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La región de Asia-Pacífico pierde anualmente 675,000 millones de dólares, lo que equivale a un 2.4 % de su PIB, debido a los desastres naturales intensificados parcialmente por la crisis climática.
Así lo recordaron los representantes de la ONU durante la Semana Climática en Asia-Pacífico celebrada en Bangkok para hacer avanzar la agenda medioambiental antes de las cumbres sobre crisis climática de septiembre en Nueva York y de diciembre en Chile.
Ante esta situación, Alisjahbana ha destacado la petición del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para que los países de todo el mundo frenen la construcción de centrales de carbón para el año que viene.
“Es todavía un desafío, pero también una oportunidad”, ha afirmado la representante de la ONU en referencia a los potenciales beneficios para la economía de las inversiones en energías renovables.
En una conferencia de prensa, el subsecretario general de la oficina de la ONU para Asia-Pacífico, Kaveh Zahei, ha destacado que desastres como las olas de calor, las sequías y los ciclones actualmente son calificados de “sin precedentes” debido al calentamiento global.
Zahei ha alertado que las emisiones de gases contaminantes en Asia-Pacífico no han alcanzado aún su punto álgido y que países como China e India continúan dependiendo en gran medida del carbón pese al aumento de la inversión en renovables.
Además ha afirmado que los países de la región deben abandonar los subsidios a las energías fósiles y ha agregado que en muchos casos la generación de energía a partir de fuentes limpias se está abaratando y puede llegar a ser más económica que el carbón o el petróleo en algunos casos.
Ningún representante de la ONU se ha atrevido a predecir si los países de Asia-Pacífico frenarán la construcción de centrales de carbón para el 2020, aunque la tendencia hasta ahora sugiere que continuarán.
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En un informe el año pasado, el panel intergubernamental de expertos en cambio climático (IPCC) de la ONU advirtió de la necesidad de acometer acciones “urgentes y sin precedentes” para limitar el aumento de la temperatura del planeta a 1.5°C con respecto a los niveles preindustriales.
Los científicos aseguran que este objetivo es posible económica y técnicamente para evitar ese aumento del calentamiento global y alertan de que es crítico mantener el nivel al menos por debajo de los 2°C.
El incremento de 1.5°C grados ya tendrá repercusiones irremediables como el aumento de las sequías en la región del Mediterráneo o inundaciones costeras en el Sudeste Asiático que afectará negativamente a los ecosistemas y a los cultivos, poniendo incluso en peligro la seguridad alimentaria de ciertas áreas.
Este texto apareció originalmente en EfeVerde, puedes ver el original aquí.
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