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En los últimos años se ha vuelto cada vez más común enmarcar el problema del cambio climático como una especie de cuenta regresiva: cada año emitimos más dióxido de carbono, reduciendo la ventana para solucionar el problema, pero no lo cerramos todavía. Después de todo, algo podría cambiar. Las emisiones podrían comenzar a caer. Tal vez el próximo año.
Esta perspectiva ha permitido, al menos para algunos, la preservación de una forma de optimismo climático en la que grandes cambios, seguirán haciendo la diferencia. Christiana Figureres, ex directora de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, se reunió recientemente con un grupo de científicos y expertos en política climática para afirmar que quedan tres años para que las emisiones se reduzcan bruscamente. Si es que mantenemos la esperanza de limitar el calentamiento del globo a menos de 2°C por encima de las temperaturas preindustriales. A menudo se cita como el umbral donde comienza el calentamiento “peligroso” (aunque en verdad, esto es una cuestión de interpretación).
Sin embargo, una serie de estudios recientes ponen en tela de juicio ese limitado optimismo. Un grupo de investigadores del clima publicó una investigación que sugiere que el clima se ha estado calentando por más tiempo de lo que se pensaba debido a las influencias humanas. La lógica es clara: si la Tierra ya se ha calentado más de lo pensado, entonces hay menos dióxido de carbono restante que se pueda emitir y todavía evitar 2° de calentamiento.
Mientras tanto, dos nuevos estudios van más lejos hacia el avance de esta visión pesimista que afirma que hay pocas posibilidades de que el mundo se mantenga dentro de los límites del clima prescrito.
El primer estudio calcula la probabilidad estadística de varias cantidades de calentamiento para el año 2100 basado en tres tendencias: la población mundial, el PIB de los países (sobre una base per cápita) y la intensidad de carbono, o el volumen de emisiones para un determinado nivel de actividad económica.
La investigación concluye que el calentamiento mediano es probable que sea de 3.2°C y que hay sólo un 5% de probabilidad de que el mundo pueda mantener la limitación por debajo de 2°C y un 1% de probabilidad de que se puede limitar por debajo de 1.5°C.
“Hay mucha incertidumbre sobre el futuro, nuestro análisis refleja eso, pero también refleja que los escenarios más optimistas que se han utilizado en los objetivos parece muy poco probable que ocurran”, dijo el estadístico Adrian Raftery de la Universidad de Washington, Seattle (Estados Unidos). Raftery llevó a cabo el estudio, que acaba de publicarse en Nature Climate Change, junto con colegas de la Universidad de California, Santa Barbara y Upstart Networks.
La investigación es significativa porque 2°C se ha considerado a menudo como el umbral para el llamado cambio “peligroso” del clima. Figueres lo expresó de esta manera en una entrevista con CBS News: “La ciencia ha establecido durante bastante tiempo que debemos respetar un umbral de 2°, que es el límite del aumento de la temperatura que podemos permitirnos desde un punto de vista humano, económico y de infraestructura“.
El segundo estudio, mientras tanto, adopta un enfoque diferente, analizando cuánto calentamiento global ya se ha comprometido, ya que el calentamiento debido a algunas emisiones aún no ha llegado. Sin embargo, con el planeta en un llamado desequilibrio energético, ese calentamiento inevitablemente viene. El estudio fue conducido por Thorsten Mauritsen del Instituto Max Planck de Meteorología en Alemania y Robert Pincus de la Universidad de Colorado, Boulder (Estados Unidos).
Chris Mooney del Washington Post, habló con Glen Peters, experto en política climática del Centro para la Investigación Internacional del Clima en Oslo (Noruega), sobre los dos últimos documentos. Peters realmente sentía que el primer estudio podría ser un poco demasiado negativo. Toma en cuenta las políticas climáticas del pasado, señala, pero no la posibilidad de un aumento importante en la acción climática global en los próximos años, a diferencia de lo que hemos visto anteriormente. De hecho, el estudio señala que “nuestro modelo de predicción no incorpora explícitamente legislación futura que podría cambiar las emisiones”.
Sin embargo, Peters también admitió que el estudio sobre el calentamiento cometido reforzó una conclusión preocupante, ya que “es en un sentido imposible que no vamos a emitir más”. El resultado es que “estamos comenzando a partir de 1.5° y subiendo desde allí en las futuras emisiones que tengamos”, dijo.
El resultado de todas las últimas investigaciones es que mientras limitar el calentamiento a 2° parece poco probable y 1.5° casi imposible, permanecer dentro de algo como 2.5° todavía parece bastante posible si hay acción concertada. Y quién sabe si en treinta años, las emisiones negativas (tecnologías que nos permiten retirar dióxido de carbono de la atmósfera) pueden parecer mucho más factibles que ahora, proporcionando la opción de enfriar el planeta nuevamente en algún momento.
Este texto apareció originalmente en The Washington Post, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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