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Éste es un artículo de opinión, su contenido expresa la postura de su autor Graham Readfearn y la profesora Nancy MacLean.
Habrás escuchado esa línea de discusión sobre los científicos del cáncer, ¿cierto? ¿El que dice que los científicos están en ello solo para que el gobierno les conceda dinero y que en realidad no quieren encontrar una cura, porque si lo hicieran estarían sin trabajo?
Por supuesto que no. Porque eso es ridículo y un poco, o mejor dicho, demasiado sin sentido. Para hacer tal argumento, uno necesitaría ser un cínico sobre sus motivos para poner constantemente su paga sobre el bienestar de millones de personas. Habría que pensar que los científicos no están motivados para ayudar a sus semejantes, sino que son impulsados sólo por el interés propio.
Esto sucede con los científicos del clima y el calentamiento global, que sus salarios dependen de él. Pero, ¿por qué tantos ‘escépticos’, que dudan y niegan la ciencia climática, se sienten cómodos al acusar a los científicos climáticos de estar sólo en ello por el dinero?
La profesora de historia de la Universidad de Duke (Estados Unidos), Nancy MacLean, sugiere algunas respuestas en su nuevo libro Democracy in Chains: the Deep History of the Radical Right’s Stealth Plan for America (Democracia en cadenas: la profunda historia sobre el sigiloso plan la derecha radical en América). En él se documenta cómo los conservadores ricos, en particular el multimillonario petroquímico Charles Koch, se asociaron con académicos neoliberales con el objetivo, dice MacLean, de socavar las funciones del gobierno en los Estados Unidos.
El personaje central de MacLean es el fallecido James McGill Buchanan, teórico y economista político que ganó un premio Nobel en 1986 por su desarrollo de la “teoría de la elección pública”.
Buchanan y Koch desarrollaron y propagaron sus ideas a través de una organización privada llamada la Sociedad Mont Pelerin (MPS). Un grupo influyente conocido como el “pensamiento colectivo neoliberal” que fue establecido en 1947 por el famoso economista del mercado libre Friedrich Hayek. Buchanan se unió en 1957. Koch, quien ha aportado millones de dólares a grupos que atacan la ciencia climática, se asoció en 1970.
MPS tiene cerca de 500 miembros en más de 40 países. Cuenta con muchos miembros estadounidenses que forman parte de grupos expertos que se encargan de impulsar la desinformación de la ciencia climática y atacar a todo lo relacionado a la energía renovable. Una lista de miembros de 2010 mostró miembros australianos, incluidos el jefe del Instituto de Asuntos Públicos, John Roskam, el ex primer ministro John Howard, la figura de negocios Maurice Newman y el ex senador Bob Day.
MacLean sostiene que en la mente de muchos exponentes de esta escuela de ‘elección pública’, las personas están motivadas principalmente por su propio interés.
En una entrevista en el festival de escritores de Brisbane (Australia), MacLean le dijo a Readfearn:
“Si lees algunas de las cosas de las personas en la escuela de ‘elección pública’, dirán que los científicos del clima solo están detrás del siguiente subsidio federal…intentarán desacreditarlos como seres humanos. Es algo muy tóxico e injusto”.
En 1992, dos académicos del Centro para el Estudio de la Elección Pública en la Universidad George Mason (EE. UU.) (un centro establecido y dirigido por Buchanan), escribieron un libro titulado The Economics of Smoking”. En el libro, el economista Robert Tollison argumentó que “la burocracia anti-cáncer se enfrentará a incentivos más débiles para encontrar y desarrollar tratamientos y curas eficaces contra el cáncer, además de enfrentarse a incentivos para ampliar los riesgos del cáncer”.
“Una cura para el cáncer dejaría a muchos burócratas del cáncer sin trabajo”, escribió Tollison.
El argumento es que estos “burócratas” anticancerígenos no estaban tan motivados para proteger a las personas de las condiciones dolorosas y mortales relacionadas con el tabaquismo, como el cáncer y las enfermedades del corazón. En su lugar, trabajaban menos con tal de no encontrar una cura para mantener su salario.
MacLean también hace referencia a una columna en el medio Bloomberg por la economista liberal y seguidora de Buchanan, Amity Shlaes. Ella escribió que la “teoría de elección pública” de Buchanan le explicaba todo sobre los verdaderos motivos de los funcionarios públicos.
“El interés de los funcionarios de salud para realizar pruebas de sangre para plomo en niños pequeños, tenía sentido cuando uno considera que encontrar niños envenenados, valida su trabajo”, escribió Schlaes, que se convirtió en miembro de la Sociedad Mont Pelerin en 2008.
“Así es como alguien podría pensar”, dijo MacLean. Sería ingenuo argumentar que el dinero nunca motiva a la gente a hacer ciertas cosas.
Pero para sugerir que el calentamiento global existe sólo porque los científicos del clima necesitan el dinero, es necesario ignorar el deshielo, el aumento del nivel del mar, el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, los últimos años calurosos, el retroceso de los glaciares, la acidificación y el calentamiento de los océanos y el blanqueamiento del coral.
O afirman que hay una conspiración para fabricar estos impactos a cambio de un salario.
Este texto apareció originalmente en The Guardian, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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