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Según las autoridades locales, las inundaciones masivas y los deslizamientos de tierra provocados por días de fuertes lluvias en el estado más meridional de Brasil han matado a 55 personas.
Las autoridades dicen que otras 74 personas están desaparecidas en Rio Grande do Sul.
Casi 25,000 residentes se han visto obligados a abandonar sus hogares desde que comenzaron las tormentas el sábado pasado.
Al menos medio millón de personas se quedaron sin electricidad ni agua potable, y se esperan más lluvias.
La defensa civil de Rio Grande do Sul dijo que se confirmó que 55 muertes estaban relacionadas con las inundaciones, mientras que otras siete muertes están siendo investigadas para determinar si están relacionadas.
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El clima extremo ha sido causado por una rara combinación de temperaturas más altas que el promedio, alta humedad y fuertes vientos.
Más de la mitad de las 497 ciudades del estado se han visto afectadas por las tormentas, con carreteras y puentes destruidos en varias zonas.
Las tormentas también provocaron deslizamientos de tierra y el colapso de una presa hidroeléctrica cerca de la ciudad de Bento Gonçalves, matando a 30 personas.
Una segunda presa en la zona también corría riesgo de derrumbarse debido al aumento del nivel del agua, dijeron las autoridades.
En Porto Alegre, la capital regional, el río Guaíba se desbordó, inundando calles y sumergiendo algunos barrios.
El aeropuerto internacional de Porto Alegre suspendió todos los vuelos por un período “indeterminado”.
Un residente dijo que los daños eran “desgarradores”.
“Vivo en esta zona, así que lo siento por todos los que viven aquí. Es muy triste y lamentable que todo esto esté sucediendo”, dijo María Luiza a la BBC.
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El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, visitó la región y prometió ayuda del gobierno central.
Los meteorólogos han pronosticado que caerán más lluvias en la región a medida que un frente frío la atraviese.
El año pasado, más de 30 personas murieron en un ciclón en Rio Grande do Sul.
El Instituto Nacional de Meteorología de Brasil atribuyó el aumento de la intensidad y frecuencia de las precipitaciones al fenómeno climático El Niño.
Este texto apareció originalmente en BBC.
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