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La magnitud y frecuencia de los incendios en México aumenta año con año, cada vez son menores los intervalos entre los años críticos. El 2019 fuimos testigos de la magnitud de los incendios azotaron el país, arrasando miles de hectáreas de superficie boscosa, principalmente en la zona centro y sur del país, causando problemas de contaminación de aire que dejaron a la Ciudad de México en una contingencia por mala calidad de aire durante varias semanas.
Y en el 2020 ya comenzamos a observar cómo aumentan los incendios semana a semana, ahora mismo existen 66 incendios activos en 15 estados del país.
El mal manejo del fuego en el sector agrícola y los fuegos ocasionados para el cambio de uso de suelo para la ganadería o la urbanización, aunado a las condiciones climáticas de aumento de la temperatura y sequías, efectos del cambio climático, han provocado que los incendios forestales sean cada vez más frecuentes poniéndonos en una situación sumamente grave, y no se tienen las capacidades suficientes para atenderlos, pues desde 2012 la Comisión Nacional Forestal ha visto una reducción en su presupuesto del 43%.
Durante el 2019 más del 60% del país presentó algún grado de sequía de acuerdo con CONAGUA y el Sistema Meteorológico Nacional pronostica que 2020 será aún más cálido y seco que el anterior, basta decir que la CONAGUA declaró un estado de emergencia por sequía extrema en el país a inicios de abril.
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Los incendios pueden tener consecuencias devastadoras para nuestra biodiversidad, México es un país megadiverso con una gran cantidad de especies microendémicas, es decir, son altamente dependientes de un ecosistema determinado para su supervivencia, que al verse afectado por los fuegos pueden estar en un riesgo importante de desaparecer.
Los incendios devastadores que hemos experimentado en Australia, California, Siberia, Brasil y México son una manifestación más de la crisis climática que experimentamos y resulta en un proceso que se retroalimenta, ya que los bosques son reguladores térmicos que captan una enorme cantidad de dióxido de carbono, cuando estas superficies se incendian, además de perder los servicios ambientales de captación, también se emiten grandes cantidades de carbono debido a la combustión de biomasa.
México debe reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, donde el sector energético es el que más contribuye, por lo que apostar por fuentes renovables ayudaría a frenar el aumento en la temperatura que hace que nuestro país sea cada vez más seco y caluroso.
Aumentar y etiquetar los recursos destinados a la mitigación y adaptación al cambio climático.
Aumentar las capacidades financieras, técnicas y de personal de las instituciones encargadas de la vigilancia, prevención y el manejo de los incendios: CONAFOR, CONABIO y SEMARNAT.
Aplicación efectiva de la ley para evitar los fuegos que tienen por objetivo el cambio de uso de suelo. Es muy importante que las superficies incendiadas sean decretadas como sitios de restauración ambiental para prevenir el cambio de uso de suelo.
Está en nuestras manos construir un mundo más verde y justo, donde el cuidado de la naturaleza y el respeto a los derechos humanos sean lo más importante, antes que el “desarrollo” mal planeado.
Este texto apareció originalmente en Greenpeace, puedes ver el original aquí.
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