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Como resultado del cambio climático, ver granizo del tamaño de una pelota de golf que puede romper los vidrios de los autos y dañar los cultivos, será algo “normal” para distintos sectores de Norteamérica.
Esto según un nuevo estudio publicado en la revista Nature Climate Change que analizó cómo las condiciones climáticas proyectadas en las próximas décadas afectarán la lluvia con granizo, incluyendo su frecuencia y el tamaño de las “piedras” producidas.
Se ha investigado mucho sobre cómo el cambio antropogénico del clima afectará la frecuencia de estas tormentas sobre Norteamérica, relacionado con los resultados que indican que las tormentas eléctricas severas llegarán a ser más comunes en los años venideros. Aún no se logra comprender bien cómo van a cambiar las características peligrosas de estas tormentas, como el tamaño del granizo y los tornados.
El granizo plantea un riesgo económico de miles de millones de dólares en daños cada año. Las tormentas pequeñas, con piedras de menos de 2 centímetros de ancho, tienen el potencial de causar daños severos a los cultivos, especialmente si golpean cuando las plantas están en etapa de crecimiento. Tormentas más grandes, con piedras entre 2cm-4cm, pueden causar daños significativos.
“Los daños pueden ser peores si el granizo es acompañado por fuertes vientos o si caen grandes cantidades de granizo dentro de ese rango de tamaño”, comentó la autora del estudio, Julian Brimelow.
El granizo se forma durante las tormentas eléctricas, cuando las corrientes ascendentes transportan gotas de agua lo suficientemente alto como para que se congelen. Estas pueden crecer más dependiendo de la cantidad de agua que se congele en cada una. Al volverse demasiado pesadas para ser transportadas por las corrientes ascendentes, caen literalmente como piedras .
En el estudio, los científicos analizaron cómo el granizo responderá a las altas temperaturas globales pronosticadas bajo el escenario “A2” del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, que está en el extremo superior del espectro del cambio climático.
El equipo creó simulacros de granizo sobre América del Norte entre 2041 y 2070. Luego las compararon con las condiciones actuales, entre 1971 y 2000. Sus proyecciones muestran cómo en la mayoría de los lugares habrá una reducción en el número de días de granizo durante la primavera y el verano. Sin embargo, cuando se den estas tormentas, las piedras serán mucho más grandes, entre 2-4cm.
Brimelow dice que espera que sus hallazgos sean usados para evaluar cómo el daño de granizo va a cambiar en las próximas décadas. “Esperamos ciertamente que este trabajo ayude a las autoridades, incluyendo códigos de construcción, por ejemplo, para tomar decisiones informadas y estar preparados para el futuro”, dice. “Sería útil que alguien examinara los impactos socioeconómicos, teniendo en cuenta el crecimiento futuro de la población y las infraestructuras”.
En un artículo relacionado con News & Views, John Allen, de la Universidad Central de Michigan (Estados Unidos), dijo que el estudio “proporciona una visión importante y muy necesaria de las implicaciones del calentamiento antropogénico en la frecuencia y tamaño del granizo”.
Señala que el estudio no está libre de limitaciones: las tormentas individuales que producen granizo pueden cambiar el carácter y los niveles de precipitación, por lo que la predicción es difícil. Esto muestra la necesidad de observar cómo las tormentas individuales responderán a las futuras condiciones climáticas.
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