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Eugenia Wo Ching Sancho, costarricense especialista en derecho, política ambiental y cofundadora y directora del Instituto de Política Ambiental (IPA), compartió con el periódico guatemalteco Prensa Libre, su experiencia y visión sobre cómo este Guatemala se adapta al cambio climático.
Es un fenómeno mundial que ha venido ocurriendo desde siempre, pero la intervención humana ha sido tal que el cambio climático ya se salió de toda norma; es decir, el calentamiento global es tal que lo alteramos para siempre, lo hicimos en solo cien años.
Significa que donde hay más sequía habrá más, que donde hay más lluvia habrá más lluvia e inundaciones. Habrá poblaciones que se verán afectadas de tal modo que van a tener que moverse. Vamos a tener una nueva clase de migrantes.
A pesar de que Guatemala, por la cantidad de población y la actividad que tiene, no vaya a generar tantas emisiones, va a ser muy afectado por el cambio climático global; es decir, por la contribución que hicieron varios países.
Hay varias cosas. Es un país con bastante pobreza, no ha alcanzado el máximo de desarrollo posible, o sea que es un país que va a tener que emitir, pero no le podemos frenar el desarrollo. Sin embargo, en el panorama mundial sí va a recibir muy fuertemente los efectos del cambio climático.
El Corredor Seco solo se va a ampliar. Si hay lugares con inundaciones, eso se va a ampliar, y en esa parte Guatemala está haciendo un mal papel o una mala parte de adaptación, porque si estuviera consciente de esto estaría reforestando todas las cuencas altas. Hay algunos esfuerzos, sí, pero en realidad no es así… En Guatemala se ha deforestado enormemente en los últimos 20 años y la tendencia es seguir creciendo; no ha parado. Guatemala es el primer deforestador en América Latina. Guatemala tiene la tasa más alta de deforestación en toda Latinoamérica. Eso es una medalla no muy honrosa.
Estamos midiendo la pérdida de cobertura boscosa, no estamos midiendo cuánta biodiversidad se pierde, cómo afecta al agua, cuánto de suelo se pierde. Estamos midiendo nada más la cobertura forestal, y eso es nada en comparación a todos los servicios ambientales que ese bosque da. En especial, un país que cuenta con bastantes tierras áridas; Guatemala es un país un poco diferente al resto de Centroamérica.
La demanda doméstica de agua se satisface mucho de la perforación de pozos… y el otro tema es la contaminación, hay botaderos a cielo abierto, y eso, aparte de los problemas de gas metano, los lixiviados que bajan y contaminan los mantos freáticos.
No hay un ente rector que esté cuidando el agua, y desde ningún punto de vista de salud, de protección del recursos, de demandas, de control de aguas servidas. Hay algunas cosas, pero me parece un poco alejado de que sean las herramientas adecuadas para enfrentar el problema o, mejor aún, evitar los problemas. Honestamente, una ley no trae todas la soluciones, pero trae algunas. Creo que hace falta mucho trabajo en la parte de la concientización. He notado que aquí todo el mundo abre la llave y es como que no tiene idea de dónde viene, cómo se obtiene y qué tan difícil es conseguirla.
Guatemala todavía carece de algunas leyes, pero una ley que resulta bastante importante en Costa Rica es la de suelos. Esa permite el manejo de cuencas, pero además se ve un poco más integral la problemática porque están metidos todos los sectores productivos, conservacionistas y autoridades de gobierno. Una ley como esa o similar podría ser muy útil acá, porque hace falta mucha concertación.
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