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La ex secretaria de cambio climático de la ONU -que fue pilar para la creación del Acuerdo de París– y actual directora del proyecto Misión 2020, Christiana Figueres, subraya que EE. UU.
“se queda rezagado y pierde competitividad” abandonando el Acuerdo de París y cediendo a otros países el liderazgo de la economía baja en carbono.
En una entrevista con EFE celebrada durante una visita a Madrid para reunirse con la comisión parlamentaria encargada de elaborar la futura Ley de Cambio Climático, la costarricense reconoce que le produce “tristeza” que Estados Unidos abandone el pacto global de lucha contra el cambio climático alcanzado en 2015, pero se muestra convencida de que “no afectará a su cumplimiento” internacional.
“La descarbonización de la economía mundial es un proceso irreversible e imparable que está en marcha, fundamentalmente por la creciente concienciación de la opinión pública, de los mercados y del sector financiero que se ha dado cuenta que invertir en activos y tecnologías bajas en carbono no es un riesgo, sino que el riesgo es no hacerlo”, explica Figueres.
En esa línea, recuerda que “las grandes economías, como China, Brasil o México, ya están descarbonizándose y poniendo en el mercado tecnologías que son importantes para exportar al mundo entero”, algo en lo que Estados Unidos “se va a quedar atrás”.
A la jefa de cambio climático de la ONU durante el decisivo periodo comprendido tras la fracasada cumbre de Copenhague (Dinamarca) y la exitosa de París (Francia), sí le preocupa más, “desde un punto de vista político”, que Estados Unidos no cumpla el compromiso financiero de apoyar el desarrollo bajo en carbono en los países pobres con $2 mil millones hasta 2020, como había prometido.
“No es un reto económico porque la transición hacia una economía baja en carbono no es cuestión de esos $2 mil millones, sino de billones, pero sí tendrá un impacto político”, admite.
Entre los nuevos liderazgos en la transición baja en carbono destaca el de China, “que está invirtiendo más de $150,000 millones en energías renovables para crear 13 millones de empleos en los próximos tres años, y abanderar la energía eólica y solar”.
Cuando echa la vista atrás hacia el gran pacto del clima al que tantos desvelos, viajes por el mundo y esfuerzos diplomáticos dedicó, piensa que una de las mejores cosas de ese acuerdo (que ella pensó que no lograría incluir) es el compromiso de que la economía mundial se haya descarbonizado en 2050.
“Incluir en el Acuerdo de París que el mundo debe ser neutro en emisiones en la segunda mitad de siglo fue el resultado de un trabajo muy intenso, porque en su momento había un grupo de países que veían en ese destino una amenaza para sus economías, aunque ahora lo empiezan a entender”, señala Figueres, consejera independiente de Acciona para temas de cambio climático.
Además, agrega que ese horizonte hacia “la neutralidad de emisiones” (que no se emita más de lo que el planeta puede absorber por sus mecanismos naturales) “manda un mensaje muy importante a los inversores de hacia donde vamos, y ya está ayudando a dirigir las decisiones del sector financiero, que piensa muy a largo plazo”.
La costarricense dedica ahora sus energías y optimismo a abordar lo que en su opinión no quedó reflejado en el acuerdo y a lo que está orientado su nuevo proyecto Misión 2020: concienciar al mundo empresarial, gobiernos y sociedad de que hay que acelerar la reducción de emisiones y apoyar a los países en desarrollo para que crezcan con la menor huella ecológica posible.
“Hemos escogido 2020 porque es el año en el que los científicos nos han dicho que hay que poner techo a las emisiones e iniciar un descenso gradual y ordenado de la intensidad en carbono para poder alcanzar esa deseada neutralidad en carbono”, detalla.
“Llevamos tres años con las emisiones del sector energético estancadas a nivel global mientras la economía mundial ha crecido a un ritmo del 3 %, nuestro objetivo es apoyar a todo el mundo, pero sobre todo a sectores claves, como el financiero y el empresarial, para que haya un descenso acusado a partir de 2020”.
Ese año coincide también con la fecha fijada en el Acuerdo de París para que los países revisen sus contribuciones de mitigación del cambio climático al alza.
Figueres continua luchando contra el calentamiento con una filosofía a la que ella siempre se refiere como “optimismo global”, y que argumenta así: “en momentos en los que nos llegan noticias difíciles es necesario mantener una actitud positiva para lograr el cambio”.
Este texto apareció originalmente en EfeVerde, puedes encontrar el original aquí.
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