figueres asumió su cargo de secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en 2010, muchos consideraron que lograr un acuerdo global sobre el cambio climático era una tarea casi imposible. Pero la diplomática costarricense logró tener éxito donde otros habían fracasado, con el histórico Acuerdo de París, un compromiso para mantener el calentamiento global muy por debajo de 2°C y continuar los esfuerzos para mantener los aumentos de temperatura por debajo de 1.5°C, firmado por 197 países el 12 de diciembre de 2015.
Desde que dejó la ONU, Figueres ha continuado siendo una de las principales voces femeninas del movimiento climático, co-fundadora de Global Optimism, una organización que trabaja para inspirar acciones sobre la crisis ambiental. También coescribió The Future We Choose (Manilla Press, 2020), un libro que presenta una visión esperanzadora del mundo que debemos crear para sobrevivir a la crisis climática.
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Aquí, Figueres explica por qué las mujeres son cruciales para el movimiento climático y cómo todas podemos desempeñar nuestro papel.
“Sabemos que las mujeres en los países en desarrollo se ven afectadas de manera desproporcionada por el cambio climático porque tradicionalmente a las mujeres en esos países se les confía cultivar los alimentos que necesitan sus familias, recolectar leña y obtener agua. La disponibilidad de alimentos y agua se ve afectada directamente por el cambio climático, que está provocando un número y una gravedad cada vez mayores de las sequías.
En un nivel práctico, esto significa que las mujeres tienen que caminar más para conseguir agua y leña, alargando sus días y dejando a sus hijos y hogares para hacerlo. Los roles tradicionales que tienen las mujeres en los países en desarrollo se están volviendo cada vez más difíciles debido al cambio climático.
Por eso es tan importante que las voces femeninas estén en las mesas de decisión cuando se trata de la crisis climática. Actualmente, simplemente no hay suficientes mujeres en puestos de toma de decisiones, pensando en las diferentes formas en que el cambio climático es específico de género y tomando decisiones más inclusivas”.
“Cuando asumí el cargo de secretaria ejecutiva de la CMNUCC en 2010, me propuse trabajar con mujeres como (ex asesora senior global de género de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) Lorena Aguilar, (ex presidenta de Irlanda) Mary Robinson y muchas otras para obtener un mayor reconocimiento de los impactos desproporcionados de la crisis climática en las mujeres, así como el papel que desempeñan las mujeres tanto en la toma de decisiones como en la búsqueda de soluciones. La importancia de promover la igualdad de género finalmente también se incluyó en el Acuerdo de París. Estoy realmente agradecida con todas las mujeres que trabajaron para lograrlo.
En la ONU, también tuvimos iniciativas específicas para mejorar la representación, por ejemplo, solicitando que los gobiernos incluyan a mujeres en sus equipos de negociación. En mis seis años como directora de la CMNUCC, vi un aumento en la representación femenina, lo cual fue muy saludable. Aún está lejos del 50/50, pero ciertamente es mejor. También he notado que hay muchas mujeres que se dedican a la sostenibilidad, incluso en áreas como la biodiversidad, la conservación y la producción de alimentos”.
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“Es maravilloso poder trabajar con mujeres que están abordando la crisis climática desde diferentes perspectivas, algunas de ellas como artistas, escritoras, líderes políticas, ingenieras, negociadoras. Es genial ver a las mujeres diseminadas por las diferentes partes del movimiento climático. Tener diferentes puntos de vista, sabiduría colectiva y liderazgo es absolutamente fundamental para abordar el cambio climático. Tiene que tratarse de una colaboración radical.
A menudo son las mujeres las que determinan qué se compra, cuánto se compra y qué come la gente en sus familias, por lo que hay muchos comportamientos que están siendo influenciados por las mujeres. Si las mujeres son más conscientes de las implicaciones climáticas, pueden tomar decisiones más sabias y evitar aquellos productos que causan altas emisiones de gases de efecto invernadero. Por ejemplo, es importante comenzar a disminuir la cantidad de carne roja que comemos y pasar a la proteína de origen vegetal. Hay 16 pasos identificados por una nueva iniciativa llamada Count Us In que pueden ayudar a las personas a tomar medidas importantes para reducir su huella de carbono personal”.
“Se trata de reconocer que todos pueden contribuir. Cada uno de nosotros no ganará esta batalla individualmente; requerirá que todos desempeñemos nuestro papel siempre que podamos”.
Este texto apareció originalmente en Vogue, puedes ver el original en inglés aquí.
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