IPCC: cambio climático en el océano y el ciclo del agua
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- Escrito por Mónica Gálvez - Fuente IPCC - Foto por Reuters/CDIC
El sexto reporte del cambio climático de IPCC (AR6) ha evaluado los cambios pasados, presentes y futuros del ciclo del agua, el océano, la criosfera y el nivel del mar mediante reconstrucciones y simulaciones de modelos climáticos. También actualiza los datos recopilados en el Informe especial sobre el océano y la criosfera en un clima cambiante (SROCC).
Desde el período de 1850-1900 al 2011-2020, la temperatura de la superficie del océano ha incrementado 0.88°C, del cual 0.60°C del calentamiento ha ocurrido desde 1980. Y continuará subiendo hasta 2100 con una estimación de 0.86°C (con un rango de 0.43-1.47) en un modelo climático y otro con 2.89°C (con un rango de 2.01-4.07) en el peor de los casos. En todos los escenarios estudiados, es un hecho que la superficie del océano se calentará con un 83% de probabilidad.
Las olas de calor marinas tampoco brindan un seguridad para las demás zonas del océano, pues la circulación en el océano profundo ha disminuido, y es probable que llegue a convertirse en un problema tan grave como para ser estudiado individualmente, almenos a partir de 2040. Si esto ocurre, el calentamiento será irreversible por siglos o incluso milenios.
En cuanto a la circulación del océano, existe una alta probabilidad de que la Circulación de Reversión Meridional del Atlántico (AMOC) disminuya durante todo el siglo XXI, independientemente del escenario predicho, hay una probabilidad media de que esta corriente colapse antes del 2100. El estrés del viento asociado con el calentamiento antropogénico son los causantes de que muchas corrientes oceánicas estén en riesgo de cambiar.
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El sistema actual de California ya ha experimentado una intensificación del viento desde la década de 1980, mientras que la extensión de la corriente Austral Oriental y la de Agulhas pueden llegar a intensificarse. En un efecto contrario, la corriente del Golfo y el flujo de paso en Indonesia tienen una probabilidad media de que se debiliten.
Deshielo masivo y constante
La pérdida de hielo marino también es un factor que está ocurriendo cada vez con más intensidad, el Océano Ártico quedaría libre de hielo marino durante su temporada de deshielo más alta antes de 2050 (esta estimación es considerada en todos los escenarios climáticos evaluados), convirtiéndose en la nueva normalidad para las zonas donde las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) son más altas.
Tanto la capa de hielo en Groenlandia como en la Antártida continuarán perdiendo densidad durante este siglo, contribuyendo significativamente al aumento del nivel del mar hasta 2100. Según los resultados obtenidos, la capa de hielo en Groenlandia ha perdido 4,890 Gt de masa durante el período de 1992-2020, lo que equivale a 13.5 mm de aumento promedio del nivel del mar; en cuanto a la capa de hielo en la Antártida, se han perdido 2,670 Gt de masa durante el mismo período (una media de 7.4 mm en el aumento del nivel del mar).
“La pérdida de hielo de Groenlandia estará cada vez más dominada por el deshielo de la superficie, a medida que los márgenes marinos se retiran y la respuesta dinámica forzada por el océano de los márgenes de las capas de hielo disminuye (nivel de confianza alto). En la Antártida, las pérdidas dinámicas provocadas por el calentamiento de los océanos y la desintegración de la plataforma de hielo probablemente seguirán superando las crecientes nevadas de este siglo (nivel de confianza medio)”, según indica el informe.
Los glaciares han perdido 6,300 Gt de masa (un promedio de 17.1 mm del nivel del mar) en el período de 1993-2019, siendo su peor época en la década de 2010-2019, una pérdida que continuará aumentando en todos los escenarios climáticos. Incluso si la temperatura global se logra estabilizar, los glaciares llegarán a perder entre 29,000 Gt y 58,000 Gt hasta el 2100, que representa entre el 18% y 36% de su masa de principios de siglo.
La pérdida de hielo en el permafrost es un fenómeno que lastimosamente se ha vuelto común entre las noticias climáticas, incluso el deshielo completo de zonas donde la temperatura promedio ha incrementado casi permanentemente. Este aumento se ha percibido desde hace ya unas cuatro décadas en todas las regiones donde se encuentra el permafrost, y si continúan calentándose, se espera una mayor pérdida desde la superficie.
“El permafrost se calentó a nivel mundial en 0.29°C entre 2007 y 2016 (probabilidad media). Un aumento en el espesor de la capa activa es un fenómeno panártico (confianza media), sujeto a una fuerte heterogeneidad en las condiciones de la superficie. El volumen de suelo perennemente congelado dentro de los 3 m superiores del suelo disminuirá en aproximadamente un 25% por cada 1°C de cambio de temperatura del aire de la superficie global (hasta 4°C por encima de la temperatura industrial anterior a los 15 años) (nivel de probabilidad medio)”.
Y en cuanto a la nieve, es bastante probable que disminuya su extensión estacional en el hemisferio norte a medida que se calienta el planeta, fenómeno que ha sucedido desde 1978. Lo mismo aplica para la capa de nieve estacional en el hemisferio sur. Por cada 1°C que aumente en el aire se perderá aproximadamente el 8% de nieve en el hemisferio norte.
Nivel del mar
Desde el siglo XX, el nivel del mar promedio se ha elevado más rápido que en cualquier período de los últimos tres milenios. Según las estimaciones del Informe sobre los océanos SROCC, la expansión térmica del océano representa un 38% y la pérdida de masa de glaciares un 41% en el período de 1901 a 2018, la pérdida de masa de la capa de hielo también ha aumentado con un 35% para el aumento del nivel del mar en 2006-2018.
“El cambio regional del nivel del mar ha sido el principal impulsor de los cambios en los niveles extremos de aguas tranquilas en la red de mareógrafos cuasi global durante el siglo XX (alta probabilidad) y será el principal impulsor de un aumento sustancial en la frecuencia de niveles extremos de aguas tranquilas durante el próximo siglo (probabilidad media)”, según estimaciones del reciente informe.
En los escenarios donde la temperatura global se mantiene en 1.5°C y 2°C, existe una probabilidad media de que el Océano Ártico quedará prácticamente libre de hielo marino en septiembre en tan solo algunos años, sumando la pérdida de masa de las capas de hielo, de las cuales en Groenlandia y la Antártida occidental pueden llegar a perderse casi por completo con daños casi irreversibles (almenos dentro de algunos milenios).
En cuanto a escenarios más drásticos, como en el que la temperatura global alcanzaría de 3°C a 5°C, las mismas zonas quedarían libres de hielo durante meses en la mayoría de años y la pérdida de la capa de hielo enla Antártida occidental y Groenlandia sería irreversible durante milenios. La mayor parte de glaciares también estarían en riesgo de desaparecer (60%-70%), así como el volumen de la superficie del permafrost (aproximadamente 3 m superiores); todos estos factores afectarán significativamente al aumento del nivel del mar.
Ciclo del agua
El calentamiento global ha contribuido a que la humedad atmosférica y la intensidad de precipitaciones hayan aumentado en los últimos años, así como el aumento de evapotransipración terrestre, patrones globales de aridez influidos y contrastes de salinidad en la superficie. Las estaciones húmedas y secas en áreas tropicales también han visto un cambio contrastante en la precipitación habitual debido al aumento de gases de efecto invernadero (GEI).
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La sequía cada vez es más agresiva en las regiones donde el verano suele ser seco, provocando su prolongamiento y la desecación del suelo, como es el caso del Mediterráneo, partes de Australia, Sudamérica, Sudáfrica y Norteamérica. Incluso en climas completamente contrarios, el deshielo estacional y de los glaciares también llega cada vez más pronto y con mayor intensidad. Estos fenómenos han afectado especialmente en el flujo de los arroyos en las cuencias de captación de montañas de alta y baja altitud.
Los aerosoles antropogénicos también forman parte de los cambios drásticos en el ciclo del agua, la lluvia tropical por ejemplo, responde a los cambios de temperatura y la influencia radiativa que evoluciona con el tiempo; el enfriamiento en el hemisferio norte también contribuyó a un desplazamiento en el cinturón de lluvias tropicales que provocó la sequía de Sahel durante una década (1970-1980). El sur y este de Asia y África occidental también han sufrido cambios en las precipitaciones monzónicas por región desde el siglo XX.
En su mayoría, la actividad humana ha sido la causante de estos cambios abruptos en los ciclos naturales del agua, como el uso excesivo de la tierra y la extracción de agua para riego. Por ejemplo, la deforestación masiva ha causado una reducción de la evapotranspiración y las precipitaciones, y ha aumentado la escorrentía en las regiones que son deforestadas. Sin necesidad de evaluar problemas de contaminación industriales, la urbanización tiende a aumentar la precipitación local e intensidad de escorrentía.
Puedes leer el sexto reporte del Cambio Climático (AR6) en inglés aquí.