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Han pasado más de tres días desde que el huracán Harvey llegó a tierra firme en Texas (Estados Unidos), pero el desastre que se desató aún no ha terminado. Houston, la cuarta ciudad más grande de Estados Unidos, y partes del sureste de Texas están siendo golpeadas por las continuas lluvias y la tormenta ha provocado una nueva emergencia en el estado vecino de Luisiana. Al menos nueve muertes relacionadas con la tormenta han sido reportadas, decenas de miles han desalojado sus hogares y las autoridades federales estiman que cerca de medio millón de personas buscarán asistencia por el desastre.
Varios funcionarios del gobierno estadounidense describieron el impacto del huracán Harvey con superlativos apocalípticos. “Estamos viendo inundaciones catastróficas”, dijo Louis W. Uccellini, director del Servicio Meteorológico Nacional, quien advirtió que las aguas tardarían en retroceder. Los modelos de su agencia mostraron el río Brazos, que se extiende al suroeste de Houston, subiendo unos 18 metros.
William “Brock” Long, administrador de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, tuvo comentarios similares:
“No hemos visto un evento como este”, dijo. “No se puede dibujar este pronóstico. No podrías soñar esto”.
En este momento, la atención se centra en los esfuerzos de socorro y recuperación en curso, pero el factor del cambio climático no puede ser ignorado. El cambio climático puede no haber “causado” el huracán Harvey, pero parece probable que el aumento de temperaturas (la consecuencia de los gases de efecto invernadero producidos por el hombre atrapando el calor en la atmósfera) exacerbaron las condiciones de la tormenta.
El periodista Chris Mooney lo interpreta así: Las temperaturas más cálidas en el océano crearon un aumento en la humedad atmosférica, generando la precipitación masiva que golpea actualmente a Texas; el aumento del nivel del mar contribuyó a una oleada de tormenta más fuerte que inundó Houston; un clima más cálido hace que las tormentas sean más intensas antes de que lleguen a tierra.
Michael Mann, científico climático de la Universidad de Pensilvania, también señaló la influencia del cambio climático causado por el hombre en el movimiento inusual de la tormenta. A diferencia de la mayoría de los huracanes, Harvey se detuvo cerca de la costa en lugar de moverse hacia el interior, lo que significa que Houston fue golpeada por continuos aguaceros. Mann culpó a ese fenómeno de “vientos débiles imperantes, que no logran guiar la tormenta hacia el mar”, una consecuencia predicha por los modelos de cambio climático.
El presidente estadounidense Donald Trump, como lo señaló el columnista Ryan Cooper del medio The Week, ha presidido una guerra en la ciencia del clima dentro de su administración.
“Apenas unos días antes de que Harvey golpeara, Trump anunció que iba a rescindir de una orden ejecutiva del ex presidente Barack Obama que requería que los edificios recibieran fondos federales para considerar el cambio climático y construir sobre niveles extremos de inundación”, escribió Cooper. “Dado que hay un gran programa federal para proporcionar seguro contra inundaciones a muchos de estos edificios, esto equivale a un subsidio del gobierno para construir en las zonas propensas a inundaciones”.
Los expertos han advertido desde hace algún tiempo sobre los peligros que enfrentan los pobladores en Houston. Pero para cada Houston o New Orleans (Estados Unidos), hay peligros mucho más agudos que afrontan ciudades como Mumbai (India) y Daca (Bangladés).
Como es siempre el caso, son los pobres los que enfrentan el mayor peso de la calamidad. En Houston, muchos de los atrapados entre crecientes inundaciones no tenían los medios o la capacidad de evacuar. En el sur de Asia, las inundaciones que siguieron a las lluvias monzónicas mataron a más de 1,200 personas, muchas de las cuales eran campesinos cortados de los equipos de rescate. Un estudio reciente del Banco Asiático de Desarrollo encontró que cerca de 130 millones de personas en la India, Pakistán y Bangladés podrían estar en riesgo de ser desplazadas hacia fines del siglo como resultado del cambio climático.
“Hay más tormentas en partes de Europa y Estados Unidos que en décadas pasadas”, dijo a Reuters Ernst Rauch, director de Munich Re Corporate Climate Centre (Alemania) el cual monitorea los riesgos del cambio climático. “Son más severos. No veremos necesariamente un aumento en la frecuencia, pero podemos ver un aumento en la intensidad. Si lo vemos, tendríamos que ajustar nuestra prima de riesgo”.
Si los Estados Unidos y otros países no pueden manejar este tipo de escenas catastróficas, como las de Texas, esto se verá como algo “normal”.
Este texto apareció originalmente en The Washington Post, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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