Trabajadores agrícolas latinos: las víctimas de Irma que han pasado desapercibidas
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- Traducido por Mónica Morales - Fuente Inside Climate News - Foto por Spencer Platt / Getty Images
El huracán Irma arrasó con miles de hectáreas de caña de azúcar, viveros y cosechas de aguacate. El daño le costará miles de millones de dólares a la industria agrícola del estado de Florida (Estados Unidos), pero para los trabajadores migrantes que cosechan esos cultivos y trabajan en los campos, la tormenta significa dificultades reales que pondrán a prueba vidas que ya se encuentran al límite.
La tormenta destruyó comunidades que son hogar de los 300,000 trabajadores migrantes que se estima hay en el estado. Ahora, el daño a la industria agrícola significará menos empleos, y debido a su estatus legal o la falta de una dirección permanente, muchos trabajadores migrantes no califican para recibir ayuda, o tienen miedo de buscar ayuda. Para las personas que ya viven en los márgenes, perderse incluso una semana o dos de trabajo puede significar que no pueden pagar el alquiler o comprar comida.
“No habrá mucho trabajo este año”, dijo Gene McAvoy, especialista en horticultura de la Universidad de Florida. “No tienen tarjetas de crédito. No tienen cuentas bancarias. Las viviendas en que viven son deficientes. Recibieron un golpe desproporcionado por la tormenta. Realmente tendrá un gran impacto en esa comunidad”.
Florida es el segundo mayor productor de verduras y productor de cítricos del país, y su economía agrícola de $8 mil millones depende de los trabajadores migrantes. A diferencia de otras partes del país, donde la economía agrícola está respaldada por la mecanización, casi todos los cultivos que se cultivan en Florida, desde espárragos hasta calabacines, requieren que un ser humano los recoja. Muchos de los trabajadores son migrantes, algunos en el país legalmente y otros no, y son especialmente vulnerables al peligro y a las dificultades económicas que acompañan a una tormenta monstruosa como Irma.
Entre la tormenta y un clima político hostil
En las horas previas a la llegada de Irma, algunos trabajadores agrícolas gastaron su efectivo limitado para refugiarse en moteles, otros en gasolina para abandonar el estado y algunos no buscaron refugio por temor a que oficiales le solicitaran documentos.
“Vi a familias que no querían ir a los refugios”, dijo Lourdes Villanueva, directora de defensa de los trabajadores agrícolas en la Redlands Christian Migrant Association. “Tomoó mucho el lograr convencerlos”.
Con la retórica antiinmigrante que se esparce en todo el país, debido a las alusiones a los muros fronterizos y la legislación restrictiva en materia de inmigración lanzada por los legisladores, el temor crece cada día en cada uno de los migrantes.
“Siempre ha sido una vida difícil, pero en este clima político, es más difícil”, agregó Villanueva. “Si pudieran ser invisibles, lo serían”.
Poca ayuda
La tormenta causó estragos en Immokalee, una ciudad pobre en el corazón de la industria de cultivo de tomate de Florida, en la parte suroeste del estado.
La ciudad estaba casi en ruinas, menos los costosos edificios de apartamentos de gran altura en Nápoles. La gente trató de bombear el agua que había entrado a su casa con dispositivos hechos a mano. El gobierno y otros trabajadores humanitarios tardaron en llegar con los suministros básicos, y se necesitaron casi dos semanas para que se volviera a tener energía eléctrica.
“La Cruz Roja no apareció por una semana. Si necesitabas agua o hielo, la necesitabas de inmediato, no 10 días después”, dijo Villanueva.
Los residentes de Immokalee retiraron pertenencias de hogares dañados después del huracán Irma. La mayoría de casas son viejas, alquiladas y están en malas condiciones. Foto: Spencer Platt / Getty Images
Falta de hogares asequibles
En un estado con escasez de viviendas asequibles, los arrendadores pueden cobrar rentas enormes por casas móviles, y muchas de ellas son tan viejas que no cumplen con los estándares de seguridad más nuevos. El inventario de viviendas en Immokalee ya era limitado y de mala calidad, incluso antes de que Irma destrozara 100 hogares móviles.
El problema se extiende a los sectores agrícolas de Florida, especialmente en las partes centrales y meridionales del estado, lejos del turismo y la riqueza de las costas.
“El verdadero problema es la falta de viviendas asequibles para todos, pero eso se magnifica por lo que atraviesan estas familias. No están aquí todo el año. No pueden asegurar un contrato de arrendamiento durante todo el año, por lo que no son candidatos ideales para los propietarios”, dijo Villanueva.
Menos oportunidades de trabajo
Al igual que muchos trabajos de cosecha, la recolección de cítricos requiere especialización y experiencia. Cada vez más, esos trabajadores han venido de México con el programa de trabajadores huéspedes H2A. En 2010, se aprobaron cerca de 4,500 trabajadores de H2A en Florida; el año pasado, fueron casi 23,000. Hasta un 80% de ellos trabajan en los huertos de cítricos del estado, dijo Fritz Roka, un profesor asociado de economía agrícola con la Universidad de Florida.
Debido a que los propietarios de huertos solicitan a esos trabajadores antes de tiempo y basan sus números en sus necesidades de trabajo estimadas, es probable que soliciten una fuerza laboral significativamente más baja este año. Para aquellos que consiguen trabajos en la industria cítrica, las condiciones de trabajo este año serán inusualmente difíciles.
“La mayoría de los trabajadores de cítricos me dicen que este es el trabajo más difícil que han tenido, pero que también quieren laborar todas las horas que puedan”, dijo Bryan Moorefield, candidato a un postdoctorado en la Universidad de Brown (EE. UU.) que estudia los impactos sociales en los trabajadores agrícolas migrantes. “Si hay menos fruta en el árbol y es más pequeña, tendrán que trabajar más rápido para compensar el volumen”.
Jeannie Economos, coordinadora de proyecto de seguridad ambiental y salud de pesticidas con la Asociación de Trabajadores Agrícolas de Florida, cree que el clima cada vez más volátil podría significar que los empleadores se apoyarán aún más en el programa de huéspedes H2A en los próximos años.
“Con el cambio climático y el impacto de las tormentas, se vuelve un incentivo para contratar trabajadores invitados, porque si sus granjas están dañadas, no tienen que traer trabajadores aquí”, dijo.
“Si van a haber más tormentas o eventos climáticos, y si van a afectar los cultivos, entonces ¿qué va a hacer esto con los trabajadores documentados, indocumentados e invitados en Florida y los Estados Unidos? Va a cambiar la dinámica y es algo que debe discutirse”.
Si los empleadores no contratan trabajadores invitados, eso podría empujarlos a venir ilegalmente.
“Si esperaban un contrato, si esperaban venir aquí con un H2A y no lo tienen, es más probable que se arriesguen a cruzar el desierto para llegar aquí”, dijo.
Impacto del cambio climático
El problema se extiende mucho más allá de las fronteras de Florida. “La situación climática ha sido muy mala para nuestros trabajadores”, dijo Baldemar Velásquez, presidente del Comité Organizador del Trabajo Agrícola con sede en Ohio.
“No se trata sólo de huracanes. Los patrones climáticos provocan lluvias en Carolina del Norte y Carolina del Sur. Lo vemos todos los días. No pueden enviar dinero a casa. Están preocupados por sus familias”.
La temporada de huracanes de este año ha golpeado a los agricultores a lo largo de la costa del Golfo y en todo el Caribe.
A medida que los océanos se vuelven más cálidos, haciendo que las tormentas sean más frecuentes e intensas, los trabajadores migrantes pobres seguirán siendo los menos preparados para los huracanes. En Florida, un estado plano, cálido y amenazado por las aguas que alimentan los huracanes del Atlántico y el Golfo de México, los desafíos que enfrentan los trabajadores agrícolas migrantes se verán amplificados de manera única.
Este texto apareció originalmente en Inside Climate News, puedes encontrar el original en inglés aquí.