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La Comisión Europea ha propuesto que al menos el 27% del consumo total de energía en 2030 proceda de las renovables en la UE. El informe eleva ese objetivo al 35%. Y pide que recuperen las metas nacionales vinculantes.
¿Hacia dónde quiere caminar la Europa que se proclama líder mundial contra el cambio climático? ¿Quiere solo dejarse llevar en la implantación de renovables? ¿O quiere fijarse objetivos ambiciosos que le obliguen a más esfuerzos? Esto es —muy resumido— lo que debe decidir la UE, que está preparando la norma que establecerá los objetivos de energías limpias para 2030, ya que los de 2020 —llegar al 20% de cuota renovable— ya están vigentes. Se espera que el documento final esté listo y aprobado en el verano de 2018. La negociación es a tres bandas: la Comisión Europea, los Gobiernos de los Estados miembros y el Parlamento.
Europa, tras firmar en 2015 el Acuerdo de París, sabe al lugar al que tiene que llegar en 2030: dentro de 13 años deberá haber reducido un 40% sus emisiones de gases de efecto invernadero —responsables del calentamiento global según el consenso científico— respecto a los niveles de 1990. Ahora hace falta fijar los instrumentos para cumplir esa meta. Y el sector energético es clave.
A finales del pasado año la Comisión Europea presentó el llamado paquete de invierno, su propuesta de directiva energética para el periodo comprendido entre 2020 y 2030. Y se fijaba el objetivo de que al menos el 27% del consumo total de energía en 2030 deberá proceder de fuentes renovables en la UE.
El plan europeo de renovables vigente no solo establece un objetivo global para el conjunto de la UE —el 20% de renovables en 2020—, sino que detalla las metas concretas a las que tiene que llegar cada país. Pero de la propuesta presentada por la Comisión para 2030 se cayó ese apartado. Para muchos Estados estos objetivos nacionales suponen una gran carga de presión ya que cada año —cuando se publican los datos finales de energías limpias— se ven retratados en los incumplimientos y retrasos. Muchos expertos coinciden en que esa exposición pública es una de las herramientas más eficaces en las políticas contra el cambio climático.
Además, la propuesta elaborada por el equipo de José Blanco también aboga por reforzar el autoconsumo, evitando las “medidas gravosas” que impidan su desarrollo. Y se pide suprimir los gravámenes sobre la energía autoconsumida o sobre el almacenamiento si las instalaciones no están conectadas a la red.
De la propuesta de la Comisión también se suprimió el objetivo para el transporte. En el informe rematado este miércoles se recupera y se propone el objetivo de llegar al 12% de energía renovable en este sector, el que más lento avanza en su descarbonización.
Estas son las metas individuales que se fijan para todos los países de la UE. Para calcularlas el informe toma los criterios de la directiva vigente de renovables.
Este texto fue escrito por Manuel Planelles para el diario El País, puedes encontrar la original aquí.
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