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Representantes de casi 200 países se reúnen en la 23° Conferencia de Cambio Climático de las Naciones Unidas a partir de hoy, en un esfuerzo anual para enfrentar el calentamiento global y sus impactos que ya están causando estragos en el planeta.
Este año la ONU enfrenta un nuevo desafío: abordar el fenómeno después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, líder del segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del planeta, se comprometió a no hacer nada para frenar las emisiones.
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático abordará esta cuestión en Bonn, Alemania, del 6 al 17 de noviembre, mientras los países trabajan para reafirmar sus compromisos de adaptación a un mundo más cálido en línea con el emblemático Acuerdo Climático de París de 2015. Los científicos dicen que se debería evitar que el planeta se caliente más de 2°C, más allá de los niveles preindustriales para evitar los peores efectos del cambio climático, un punto de referencia establecido por el Acuerdo de París. Cumplir el objetivo significa una reducción drástica de las emisiones globales, y el acuerdo insta a los signatarios a elaborar compromisos voluntarios para hacerlo.
Sin embargo, el acuerdo no es legalmente vinculante, y Trump cumplió una promesa de campaña de retirar a Estados Unidos del acuerdo en junio. Es un proceso de varios años para hacerlo, ya que no puede retirase hasta el 4 de noviembre de 2020, un día después de las próximas elecciones presidenciales. Actualmente, los Estados Unidos y Siria son las únicas dos naciones en oposición al Acuerdo de París.
La administración de Trump anunció recientemente que promovería activamente los combustibles fósiles durante una presentación en la conferencia sobre el clima, también conocida como la Conferencia de las Partes (COP). Los delegados enviados por la Casa Blanca ofrecerán una charla titulada “El papel de los combustibles fósiles más limpios y más eficientes y la energía nuclear en la mitigación del clima”, que pregonará los supuestos beneficios del carbón, el gas natural y la energía nuclear.
Se espera que una delegación de negociadores de EE. UU. ayude a escribir el libro de reglas del Acuerdo de París, pero su presencia será incómoda. No está claro si los negociadores de otros países estarán dispuestos a escucharlos, ya que según Trump, no cumpliría con las reglas que surjan.
El ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, y el activista multimillonario Tom Steyer están financiando un pabellón para mostrar la acción climática de las ciudades y negocios de los Estados Unidos. El gobierno federal generalmente paga el costo de $200,000, pero este año se negó hacerlo.
“El pueblo y la industria estadounidense están prácticamente haciendo lo que el Acuerdo de París está diseñado para hacer, y eso es reducir la cantidad de gases de efecto invernadero que entran a la atmósfera. Así que desaceleraremos e incluso podremos detener el cambio climático, que tiene el potencial para destruir el mundo”, dijo Bloomberg a The New York Times el mes pasado.
El presidente Donald Trump llamó al cambio climático un “engaño” fabricado por China y ha prometido desde hace tiempo poner fin a la “guerra” contra los combustibles fósiles. Ha firmado varias órdenes ejecutivas para revocar las regulaciones ambientales en la industria de la energía y ha prometido un futuro con “carbón realmente limpio”.
Pero, como informa Alexander Kaufman del HuffPost, esa energía no existe. Desde hace mucho tiempo, los grupos ambientalistas han llamado a este cambio de marca ‘un cebo y cambio’ por parte del lobby (grupo de presión) del carbón para tratar de revivir una industria que no muere debido a la regulación.
De hecho, la industria solar empleó a mucha más gente que la industria del carbón en 2016, según cifras del Departamento de Energía de EE. UU. El gas natural, un producto de combustibles fósiles mucho más limpio en términos de emisiones y los trabajos de producción de petróleo son los dos principales empleadores en la industria.
“No existe el ‘carbón limpio'”, dijo Travis Nichols, portavoz de Greenpeace, a HuffPost en marzo. “Es un mito utilizado por la industria para obtener dinero de los contribuyentes para apoyar una industria moribunda. Los mineros del carbón merecen una transición justa, no el petróleo y las promesas vacías”.
Los países reunidos en Bonn ya entienden esto. Muchas de las economías más grandes del mundo, incluidas China y la India, están en camino de alcanzar sus objetivos de reducción de emisiones años antes de lo esperado, y ambos han invertido mucho en energía renovable.
Las conversaciones en Bonn serán relativamente poco importantes en comparación con las cumbres anteriores, ya que los países trabajan para perfeccionar las directrices y revisar los procedimientos para garantizar que los signatarios cumplan con sus compromisos. La ONU acordó que los negociadores necesitarán contar con un marco de referencia antes de la fecha límite de 2018 para asegurarse de que las naciones estén haciendo lo suficiente para combatir el cambio climático.
Este texto apareció originalmente en The Huffington Post, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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