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La contaminación plástica se ha convertido en uno de los problemas más graves en la actualidad. Su producción anual supera las 300 millones de toneladas y sus desechos han invadido vertederos, calles, áreas naturales y océanos en todo el mundo.
Esta contaminación plástica no solo afecta los ecosistemas y vida animal, también influye en nuestra salud y sobre todo, contribuye al cambio climático.
La producción de plásticos está directamente ligada al uso de combustibles fósiles, ya que se crea por medio de la extracción y procesamiento de petróleo y gas natural, lo que emite una cantidad considerable de gases efecto invernadero.
Según PNUD, existen más de 16,000 sustancias químicas asociadas a los plásticos, en su mayoría con altos niveles tóxicos que son dañinos para la salud humana y de la naturaleza.
Además, la gestión inadecuada de los residuos plásticos, como la acumulación en vertederos o incineración, libera más gases nocivos a la atmósfera. Estudios han demostrado que si la producción de plásticos continúa al ritmo actual, para 2050, las emisiones asociadas con el plástico podrían representar el 15% del presupuesto global de carbono.
Existe una gran variedad de plásticos que terminan dañando nuestro ambiente, sin embargo, los plásticos de un solo uso suelen ser los más comunes y cuya producción sigue creciendo a un ritmo preocupante.
Como su nombre, estos plásticos son aquellos diseñados para ser utilizados una sola vez antes de ser desechados, tales como bolsas de compras, botellas, envases de alimentos, pajillas y cubiertos.
Estos productos se fabrican principalmente por convenciencia y bajo costo, tanto para las empresas como para los consumidores. Sin embargo, esta convenciencia tiene un alto costo ambiental, ya que la mayoría de estos productos no se reciclan correctamente y terminan en vertederos, incineradoras o en el ambiente.
Bolsas de plástico: Utilizadas en supermercados o comerciales para llevar compras. Al ser de densidad ligera pueden ser transportadas fácilmente por el viento, lo que las hace más fácil de esparcirse como basura plástica en nuestro ambiente. Además, pueden tardar cientos de años en descomponerse, gragmentándose en microplásticos que contaminan los suelos y el agua.
Botellas de plástico: Son los productos de un solo uso más comunes, ya que es la forma más práctica de consumir sodas, jugos, agua u otro tipo de bebidas, hasta para la venta de cualquier otro producto líquido. Aunque en su mayoría son reciclables, muchas veces no se reciclan adecuadamente y terminan mezclándose con el resto de desechos en el ambiente.
Según datos de 2023, al rededor de 60 millones de botellas de plástico son desechadas cada día en vertederos. Mientras que una botella de plástico puede tardar hasta 450 años en descomponerse.
Envases de alimentos: Se encuentran para entregar comida rápida, bandejas de alimentos en supermercados o envoltorios plásticos. También se utilizan para la venta de artículos. Al ser fabricados para resistir mayor tiempo y conservar los productos, muchos de estos recipientes no son fácilmente reciclables.
Pajillas y cubiertos: Aunque sean pequeños, estos productos son extremadamente problemáticos debido a su uso masivo y corta vida útil. Además, por su tamaño y forma son difíciles de reciclar o terminan colándose en los océanos más fácilmente, por lo que pueden causar mayor daño a la vida marina.
Lo primero que debemos hacer todos, tanto gobiernos y empresas como nosotros individualmente, es reducir la producción y consumo de plástico, especialmente de un solo uso, buscar alternativas reusables o más sostenibles y rechazar la tendencia de consumo desechable.
Descubre: cómo reducir tu consumo de plástico
Prohibiciones y restricciones: Muchos países y ciudades ya han implementado leyes que restringen el uso de plásticos de un solo uso en negocios y comercios, especialmente de bolsas y pajillas. Estas acciones influyen positivamente en reducir la producción de estos mismos.
Impulsar el reciclaje: Aunque sea una de las prácticas más antiguas, el reciclaje sigue siendo de gran ayuda para la gestión de estos plásticos y evitar que terminen en vertederos o nuestro ambiente. Sin embargo, esta práctica aún no está bien implementada en todas las ciudades y vencindarios.
Se deben mejorar las infraestructuras de reciclaje y educar al público sobre la importancia del reciclaje y cómo gestionarlo desde casa.
Alternativas sostenibles: Al promover el uso de alternativas al plástico, como bolsas reutilizables, botellas de acero u otro material reusable, envases y utensilios reusasbles o biodegradables, podemos disminuir significativamente la dependencia a los plásticos de un solo uso.
Programas de recolección y limpieza: Parecido al reciclaje, se pueden implementar iniciativas comunitarias o campañas de limpieza para recoger y gestionar los resiuos plásticos, ya sea en nuestros hogares o de sitios públicos que estén contaminados.
Apoyo a la innovación de materiales sostenibles: Podemos apoyar a la investigación y desarrollo de materiales que sean menos dañinos para el medio ambiente. Gracias a los avances tecnológicos, cada vez es más posible encontrar una alternativa a los materiales convencionales que no suelen ser amigables con el ambiente.
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