Descubre: todo lo que necesitas saber sobre los corales
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- Escrito por Mónica Gálvez - Foto por Brett Monroe Garner/Getty Images
Aunque no lo veamos, los corales son parte fundamental para que los océanos funcionen correctamente, así como ser refugio del 25% de todas las criaturas marinas. Lastimosamente, estos están desapareciendo a causa del cambio climático, causando consecuencias aún más agravantes tanto para la vida marina como para los humanos.
Los corales (pólipos coralinos) o arrecifes de coral son pequeños organismos de cuerpo blando y con una estructura calcárea. Al anclarse en las rocas marinas, estos se reproducen (o clonan) de manera exponencial, formando una colonia que funciona como organismo individual. Sin embargo, el tiempo de crecimiento puede llevar hasta un año para crecer tan solo un centímetro cúbico.
Para que un arrecife de coral llegue a una madurez habitable para la vida marina, necesitan pasar miles de años, por lo que es importante conservar los que ya tenemos.
A pesar de ser confundidos como plantas, los corales son considerados como animales, ya que se alimentan de algas y otros animales microscópicos que son distribuidos por las corrientes marinas. También dependen en gran parte de la fotosíntesis de las zooxantelas, que son algas responsables de darles color a los corales. Para que estos crezcan y se mantengan saludables necesitan coexistir en aguas templadas, transparentes y tranquilas, con un nivel de salinidad uniforme para que los nutrientes puedan fluir moderadamente.
Los arrecifes son de los sitios más ricos en biodiversidad de nuestro planeta, siendo albergue de muchos de los peces y mariscos que consumimos. Su fuerte estructura también es de beneficio para nosotros, ya que protege las costas de las fuertes marejadas y tormentas tropicales, manteniendo una corriente tranquila y apta para nuestra recreación.
Situación actual
La mayor parte de arrecifes de coral se encuentran en el Océano Pacífico, abarcando más del 40% de corales en el mundo, siguiéndole el sureste asiático con un 32% y finalmente el Mar Índico y el Mar Rojo con un 20%.
Regresando al Pacífico, el arrecife mesoamericano se extiende desde México, pasando por las costas de Belice y Guatemala hasta Honduras, ocupando casi 1,000 kilómetros de corales, por lo que es considerado el mayor arrecife de coral en América y el segundo más grande del mundo después de la Gran Barrera de Coral en Australia.
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Entre su diversidad, se pueden encontrar medio millar de especies de peces y hasta 65 tipos diferentes de corales, siendo una atracción turística admirable. Sin embargo, es importante que las personas que deciden bucear para conocer más de cerca estos paisajes, no deben de tocarlos, ya que suelen ser muy sensibles y propensos a deteriorarse al alterar sus ecosistemas.
Entonces, ¿por qué están en peligro?
Al ser sitios ricos en biodiversidad marina, muchas industrias pesqueras suelen depender de estos arrecifes como fuente de ingresos, sin embargo, la forma en la que practican este tipo de pesca no es sostenible. Debido a la competencia y alta demanda de mariscos en el mundo, las pesqueras suelen capturar grandes cantidades que alteran el equilibrio de los ecosistemas coralinos.
El estrés por calor es otro factor que está impactando cada año con más fuerza en el océano. Así es, no solo estamos sufriendo de cambios drásticos en la temperatura terrestre, alterando nuestras estaciones, haciendo de los veranos mortalmente cálidos; los océanos sufren incluso el doble de las consecuencias, pues al calentarse el agua, muchas especies no logran adaptarse y terminan muriendo con los años, como es el caso de los corales.
El color neón o blancuzco en los corales no es saludable en un coral, pues su color natural suele ser café. En documentales y películas hemos visto los clásicos colores rosa, azul y amarillo que caracterizan los corales y suelen ser “bonitos” a la vista, sin embargo, esto solo indica que los corales se están alterando, hasta finalmente tomar un color blanco, indicando que el coral ya está muerto.
La escorrentía que se filtra de zonas agrícolas y urbanas suelen llevar consigo residuos de fertilizantes, pesticidas, desechos tóxicos como petróleo y líquidos domésticos, los cuales llegan a dar al océano y a los mismos corales, contaminando y alterando los ecosistemas marinos.
La deforestación es otro de los factores que influyen al deterioro de corales en el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), así como en los del resto del mundo. Al crecer más los sectores urbanos, suele significar más tala de árboles. Al haber menos árboles y plantas, los ríos suelen llenarse de más sedimentos que terminan cubriendo los corales y limitando su fuente de alimentos, causando que se sofoquen.
Como se mencionó anteriormente, la industria del turismo suele beneficiarse en gran parte de los arrecifes de coral, siendo una fuente de ingresos para muchas personas. Sin embargo, la contaminación urbana también se ha apoderado de las costas, por lo que muchos desechos suelen alterar el ecosistema marino.
En el caso de la Gran Barrera de Coral, en Australia, las temperaturas del océano han llegado a niveles extremos, causando que los corales sufran estrés por calor y como consecuencia, mueran. Actualmente, el arrecife más grande del mundo ya se encuentra en su tercer gran brote de blanqueamiento.
¿Cómo salvarlos?
Existen varias organizaciones que están luchando por proteger a los corales de la situación climática actual. En Australia, el proyecto de Accenture está ayudando al Instituto Australiano de Ciencias Marinas a mejorar los esfuerzos de vigilancia y conservación de arrecifes de coral.
En cuanto al arrecife mesoamericano, el Estado de Cancún, en México, se propuso el año pasado criar almenos 60 mil nuevos ejemplares de coral en viveros, para ser después trasladados a su hábitat natural. Además, el Grupo Iberostar, incluye al sector turístico en la acción climática con su iniciativa Wave of Change, la cual busca apoyar en la restauración de sistemas coralinos y las investigaciones de la Riviera Maya.
Cuba también ha puesto en marcha un proyecto de restauración en Guanahacabibes, hace tres años, científicos comenzaron a sembrar corales en estructuras artificiales de PVC en un intento de que estos pudieran restaurarse en los arrecifes de coral que han sido deteriorados por el cambio climático. Actualmente, el proyecto ha dado frutos y los corales se han logrado adaptar correctamente a los ecosistemas.
Además de reducir los desechos sólidos y químicos que están invadiendo los océanos, también se busca detener el calentamiento del agua y así evitar que más especies marinas como los corales mueran. El Acuerdo de París busca que los gobiernos de todo el mundo logren reducir sus emisiones contaminantes para limitar la temperatura promedio mundial a menos de 2°C.
Mientras tanto, somos nosotros los que debemos comenzar a cambiar nuestras acciones por unas más sostenibles, así como generar presión sobre nuestros gobiernos para que estos cumplan con sus objetivos climáticos a tiempo.