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¿Qué pasa si los glaciares se derriten a raíz del cambio climático? Bueno, pues les echamos hielo. Por lo menos esa es la teoría detrás de un pionero – y extravagante – intento de salvar un famoso glaciar en Suiza.
La idea es crear nieve artificial y soplarla sobre el glaciar Morteratsch en Suiza cada verano, con la esperanza de que protegerá el hielo y, finalmente, hacer que el glaciar vuelva a crecer.
Johannes Oerlemans de la Universidad de Utrecht en los Países Bajos, quien elaboró el plan la luz del sol es la que derrite el hielo, pero “mientras haya nieve en la parte superior, el hielo debajo no se afecta”, dijo el mes pasado en la Reunión Anual de la Unión Europea de Geociencia en Viena, Austria. Este sería el primer intento a gran escala en todo el mundo.
Como muchos de sus vecinos alpinos, Morteratsch se está encogiendo debido al calentamiento global. Ha disminuido en longitud de 8.5 kilómetros en 1860 a 6 kilómetros hoy, y está perdiendo 30 a 40 metros por año.
Morteratsch es una gran atracción turística y algo de un tesoro nacional porque es el único glaciar con un “hocico” que es fácilmente accesible. “Los lugareños afirman que es el único lugar donde se puede llegar a un glaciar desde una silla de ruedas”, dice Oerlemans.
Deseosos de tratar de salvar su activo económico, la gente de la cercana localidad de Pontresina pidió a Oerlemans y a sus colegas locales que elaboraran un plan para salvarlo. Los locales se habían inspirado en las historias de que revestimientos hechos a un glaciar más pequeño llamado Diavolezzafirn le habían ayudado a crecer hasta 8 metros en 10 años.
Así que los lugareños se preguntaban si un esquema similar restauraría Morteratsch, y así pusieron a Oerlemans a trabajar.
Analizando el trabajo previo que demuestra que la nieve natural puede ayudar a los glaciares a crecer, él concluyó que el glaciar podría recuperar hasta 800 metros de longitud en 20 años si tenía una cubierta. Concluyó que apenas algunos centímetros de nieve artificial soplada sobre una meseta de 0.5 kilómetros cuadrados arriba del glaciar cada verano podría ser suficiente para proteger el hielo debajo.
“En principio, hasta el “hocico” podría volver a crecer”, dice Oerlemans.
Oerlemans dice que tomaría 4,000 máquinas de nieve para hacer el trabajo, produciendo nieve mezclando explosiones de aire con agua, que se enfría a través de la expansión para crear cristales de hielo.
Por el m0mento, un proyecto piloto financiado por los locales está en marcha. En el piloto, Oerleman y sus colaboradores pasarán una temporada soplando nieve sobre un pequeño glaciar artificial al pie de Diavolezzafirn. Si funciona, hay esperanzas de que el gobierno suizo proporcione los millones de euros necesarios para el plan mucho más amplio.
“Eso requeriría una participación nacional”, dice Oerleman. Pero si resulta ser eficaz, podría inspirar proyectos similares para salvar glaciares en otras partes del mundo.
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