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El calentamiento global se retroalimenta. El escenario más pesimista de Naciones Unidas pronostica para el año 2100 un aumento de la temperatura de hasta 6°C en verano en la región mediterránea. En invierno, el incremento alcanzaría los 3.8°C, si los gobiernos del mundo siguen sin ponerse de acuerdo para recortar las emisiones de CO2 y estas siguen desbocadas.
“Con el cambio climático en curso, las temperaturas medias subirán y la gente intentará enfriar sus espacios para mantener su productividad y su bienestar”, advierte la física alemana Leonie Wenz. “El aumento de la demanda de aire acondicionado forzará las redes eléctricas cuando haga calor”, alertó.
El equipo de Wenz, de la Universidad de Potsdam (Alemania), ha puesto cifras a ese futuro hipotético en 35 países europeos. “España es uno de los países con los mayores incrementos tanto en los picos diarios de mayor consumo como en el consumo global de electricidad, con un aumento de entre el 5% y el 6% hacia el final del siglo”, resumió Wenz. Su estudio, publicado en la revista científica PNAS, no tiene en cuenta otros factores, como el aumento de la población o el desarrollo industrial. “Imponemos el clima futuro a las economías actuales”, ilustró la física alemana.
En la actualidad, se necesita el equivalente a cuatro centrales nucleares de 1,000 megavatios para atender las 300 horas punta anuales, según los cálculos de Red Eléctrica de España. Durante esos momentos de mayor consumo, es más costoso generar electricidad porque se requiere activar las centrales de producción más caras, que además son las que más CO2 emiten.
“El dato destacado en este estudio es que la demanda asociada a calefacción se reducirá, mientras que la demanda asociada a refrigeración se dispara. Esto impacta en la demanda y en las características técnicas de las infraestructuras de generación y transporte”, reflexiona Teresa Ribera, ex secretaria de Estado para el cambio climático y directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales, con sede en París.
“Esto nos obliga a cambiar drásticamente nuestro modelo de generación y consumo, asegurando una electricidad 100% renovable en 2050, con un sistema que maximice el ahorro y la eficiencia y favoreciendo que otros consumos de energía final sean satisfechos con esa electricidad renovable, revolucionando la movilidad”, opina Ribera, ajena al nuevo estudio.
En el trabajo de Wenz también ha participado uno de los referentes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas, el economista Maximilian Auffhammer, de la Universidad de California, en Berkeley (EE. UU.). Los autores han analizado las temperaturas y el consumo de electricidad en 35 países europeos entre 2006 y 2012, para calcular los efectos del calentamiento global hasta 2100. El consumo de Suecia caería un 6%, a causa de una menor necesidad de calefacción. Estas diferencias entre el norte y el sur del continente harían que el consumo eléctrico global de Europa apenas cambiara. En 19 países, los picos de consumo pasarían del invierno al verano.
El nuevo estudio deja, no obstante, una ventana al optimismo. En escenarios con una ambiciosa mitigación del cambio climático, en línea según los autores con el acuerdo firmado en París por 195 países en 2015, por ejemplo, la intensidad de las horas punta en España aumentaría solo entre un 1.2% y un 2%.
Este texto apareció originalmente en el diario El País, puedes encontrar el original aquí.
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