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Bárbara Beltrán es una líder climática y educadora ambiental de Perú, y está convencida de que los pueblos indígenas pueden aportar grandes soluciones a la vida sostenible que el mundo está buscando. Es por esto que ha creado Green Dreams, un proyecto que enlaza a los jóvenes de todo el mundo con las tradiciones y cultura propia de Latinoamérica.
Gracias a su pasión por la cultura indígena de sus raíces, Bárbara siempre ha sentido un gran respeto y admiración por el estilo de vida que practican los pueblos indígenas de su región en Perú y del resto de Latinoamérica. Después de formarse como profesional en turismo e international bussiness, decidió iniciar su acción social y climática en Alemania participando en un voluntariado enfocado con los ODS, especialmente en la educación.
Así comenzó dando clases a jóvenes en institutos sobre el cambio climático, sus impactos negativos en la sociedad y la sostenibilidad. Mezclando sus conocimientos pudo especializarse más en el campo de turismo sostenible, siempre utilizando ejemplos de países de Latinoamérica, como Costa Rica, Perú y Belice. El año pasado, Bárbara también fue reclutada por One Young World para ser embajadora, una organización que busca talentos y jóvenes de todo el mundo, representando al continente sudamericano; y este 2022 será coordinadora en el congreso con sede en Tokio.
Fue después de esta experiencia que descubrió que podía hacer más sobre este tema. “Yo dije, bueno, quiero hacer algo por mi cuenta, quería trabajar con la gente indígena, porque yo los adoro, desde chiquita siempre tuve contacto con ellos, mis papás son de la selva, entonces era como siempre verlos”, cuenta Bárbara. “Además, son como la parte más marginada y vulnerable, ya que en Perú como el 60% son personas que vienen de orígenes indígenas y hay mucha discriminación. Cuando uno está afuera cro que aprecia más esto, entonces dije ‘tengo que hacer algo'”.
Así nació Green Dreams, el cual fundó sola con la ayuda de Unite 2030, una organización en Nueva York que le brindó consejos y mentorship para iniciar el proyecto.
Tal y como indica su sitio web oficial, Green Dreams busca ser un puente entre las culturas indígenas de pueblos en Latinoamérica y jóvenes del Norte y Sur global que buscan generar un impacto social y contribuir con el desarrollo sustentable de las comunidades más vulnerables en América Latina, así como aprender las diferentes prácticas sostenibles que han manejado estos grupos por generaciones, las cuales pueden ser las soluciones que necesitamos para construir un futuro sostenible.
Inicialmente, Bárbara está trabajando con comunidades de Perú, pero espera poder expandirse a más países, como México y Guatemala, en un futuro cercano.
“Es un programa educativo que yo quiero trabajar con pueblos indígenas para que ellos compartan su sabiduría y su vida sostenible con jóvenes que quieran apoyar en lo que es cambio climático, y no solamente lo aprendan de libros o noticias… eso es muy superficial, yo pienso que al conectarnos con los pueblos indígenas vamos a entender mejor el contexto de lo que está pasando”, explica Bárbara.
El programa está dividido talleres que englobarán los conocimientos adquiridos por las comunidades, como hierbas y plantas medicinales, otro sobre la selva tropical y reforestación, vida salvaje y diversidad, trabajo social y voluntario y agricultura. Dentro de la parte social, los jóvenes que deseen aprender más de cerca sobre los pueblos indígenas podrán interactuar con ellos directamente o en línea como parte de un voluntariado.
Recientemente mientras estuvo en Perú, Bárbara tuvo la oportunidad de trabajar con el grupo de Arariwa, un programa de 35 años que también trabaja con pueblos indígenas y mujeres, por lo que pudo conocer a muchas familias y compartir distintas experiencias.
“Es curioso como voy (a las comunidades) y hay muchas personas que no confían o han tenido problemas con compañías. Yo fui con los mapuche de Chile, que son personas super cerradas, y me acerqué de manera super sencilla y les dije: ‘yo vengo aquí con las ganas de ayudar, el poquito de esfuerzo que me queda lo quiero invertir en ustedes, si están abiertos a compartirme sus conocimientos, no solamente ver el problema sino la solución’, y ellos me dijeron que sí y me compartieron sus contactos”, cuenta.
“En Perú fue diferente porque la gente es más abierta, hablé con un par de mujeres sobre mi proyecto, nos sentamos y les gustó, me dijeron que les pareció bonito que quisiera educar y expandir su cultura y que también van a ganar algo, que qué bueno que ame mis raíces”.
Bárbara también busca resolver otra problemática que ha afectado especialmente a estas comunidades, que es la pandemia y sus repercusiones económicas. “Yo lo que quiero es crear un programa que se pueda comercializar en Europa, porque aquí el sentimiento de sostenibilidad es más fuerte. Comercializando este programa es como un trabajo extra para los pueblos indígenas, ya que ahora con el turismo por la pandemia se ha apagado totalmente y la están pasando mal”.
Gracias a su determinación y pasión por el medio ambiente y transmitir el conocimiento de los pueblos que representa, Green Dreams ha recibido bastante apoyo e interés por parte personas y sobre todo jóvenes, que son el grupo objetivo de este programa. Muchos de ellos se han ofrecido como voluntarios para ayudar a Bárbara en el marketing y contacto de más personas, ya que sienten curiosidad de saber cómo son realmente los pueblos indígenas y los métodos sostenibles que practican. Incluso tuvo la oportunidad de presentar el proyecto en e museo de Londres, donde más jóvenes pudieron acercarse a ella.
“Green Dreams busca fomentar la educación ambiental, impactar a los jóvenes que se den cuenta que la vida más simple y natural puede ser una solución, especialmente con los jóvenes de ciudad, donde la vida es muy rápida y llevan un estrés increíble, a veces ni pensamos en lo que estamos comiendo o de donde viene nuestra comida”.
“En internet cuando hago mis clases les digo entren y les doy información y los chicos les encanta, quieren venir a Perú y apoyar y yo lo agradezco. Al final quedan con esa espinita de que Perú es más que solo Machu Pichu y lo que se le conoce, aprenden sobre la agricultura y la manera de adorar y respetar la Tierra que es algo que me encanta”.
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