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La crisis sanitaria mundial ha forzado el cese del reciclaje en diversos países de la región, provocando consecuencias medioambientales y sociales. El 80% de la basura reciclada es recolectada por los recicladores.
Cada 17 de mayo se conmemora el Día Mundial del Reciclaje. No obstante, este año la celebración tuvo un sabor amargo ya que en muy pocos países de América del Sur los recicladores han podido continuar de alguna manera con su tarea. Igualmente, en Centroamérica, su actividad ha quedado completamente paralizada debido a la crisis sanitaria mundial del coronavirus.
Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cerca de 4 millones de personas en América Latina viven de reciclar, recolectar y procesar residuos de papel, plástico, vidrio, metal, cartón y papel. Y aunque la región produjo un promedio de 231 millones de toneladas de residuos urbanos en 2016, en América Latina se recicla menos del 3% de la basura que se produce y de ese porcentaje, el 80% de los residuos es gestionado por los recicladores.
Estos se concentran mayoritariamente en Brasil, México y Colombia, aunque “tenemos una gran cantidad en Argentina, Chile, contextos medianos de recicladores en Ecuador y en Perú, y en Centroamérica y Bolivia tienen una cantidad proporcional al tamaño del país” dijo a DW Jadira Vivanco, Coordinadora de proyectos de la Iniciativa de Reciclaje Inclusivo.
El sector se caracteriza por el trabajo informal, aunque existen excepciones. “En Colombia, de cada diez recicladores, cuatro o cinco están formalizados y esto ha sido debido a la política pública, un marco de normalización muy fuerte que acompaña el reconocimiento de su labor”, recalcó Vivanco agregando apuntando a los esfuerzos de Chile y Ecuador en la formalización del sector.
Se trata de una situación que difiere de Centroamérica donde, solo en Panamá existe una organización legalizada formalmente.
Además del trabajo en condiciones insalubres y la estigmatización del sector, la aparición del coronovirus ha agregado nuevas dificultades con la prohibición de muchos gobiernos a ejercer esta actividad debido a la crisis sanitaria mundial. No obstante, el gobierno colombiano permitió de manera oficial la actividad de reciclaje dentro de las actividades que estaban eximidas de las cuarentenas obligatorias.
“Hay otros países que están caminando a este proceso: El Salvador reabrió operaciones paulativamente para recicladores de oficio en un horario estimado”, agregó Vivanco.
En Ecuador los programas de reciclaje están suspendidos desde hace dos meses y 1,200 recicladores están recibiendo alimentos y manutención para asegurar su subsistencia. Se trata de una medida que también se está llevando en otros países centroamericanos como Panamá, República Dominicana y Costa Rica que se encuentran en la misma situación.
“Por este motivo, se está elevando una carta a las autoridades para que los recicladores puedan retornar a la actividad”, dijo Marisol Landau, presidenta de la Fundación Social por Panamá (FAS).
En el país existen 600 personas que se dedican a esta actividad, que pueden llegar a un millar si se tienen en cuenta a quiénes ejercen la actividad de manera itinerante.
Landau explicó que los trabajadores del sector, así como el resto de desempleados del país, están recibiendo “bolsas de alimentos” a través de la organización Panamá Solidario.
“Algunos están a la expensa de la asistencia que brinda el estado, otros, en el interior, se salvan porque tienen terreno y pueden sembrar alguna cosa”, agregó Rubén Rodríguez, voluntario del Movimiento Nacional de Recicladores de Panamá, organización que, junto al Banco de Alimentos, se está encargando de surtir dichas bolsas “de manera más frecuente”.
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“No se sabe cuándo podremos trabajar porque la situación se está poniendo cada día más difícil en Costa Rica”, lamentó Seidy Franco, presidenta de la asociación de recicladores de Liberia. Franco, que no trabaja desde hace dos meses y está pendiente de recibir ayuda gubernamental, se mostró preocupada por la reactivación de la actividad. “No se puede trabajar sin un equipo adecuado para prevenir el contagio”, subrayó.
El futuro post-COVID-19 también inquieta a Landau. “FAS Panamá está elaborando un protocolo de actuación que se compartirá con el resto del sector”, avanzó.
Esta idea a nivel local, se suma a la Guía de buenas prácticas para el trabajo seguro de los recicladores de base en tiempo de COVID-19, de carácter regional, elaborada por la Iniciativa de Reciclaje Inclusivo con la participación de recicladores, de organismos multilaterales y funcionarios de gobierno, explicó Pablo Baños, gerente de comunicaciones de la Fundación Avina, que junto al BID y empresas privadas crearon la Iniciativa de Reciclaje Inclusivo.
“Ha sido apropiada por el Ministerio de Ambiente de Perú, que hizo un protocolo basado en esa guía, llegó también a Chile y estamos esperando traducirla para hacerla circular en Brasil”, agregó. Así, sus promotores confían que sirva para afrontar los retos de futuro que plantea la pandemia en la región.
Este texto apareció originalmente en DW, puedes ver el original aquí.
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