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El incendio forestal conocido como Thomas, que arrasó California, se convirtió en uno de los más grandes en la historia del estado, devoró miles de acres en una época del año más propensa a cielos grises y lluvia fría que a bosques quemados.
Aún así, los devastadores incendios del año no son del todo sorprendentes para los científicos y administradores forestales, muchos de los cuales esperan más de lo mismo, ya que el desarrollo en las áreas boscosas continúa y el clima de la región se vuelve más cálido y seco.
Ahora, muchos expertos se preguntan cuál es la mejor forma de gestionar los bosques y proteger a la sociedad contra los incendios forestales en el futuro. Esta será una tarea difícil ya que los ciclos de incendios naturales difieren drásticamente de un tipo de bosque a otro.
Los incendios programados podrían reducir la severidad de los incendios forestales en algunos ecosistemas, especialmente en los bosques de coníferas. En otros, sin embargo, los incendios se queman en diferentes patrones. Las soluciones pueden ser más complicadas, en gran parte porque las zonas costeras se han vuelto densamente pobladas.
“Existen algunos riesgos reales con los incendios iniciados por un rayo en estos sistemas de chaparral costero”, dijo Eric Knapp, un ecologista de investigación del Servicio Forestal de los Estados Unidos.
Debido a que los rayos, son raros en las zonas costeras, estas áreas más bajas naturalmente se queman con menos frecuencia. Esto permite una fuerte acumulación de maleza densa, lo que hace que los incendios aquí, ya sean incendios forestales o programados, sean potencialmente destructivos.
Knapp dijo que la mayoría de los arbustos y árboles de las tierras bajas costeras sobrevivieron a la sequía. “Pero bajo ese tipo de condiciones, se despojaron de sus ramas” como un mecanismo de defensa contra la pérdida de agua, dijo. “Después de varios años de eso, había mucha madera seca en esos bosques”.
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La histórica racha de sequía precedió a uno de los inviernos más húmedos en décadas, que fue seguido por el verano más caluroso jamás registrado en California. Esta secuencia alterna de calor y humedad extrema, que según los investigadores es una clara señal del cambio climático, condujo a la acumulación de combustibles, incluidos 129 millones de árboles muertos en Sierra Nevada desde 2010 y, en las zonas costeras, maleza muerta y pasto seco.
Bill Stewart, un especialista forestal de la Universidad Berkeley, siente que los vientos calientes de Santa Ana, combinados con un otoño seco, son más culpables de los incendios. Los Ángeles no ha recibido mucha lluvia y la mayor parte del sur de California está anormalmente seca o experimenta una sequía moderada.
“En mi opinión, no importa la cantidad de lluvia que tuvimos”, dijo. “Lo que importa es qué tipo de clima tenemos en el otoño y cuándo llegan las primeras lluvias”.
Independientemente de los factores que impulsaron los incendios, los expertos ahora están discutiendo formas de reducir la intensidad del fuego en el futuro. Una de las herramientas más efectivas, de acuerdo con las fuentes, se puede con incendios programados. Aplicado en épocas de bajo riesgo, la práctica de incendiar los bosques de manera intencionada puede limpiar de manera efectiva y segura los matorrales potencialmente explosivos y la madera muerta.
Los incendios programados ya se utilizan como una herramienta de gestión, aunque tal vez no tanto como debería usarse. Según un estudio publicado en 2007 en la revista Forest Ecology and Management, cada año se quemaban naturalmente 4.4 millones de acres de California, en su mayoría fuegos de baja intensidad que se alimentaban de arbustos a nivel del suelo y madera caída mientras que también proporcionaban servicios ecosistémicos, como abrir piñas y vainas de semillas agrietadas, y hacer que el suelo del bosque sea navegable para alimentar a la vida silvestre.
Hoy, gracias a la supresión agresiva de incendios, los incendios forestales consumen mucha menos tierra, lo que permite que el combustible se acumule durante décadas. Según Knapp, los incendios forestales han quemado un promedio de 600,000 acres por año desde 2002. Los incendios programados queman otros 100,000 acres o menos cada año.
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Los expertos forestales dicen que los incendios programados son más efectivos para manejar bosques de coníferas, como los de Sierra Nevada. Las áreas costeras dominadas por robles, chaparrales y otros árboles y arbustos de hoja ancha, dicen, son más difíciles de manejar.
“Estos sistemas costeros naturalmente tienen un largo rendimiento entre los incendios, por lo general entre 30 y 50 años”, dijo Knapp.
Esto significa que los combustibles del sotobosque se acumulan durante décadas entre cada incendio, haciendo que las llamas, cuando se encienden, sean extremadamente calientes y potentes, muy diferentes de los frecuentes incendios que naturalmente arden con baja intensidad en Sierra Nevada. Knapp dijo que las especies que viven en zonas costeras en realidad han evolucionado para depender de incendios calientes, poderosos e infrecuentes.
Los incendios programados con frecuencia, dijo, podrían tener consecuencias negativas para estas plantas y animales, produciendo llamas a baja temperatura que no estimulan los procesos de germinación, o incluso matan las plantas nativas y permiten que las invasoras las reemplacen.
El cambio climático hará que California sea mucho más cálida en el futuro, según Park Williams, un bioclimatólogo del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia. Si bien no está claro si el cambio climático traerá más o menos precipitación a la región, la severidad de los incendios probablemente aumentará.
“El cambio climático antropogénico continuará aumentando de forma crónica el potencial de la actividad de incendios forestales en los Estados Unidos”, escribieron Williams y el coautor John Abatzoglou en un documento publicado en 2016 en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Por otra parte, el año pasado ha demostrado ampliamente que la lluvia invernal no necesariamente sofocará los incendios. Mientras los veranos sean lo suficientemente calientes, el riesgo de incendios, especialmente en las elevaciones más bajas, probablemente crecerá sin importar cuánto llueva en el futuro.
Este artículo apareció en Water Deeply, puedes encontrar el original en inglés aquí. Para más noticias sobre el agua y su impacto en tu vida puedes suscribirte a la lista de correos de Water Deeply.
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