Nuevo líder para la lucha del cambio climático
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- Escrito por NYTimes.com - Foto por REUTERS/Kevin Lamarque/Files
Durante años, el gobierno de Barack Obama presionó, engatusó y suplicó a China para que se comprometiera a limitar el uso de combustibles fósiles para intentar frenar los efectos mundiales del cambio climático.
El presidente Obama y otros funcionarios consideraron que las promesas de Pekín y Washington eran cruciales: China es el mayor emisor de gases de efecto invernadero, seguido de Estados Unidos.
En los próximos años, se podrá observar una dinámica totalmente opuesta. La orden ejecutiva que firmó el presidente Donald Trump el 28 de marzo, la cual tiene como objetivo deshacer muchas de las políticas del gobierno de Obama sobre el cambio climático, transforma los papeles de las dos potencias.
Ahora, es mucho más probable que el mundo vea cómo China presiona a Estados Unidos para que honre sus compromisos e intente cumplir con el contenido y el espíritu del Acuerdo de París de 2015, aunque Trump haya señalado que no tiene intención de hacerlo.
Global Times, un periódico estatal chino, usó un lenguaje más severo en una editorial que reprende al gobierno de Trump por “evadir con descaro su responsabilidad en el cambio climático”.
“China quiere asumir el papel de Estados Unidos como líder climático, y lo han incorporado a sus planes para los próximos cinco años”, agregó, refiriéndose a los planes de desarrollo económico que elaboró el gobierno chino.
Incluso antes de la campaña presidencial del año pasado, Trump había hecho declaraciones congruentes con su negación del cambio climático; dijo que el cambio climático era un engaño creado por China. También ha amenazado con retirar formalmente a Estados Unidos del Acuerdo de París. Desde la elección de Trump en noviembre, altos funcionarios y líderes chinos han estado ocupándose del problema al exhortar a todos los países, incluido Estados Unidos, a que cumplan sus compromisos climáticos.
“Washington tiene la obligación de ser ejemplo para los esfuerzos de la humanidad contra el calentamiento global, y ahora el gobierno de Trump se ha convertido en el primer gobierno de una gran potencia en tomar acciones opuestas al Acuerdo de París”, señaló el diario. “Está socavando la gran causa humana de intentar proteger la Tierra; el giro es irresponsable y muy decepcionante”.
La mayor encrucijada retórica se produjo en enero, cuando Xi Jinping, presidente de China, dijo en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, que el Acuerdo de París debería permanecer en vigor.
“Todos los firmantes deben atenerse al acuerdo en vez de alejarse de él, ya que esta es una responsabilidad que debemos asumir para las generaciones futuras”, dijo.
Otros funcionarios chinos en Davos repitieron ese mensaje, incluido el ministro de Energía, Nur Bekri, y altos ejecutivos de las empresas estatales.
En una entrevista reciente, Chai Qimin, investigador del cambio climático, dijo que las políticas adoptadas en una reunión reciente del Partido Comunista mostraron que China “ha atribuido cada vez más importancia a la civilización y el desarrollo ecológicos”.
“Todos se están tomando esto cada vez más en serio”, añadió.
El miércoles, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores dijo en una conferencia de prensa programada en Pekín que todos los países del Acuerdo de París deben “cumplir con sus compromisos” y que China cumplirá sus promesas “a pesar de los cambios en las políticas de otros países”.
La participación china es fundamental para las iniciativas mundiales en materia de cambio climático. Con su crecimiento económico y su desenfrenada construcción de infraestructura, China consume la misma cantidad de carbón que el resto del mundo en conjunto. La quema de carbón, esencial para las industrias de energía, acero y cemento en el país, genera enormes cantidades de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero. Así que defensores del medio ambiente y funcionarios de todo el mundo constantemente dicen que China debe acabar con su adicción al carbón.
Sin embargo, a diferencia de Estados Unidos, líderes y altos funcionarios chinos han afirmado constantemente que el cambio climático es un problema serio, y reconocieron que es importante cambiar la combinación de energía para alejarse de las fuentes de combustibles fósiles.
Además, debido a su crisis de contaminación atmosférica, en 2013 China anunció políticas para limitar el uso del carbón en los tres centros de población más grandes del país. Más recientemente, los científicos han dicho que hay un ciclo peligroso en el trabajo: los patrones atmosféricos del cambio climático están exacerbando el esmog.
“China está recortando el carbón debido a sus costos mortales para la salud humana, así como sus altas emisiones de carbono, y planea una transición a fuentes de energía del futuro y no de ayer”, dijo Isabel Hilton, fundadora de Chinadialogue, un prominente sitio web que informa sobre políticas y temas ambientales. “El presidente Trump parece decidido a revivir una fuente de energía del siglo XIX en lugar de buscar la promesa del siglo XXI”.
Que Trump hable a favor del carbón y la improbabilidad de que su gobierno presione a China para que reduzca los combustibles fósiles podría significar que los intereses a favor del carbón en China, incluso entre las empresas estatales de energía, se esforzarán más por presionar a los funcionarios que ponen límites al carbón.
Sin embargo, en los últimos años, el consumo de carbón en China ha disminuido ligeramente, lo cual ha sorprendido a muchos analistas e investigadores. La desaceleración económica de China —de décadas de crecimiento anual de dos dígitos a 6,7 por ciento el año pasado— ha sido un factor importante. Los analistas dicen que pareció haber un aumento en el uso del carbón durante parte del 2016 debido a las políticas de estímulo económico, pero las estadísticas preliminares publicadas en febrero indican que el consumo total de carbón disminuyó el año pasado en comparación con 2015.
Con cifras como esas, los investigadores sostienen que China puede alcanzar un punto máximo de emisiones de carbono en 2025, cinco años antes de su meta definida de 2030.
China también ha hecho promesas sobre el porcentaje de energía total que será generada por fuentes de combustibles no fósiles, entre ellas la energía hidroeléctrica, nuclear, eólica y solar. Xi ha dicho que, para 2030, el 20 por ciento de la energía de China provendrá de fuentes como esas. Los funcionarios chinos ahora enfrentan el complejo problema de conseguir que se aproveche la energía generada por el viento y el sol, y que se utilice correctamente.
“El rechazo de Trump a las medidas reguladoras en torno al cambio climático crea un vacío en el liderazgo climático global que ahora China puede aprovechar”, dijo Alex L. Wang, profesor de derecho y experto ambiental de China en la Universidad de California en Los Ángeles. “En los últimos años, varios factores —los niveles críticos de contaminación, las oportunidades económicas del desarrollo verde y las preocupaciones sobre los riesgos domésticos del aumento de las temperaturas— han hecho que China tome medidas contra el cambio climático. Las acciones de Trump no afectan estos factores subyacentes”.
Además, China ha dicho que a finales de este año pondrá en marcha un mercado nacional para las cuotas de gases de efecto invernadero, comúnmente conocido como un programa de límites máximos. Ha experimentado con siete de estos mercados regionales, y ya ha tenido problemas con ellos, pero el gobierno está decidido a establecer un programa nacional para ponerle precio al carbono e imponer un costo a las empresas que generan grandes cantidades de dióxido de carbono, según dicen asesores de políticas chinos.
China parece superar su desempeño en otros objetivos además de su fecha de punto máximo en emisiones de carbono. Había declarado que para 2020, el 58 por ciento de su energía provendría del consumo de carbón. Las estadísticas oficiales indican que China podría cumplir con ese objetivo a tiempo. Los funcionarios chinos ahora dicen que esperan conseguir que el número baje a un 60 por ciento este año.
Un informe publicado en enero por el Instituto para la Economía Energética y el Análisis Financiero, con sede en Ohio, dijo que China es el líder mundial en inversión nacional en energía renovable y sectores asociados de bajo consumo de emisiones, con 103 mil millones de dólares invertidos en 2015. Además, China hará que esta estrategia sea mundial; el año pasado, invirtió 32 mil millones de dólares en grandes acuerdos en el extranjero que implican energía renovable.
“Existen claras diferencias entre el enfoque chino y la administración de Trump en cuanto al cambio climático”, dijo Hilton. “Aunque la administración de Trump al parecer piensa que actuar contra el cambio climático es un desperdicio de dinero y amenaza el empleo en Estados Unidos, China cree que invertir en medidas climáticas es esencial para asegurarles un futuro seguro y próspero a los ciudadanos chinos, así como una oportunidad estratégica de desarrollar y suministrar las tecnologías del futuro”.