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Los datos científicos son contundentes y no dejan lugar a negaciones cerradas. El año 2016 fue el más caluroso de todos los tiempos (en que han habido mediciones) y los océanos ya están sufriendo las consecuencias del calentamiento global. El aumento de la temperatura del agua, debido a las emisiones de dióxido de carbono, afecta a las especies que viven en el océano.
Ante este cambio, muchos organismos son capaces de transformar su fisiología y su morfología para adaptarse a los cambios del clima y sobrevivir. Así lo demuestra un estudio publicado en la revista Nature, que concluye que el pez payaso (Amphiprion chrysopterus), famoso por la película “Buscando a Nemo”, presenta un mayor nivel de estrés y un descenso en sus hormonas reproductivas cuando la anémona en la que habita sufre un blanqueamiento debido al aumento de la temperatura del océano.
Tal como lo vimos en la película de Disney, este tipo de pez convive con las anémonas, las alimenta y evita que sufran posibles infecciones bacterianas a cambio de protección ante cualquier amenaza. Las anémonas, al igual que los arrecifes de coral, mantienen una relación de colaboración (conocida como simbiosis) con un alga llamada zooxantela, de la que obtienen su coloración.
Pero al producirse un calentamiento del agua, las anémonas se desprenden de sus zooxantelas y pierden su pigmentación, adquiriendo una tonalidad blanquecina. Para realizar el estudio, los investigadores analizaron los niveles de estrés y de las hormonas reproductivas del pez payaso antes, durante y después del proceso de blanqueamiento de las anémonas en la Polinesia Francesa en el océano Pacífico.
Comparando las respuestas fisiológicas de los peces que habitaban en anémonas blanqueadas y sin blanquear, hallaron que aquellos que residen en las primeras mostraban altos niveles de cortisol en la sangre, la hormona que se libera como respuesta al estrés. Asimismo, sus hormonas reproductivas también se redujeron.
Esto supuso que, durante el período en que sus anémonas fueron blanqueadas, redujeron un 73% su fecundidad, mientras que los peces de las anémonas no blanqueadas no sufrieron ningún cambio en su reproducción. Cuando las anémonas se recuperaron, el pez se reprodujo con normalidad.
“El calentamiento y posterior blanqueo afecta, por tanto, a la población. Si el blanqueamiento se prolongara, el impacto en la reproducción sería también mayor”, sostuvo Ricardo Beldade, investigador del Centro Nacional para la Investigación Científica en Francia (CNRS) y autor principal del estudio.
En su estudio, los investigadores observaron las 464 especies de peces costeros de la Polinesia Francesa y encontraron que 56 de ellas, un 12%, son simbiontes de las anémonas o corales, es decir, viven asociadas a ellos, ya sea por alimento o por refugio. Por ello, los científicos ven probable que respondan de manera similar que los peces payaso y que afecte también a su capacidad reproductiva.
“Concluimos que los efectos del blanqueamiento en este ecosistema jugarán, y probablemente ya lo hayan hecho, un papel crucial en la población marina”, afirmó Suzanne Mills, investigadora de la Escuela Práctica de Estudios Secundarios de París (EPHE) y coautora del estudio.
Sin embargo, este trabajo también sugiere que hay esperanzas para salvar a esta especie. Así, descubrieron que algunas de las anémonas que fueron sometidas a temperaturas elevadas no se blanquearon.
Los autores consideran que “sería interesante saber qué hace que resistan a las altas temperaturas, si es por el tipo de algas que habitan en ellas o si se trata de diferencias específicas del individuo”, señalan Beldade y Mills. De esta manera, se podría fomentar la reproducción de las anémonas resistentes.
La película “Buscando a Nemo” hizo del pez payaso una de las especies más deseadas como animal de compañía. Tras el estreno de la película, su venta se disparó. Esta demanda, unida al blanqueamiento de los corales, está causando un descenso significativo en la población.
Según una estimación de la fundación Saving Nemo, cada año se capturan en los arrecifes en los que viven más de un millón de ejemplares de la familia de peces payaso, que acaban en las peceras de los hogares.
Este texto apareció originalmente en Infobae, puedes encontrar el original aquí.
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