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Cuando su pozo se secó en 2014, Yolanda Serrato acababa de comenzar la lucha de su vida contra el cáncer de mama. Mientras se realizaba tratamientos de quimioterapia, ella tenía que cargar baldes y llenarlos en un tanque de 300 galones afuera de su casa para poder cocinar alimentos para su familia. Tenía que calentar el agua en la estufa para bañarse e incluso necesitaba un balde de agua para usar el inodoro.
“Pensé que era el final para mí, era agotador”, dice Serrato de 58 años, que ha vivido en una casa de East Porterville en California durante 23 años con su marido y tres hijos. “¿Quieres saber lo que es vivir sin agua? Apaga el agua durante una semana. Esa es la única manera de saberlo”.
La vida sigue siendo dura para Serrato, cuyo cáncer se ha esparcido a sus huesos. Pero su casa ahora está conectada al sistema de agua de Porterville, ya no un pozo seco. Porterville cuenta con un sistema de agua que sirve a 60,000 residentes con pozos comunitarios más profundos, los cuales sobrevivieron a la sequía de cinco años en California.
Más de 300 casas en East Porterville, que tiene una población de 7,300, ya han recibido el mismo arreglo a largo plazo, algunos después de vivir dos años sin que funcionara la plomería interior de su hogar. Cerca de 1,000 personas, que viven en 330 de las 1,800 propiedades en la ciudad, estaban sin agua.
Voluntarios, grupos sin fines de lucro y buenos vecinos aliviaron el golpe ayudando a la gente a encontrar provisiones temporales de agua. East Porterville es una historia de éxito después de la sequía. Pero tuvo un precio. La Junta Estatal de Control de Recursos Hídricos ha respondido con $35 millones para conectar los 300 hogares secos de East Porterville con el sistema. Otros 400 propietarios, que no perdieron sus pozos, han optado por la conexión de Porterville para evitar futuros problemas de agua.
En un momento durante la sequía, el estado estaba pagando $650,000 al mes sólo para agua de emergencia, tanques temporales de retención y entregas. El costo total del rescate por sequía de East Porterville se ha estimado en casi $40 millones.
“El proyecto de East Porterville es enorme”, dice Dat Tran, jefe de la Junta de Control de Recursos Hídricos del Estado de la Asistencia Técnica de Agua Potable. “En cuanto al impacto de la sequía, este es el proyecto más grande que hemos hecho”.
“Los costos de infraestructura de agua y saneamiento que hemos descuidado durante los últimos 30 años no van a ser baratos para financiar”, dice Michelle Wilde Anderson, profesora de la Stanford Law School. “Cuanto más dilatamos los costos de mantenimiento y los nuevos proyectos, siempre pagamos más caro cuando finalmente enfrentamos nuestras necesidades básicas”.
Por ahora, los arreglos son rápidos, con la instalación de líneas principales, nuevos pozos y conexiones a casa. El objetivo es acercar casi la mitad de las 1,800 viviendas de la ciudad al sistema que sirve a Porterville.
Los residentes aquí son más pobres que el 91% de los demás californianos, según los últimos datos de CalEnviroScreen de la Oficina Estatal de Evaluación de Riesgos de Salud Ambiental.
CalEnviroScreen, que detalla el estrés en las comunidades, muestra que la población de East Porterville está entre el 5% de los residentes de California que viven con la mayor carga ambiental, social y económica. Los factores incluyen la contaminación del aire, la mala calidad del agua, el bajo peso al nacer, los problemas de acceso a la atención médica y las barreras idiomáticas.
La fuente de agua potable de la ciudad siempre ha sido pozos privados y poco profundos. Los pozos no son controlados por el estado para la contaminación. En California, los dueños de pozos privados deben contratar a sus propios contratistas para probarlos.
La ubicación geográfica de East Porterville es la razón principal por la cual los pozos son poco profundos; no hay tanto sitio para el agua subterránea como ubicaciones más al oeste en el valle.
Todavía hay problemas de suministro de agua en East Porterville, dice Jessi Snyder de Self-Help Enterprises, que ha trabajado con familias de bajos ingresos para construir comunidades sostenibles desde 1965. La organización sin fines de lucro ha sido un valioso recurso para los residentes, ayudándoles a conectarse con el sistema Porterville o encontrar financiamiento si necesitan un pozo nuevo.
“Todavía estamos recibiendo informes de nuevos pozos secos”, dice. “Es por eso que es importante tener soluciones a largo plazo”.
En la comunidad, todavía se pueden ver montones de agua embotellada en los garajes. A veces los botes de la basura se llenan de platos de papel porque la gente no quiere desperdiciar el agua lavando platos de cerámica.
Yolanda Serrato, que sigue luchando contra el cáncer, dice que no pensó en dejar East Porterville. Ella dice que no podría haber vendido su casa aun después de que el pozo se secó. Además, la sequía le enseñó a sus hijos algunas lecciones sobre la supervivencia.
“Les dije: Sí, ustedes pueden hacerlo. Nosotros no teníamos tuberías interiores cuando vivía en Sonora, México. Solo tenías una cubeta de agua para bañarte y una taza de agua para cepillarte los dientes. Pero entiendo por qué tienen miedo. Nunca se sabe lo precioso que es el agua hasta el día que no se tiene.
Este artículo apareció en Water Deeply, puedes encontrar el original en inglés aquí. Para más noticias sobre el agua y su impacto en tu vida puedes suscribirte a la lista de correos de Water Deeply.
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