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Éste es un artículo de opinión, su contenido expresa la postura de su autor Manuel Planelles.
“¿Cuánto costará asegurar ahora una vivienda en los cayos de Florida (Estados Unidos)?”, pregunta Carlos González-Antón, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de León (España). Este abogado especialista en derecho medioambiental lanza esta pregunta al aire una semana después de que el huracán Irma haya golpeado Florida y las islas caribeñas. Sus efectos, finalmente, no han sido tan desastrosos como se preveían y las aseguradoras están en el radar de los inversores para analizar cómo les afectan estos fenómenos en sus cuentas.
“Los huracanes causan una destrucción considerable como resultado de los daños del viento, las marejadas y las inundaciones. El hecho de que los científicos alerten de tormentas más intensas en el futuro es verdaderamente alarmante para las compañías de seguros“, explica Patrick McSharry, miembro de la Smith School de Empresa y Medio Ambiente de la Universidad de Oxford (Reino Unido).
“El huracán Katrina (de 2005) generó pérdidas aseguradas de $96,000 millones y han habido diez huracanes que han causado pérdidas aseguradas de más de $10,000 millones”, añade McSharry, quien, además de trabajar en el ámbito académico, asesora al sector privado, “donde están creciendo las preocupaciones sobre los impactos económicos del cambio climático“.
Pero, ¿cómo afecta el calentamiento global a huracanes (generados en el Atlántico) y los tifones (Pacífico)? “El cambio climático afecta a todos los aspectos del tiempo: el desafío es averiguar exactamente cómo. Para el aumento de la temperatura y del nivel del mar, los impactos se conocen razonablemente bien. Para todo lo demás se necesita todavía un poco más de investigación”, apunta Seteve Jewson, directivo de la compañía Risk Management Solutions (RMS), que se dedica a asesorar sobre el impacto financiero de las catástrofes climáticas a empresas, principalmente, aseguradoras.
“Sabemos que uno de los efectos que está teniendo el cambio climático es el aumento de la temperatura de los océanos”, añade Juan A. Añel, doctor en ciencias físicas e investigador del programa Ramón y Cajal de la Universidad de Vigo (España).
Y para que se forme un huracán es necesaria “una temperatura lo suficientemente alta de la superficie del océano”, indica.
“Por lo tanto, el cambio climático aumenta las probabilidades de que se generen huracanes y de que estos sean más fuertes“, sostiene Añel, que también ha trabajado en el campo del riesgo financiero de los fenómenos extremos.
Uno de los organismos pioneros en el seguimiento de los peligros económicos del cambio climático es el Banco de Inglaterra, que semestralmente realiza informes de evaluación de este problema. A finales de 2015 realizó un análisis monográfico sobre el sector de los seguros. Y advertía de que las pérdidas aseguradas (las que están cubiertas por las pólizas) se ha disparado en los últimos 30 años, pasando de $10,000 millones anuales en los años ochenta a los $50,000 en la década pasada.
Y estas cifras se quedan cortas después de los últimos eventos extremos. La compañía RMS estima que en el caso del huracán Harvey, las perdidas aseguradas estarán entre los $25,000 y los $35,000 millones solamente en Texas y Luisiana (Estados Unidos).
“Probablemente no exista ninguna industria que esté mirando y pensando en los efectos del cambio climático como la de los seguros”, explica Jewson. “A medida que la modelización científica mejore, la industria de los seguros comenzará a cobrar más por el riesgo adicional del cambio climático”, opina McSharry. “Los mapas de riesgo de inundación en el Reino Unido ya están afectando a los precios de la vivienda”, añade este investigador británico.
Curiosamente, estos dos grandes huracanes (Irma y Harvey) han golpeado un país en el que la lucha contra el cambio climático, al menos desde la Casa Blanca, está en retroceso tras la salida decretada por Donald Trump del Acuerdo de París. ¿Puede esto suponer el inicio de una batalla legal contra las Administraciones que no actúen contra el calentamiento?
“En EE. UU. algunos particulares ya han demandado a los Estados por la falta de previsión y acción contra el cambio climático”, explica el catedrático González-Antón. “Aunque los resultados no son concluyentes aún”.
McSharry, al fijarse en el sector de los seguros, resalta las experiencias positivas de colaboración público privada. Pero añade: “En situaciones donde los Gobiernos abiertamente niegan el cambio climático e ignoran las evidencias científicas, ciertamente habrá margen para batallas legales sobre quién paga las pérdidas económicas“. “Esto pondrá a prueba nuestros sistemas legales”.
“Algunos pequeños Estados insulares desean utilizar la vía de las acciones legales”, explica Jewson respecto a los países más afectados por el aumento del nivel del mar, que, en su opinión, es el mayor riesgo del calentamiento a largo plazo. Sin embargo, Jewson cree que la ruta del litigio no será la que seguirá la industria del seguro, que está trabajando para concienciar “a los Gobiernos de todo el mundo sobre los riesgos y la prevención”. “Se busca más la colaboración que el litigio”, apunta.
Colaboración, por ejemplo, para cubrir la gran “brecha de protección” que existe.
“Muchas personas expuestas a los desastres no están cubiertas por los seguros”, advierte Jewson.
“En EE. UU. vimos tras el huracán Harvey que muchas personas no tienen seguros de inundaciones. Hay problemas similares con respecto a los seguros contra terremotos en Estados Unidos y los seguros de todo tipo en China y en los países en desarrollo”, concluye.
Este texto apareció originalmente en Foro Económico Mundial y fue escrito en colaboración con el diario El País, puedes encontrar el original aquí.
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