Suscríbete
Agosto de 2024 fue el mes más caluroso registrado, coronando el verano más caluroso de la Tierra desde que comenzaron los registros globales en 1880. El estrés térmico es ahora la principal causa de muertes relacionadas con el clima en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud; y con la típica “jungla de cemento” caracterizada por la falta de espacios verdes y un predominio de estructuras y calles de cemento que absorben el calor, las comunidades urbanas se ven desproporcionadamente afectadas.
Un número cada vez mayor de organizaciones están trabajando para abordar esto aumentando la cobertura de árboles urbanos, facilitando el acceso de la comunidad a los espacios verdes y agregando revestimientos que reflejen la luz solar a los edificios y áreas pavimentadas para ayudar a mitigar el efecto de isla de calor, pero estos esfuerzos siguen siendo fragmentarios y las comunidades urbanas están nerviosas.
Acción urbana: Activistas liberan árboles asfixiados por concreto en CDMX
Un nuevo informe de de The Economist Group, respaldado por Zurich Insurance Group, destaca las preocupaciones de los residentes urbanos sobre la preparación de sus ciudades para manejar los impactos del cambio climático, así como los posibles caminos a seguir. Resiliencia desde la base: evaluación de enfoques a nivel de ciudad para el riesgo climático y la adaptación se basa en una investigación exhaustiva que incluye una revisión de la literatura, entrevistas con 15 expertos en clima y una encuesta de población general que involucró a 5,000 residentes de 10 ciudades importantes de todo el mundo: Ámsterdam, El Cairo, Ciudad del Cabo, Dubái, Yakarta, Madrid, Bombay, Nueva York, São Paulo y Tokio.
El estudio profundiza en cómo los residentes urbanos perciben el cambio climático, las adaptaciones necesarias para sus ciudades y su sentido de responsabilidad personal hacia las cuestiones climáticas. Los conocimientos tienen como objetivo proporcionar estrategias viables para construir entornos urbanos resilientes capaces de soportar los efectos cada vez más intensos del cambio climático.
Como era de esperar, el estudio revela que las ciudades no están preparadas para los riesgos climáticos; y esta falta de preparación amenaza la seguridad, la salud y los medios de vida de los residentes. Como señala Janice Barnes, fundadora de Climate Adaptation Partners, la resiliencia climática es más que sobrevivir a la próxima inundación, sequía u ola de calor; Se trata de garantizar que nuestras comunidades, ciudades y economías puedan prosperar frente a los riesgos climáticos cada vez más graves: “Todas las inversiones deben considerarse teniendo en cuenta el clima”, afirma.
La falta general de confianza en la capacidad de los sistemas urbanos para soportar los impactos crecientes del cambio climático refleja lagunas en la planificación urbana y la preparación de la infraestructura. Los habitantes de las ciudades temen, con razón, que los sistemas de los que dependen (transporte público, suministro de agua, redes de energía) no puedan hacer frente a los impactos cada vez más graves del cambio climático.
Te recomendamos: París es una ciudad con movilidad verde y cada vez con menos autos
Sunandan Tiwari, director de implementación global de ICLEI (Gobiernos locales por la sostenibilidad), afirma que se está agotando el tiempo para pasar de respuestas reactivas a desastres a una planificación proactiva de la resiliencia climática: “Las ciudades deben desarrollar sistemas que puedan absorber los impactos climáticos más allá de las capacidades actuales”, afirma.
Las percepciones sobre la preparación climática de las ciudades varían. Entre las 10 ciudades encuestadas, São Paulo, Tokio y Nueva York son consideradas las menos preparadas para los riesgos relacionados con el clima: solo el 3% de los encuestados considera que São Paulo y Tokio y el 6% de los encuestados de Nueva York consideran que sus ciudades están “muy preparadas”.
En cambio, se considera que El Cairo es la más equipada para manejar los riesgos climáticos: más de un tercio de los encuestados (37%) la califican de “muy preparada”. Esta relativa confianza en la preparación de El Cairo puede atribuirse a sus esfuerzos de larga data para abordar desafíos climáticos clave como la escasez de agua. La ciudad ha logrado avances sustanciales para asegurar su futuro en materia de agua al garantizar el acceso al agua potable y al saneamiento para todos los residentes. Otro factor puede ser la prolongada experiencia de El Cairo en el enfrentamiento de estos desafíos, que puede haber reducido las preocupaciones de los residentes sobre sus posibles impactos.
El informe también destaca estudios de casos que examinan las medidas que están adoptando ciudades como Londres, Madrid, Río de Janeiro, Sídney y Cary, Carolina del Norte, para reforzarse y resistir mejor los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más intensos y frecuentes que se producen en todo el mundo.
En primer lugar, la resiliencia climática no es sólo una tarea de los departamentos ambientales, sino que abarca sectores como el transporte, la vivienda, la salud y las finanzas, que a menudo operan de forma independiente.
Pero los gobiernos municipales no pueden generar resiliencia por sí solos, y la colaboración público-privada suele ser insuficiente: el 57% de los encuestados citó esto como una barrera importante para una adaptación climática efectiva en sus ciudades. El informe destaca la necesidad de innovación, compromiso y acción colectiva entre los gobiernos, las empresas y los individuos.
El informe señala la oportunidad y el impulso para que las empresas den un paso adelante para adaptarse a las condiciones climáticas extremas y apoyen a las personas para que realicen cambios más significativos. Como fuente principal de actividad económica y empleo urbano, las empresas tienen un papel importante que desempeñar. Las empresas tienen los recursos y la experiencia técnica para ayudar a desarrollar soluciones asequibles adaptadas a las necesidades locales, ayudando a cerrar la brecha entre la política nacional y la implementación local.
Al forjar alianzas público-privadas y promover una gobernanza transparente e inclusiva, podemos preparar nuestras ciudades para prosperar frente a los riesgos climáticos.
Este texto apareció originalmente en Sustainable Brands.
Suscríbete a nuestro boletín
Lo más importante en tu buzón cada semana