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Con la participación de más de 12 mil delegados de 195 países, y un moderado optimismo, se abrió ayer en Lima la Vigésima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático-COP 20. Esta cumbre es preparatoria para la COP 21 de París de diciembre de 2015, en la que se debe adoptar un nuevo acuerdo global para la reducción de emisiones de gases invernadero que reemplace al Protocolo de Kioto a partir de 2020. Las negociaciones que se iniciaron ayer en la capital peruana buscan llegar a un acuerdo para elaborar un documento que sirva como base para la decisiva cumbre del próximo año en París.
El objetivo es tener un compromiso global de reducción de emisiones de gases invernadero para que el calentamiento global tenga como tope para fin de siglo un máximo de 2 grados centígrados en relación con la época preindustrial. Al ritmo actual de emisiones, el calentamiento global para fin de siglo sería de 4 grados centígrados, nivel que los científicos consideran devastador.
Se espera tener un nuevo acuerdo ambiental que involucre no solamente a los países desarrollados en la reducción de las emisiones de gases invernadero, sino también a los países en vías de desarrollo. Para alcanzar un acuerdo en ese sentido, las naciones desarrolladas ofrecerían a los países no desarrollados compensaciones financieras y asistencia técnica. Lograr un acuerdo global con metas vinculantes para todos los países en la reducción de estas emisiones es el gran desafío. Ese acuerdo final debe lograrse dentro de un año en París, pero la cumbre de Lima es considerada fundamental para abrir el camino a ese acuerdo.
Los recientes compromisos de Estados Unidos, China y la Unión Europea sobre la reducción de las emisiones que producen el calentamiento global han inyectado un moderado optimismo a esta cumbre. Estas tres economías concentran más del 50 por ciento de estas emisiones a nivel mundial. Estados Unidos se ha comprometido a reducir entre 26 y 28 por ciento sus emisiones para el año 2025 respecto de los niveles de 2005; la Unión Europea a reducirlas en 40 por ciento para 2030 en relación con el año 1990; y aunque China se ha negado a comenzar a reducir ahora sus emisiones, ha asumido el compromiso de hacerlo a partir de 2030, año en el cual alcanzaría su pico más alto de emisiones. Este compromiso de Beijing se estima insuficiente, pero es considerado un avance.
De acuerdo con fuentes vinculadas con el proceso de negociación de la COP 20, estos compromisos de los tres mayores emisores de gases invernadero les da “un impulso político” a las negociaciones de Lima y son “un factor de presión” para que otros países establezcan metas de reducción de sus emisiones. “Este es un buen momento para negociar y llegamos con optimismo a esta cumbre, pero conscientes de que las negociaciones implicarán importantes desafíos políticos”, señala una fuente de la delegación de la Unión Europea.
Este texto apareció originalmente en Página/12, puedes encontrar el original aquí.
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