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La bióloga Nan Hauser estaba nadando frente a la costa de Rarotonga, en las Islas Cook, una tarea habitual para ella y su equipo pero ese día sería testigo de un hecho increíble que además pudo captar en vídeo.
Cuando se encontraba sumergida, y su equipo en el bote, comenzó a bucear cerca del cetáceo. Sin embargo, observó un comportamiento algo poco habitual. En ese instante, a lo lejos, vio acercarse otro animal y distinguió que éste movía su cola de izquierda a derecha, de forma amenazante. Para protegerla la ballena coloca una de sus aletas debajo del cuerpo de Nan, luego utiliza su cabeza para empujarla y alejarla de la amenaza del tiburón tigre. Cuando volvió al barco para alertar a su equipo de lo sucedido pudo comprobar como otra ballena golpeaba el agua con su cola para alejar la amenaza del tiburón.
Ese día Nan evidenció en primera persona el gran “poder intuitivo” de las ballenas, según reconoció. “Este encuentro puede ser una prueba de la naturaleza intuitiva de una ballena para proteger a otras especies, incluidos los humanos” explica.
Varios científicos han registrado casos de ballenas que protegen a otras especies, pero este es el primer caso documentado en el que realmente han protegido a los humanos de un ataque de tiburón.
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Nan explica que se ha pasado 28 años protegiendo a las ballenas y nadando con ellas pero que en ese momento no entendió que eran las ballenas quienes estaban protegiéndola a ella.
“Nunca había visto una ballena tan insistente para tratar de meterme debajo de su enorme aleta pectoral. Traté de alejarme de ella por temor a que si me golpeaba demasiado fuerte con sus aletas o cola, eso me rompería los huesos. No quería entrar en pánico, porque sabía que ella se daría cuenta de mi miedo. Me mantuve tranquila hasta cierto punto, pero estaba segura de que probablemente iba a ser un encuentro mortal“.
El equipo de Nan, que se encontraba en un barco cercano, también temía por su seguridad y abandonó la grabación de vídeo con drones porque temían filmar su muerte.
Ahora la bióloga espera compartir su vídeo, que ella y su equipo pudieron capturar, con el fin de ampliar la investigación y la conciencia de las acciones de las ballenas.
Este texto apareció originalmente en La Vanguardia, puedes ver el original aquí.
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