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En India, la primera de las 15 clínicas náuticas en utilizar energía solar, la S. B. Nahor, ha llevado por primera vez a un dentista a la puerta de decenas de miles de personas que viven en islas a las orillas del río Brahmaputra (islas fluviales) y que son propensas a las inundaciones en el estado de Assam.
El dentista Bivas Saikia dice que las condiciones en su clínica “no son ideales”. “Pero el solo hecho de que tenga el poder suficiente para hacer controles dentales significa que los isleños no tienen que aguantar el dolor de muelas o planificar un viaje al continente para realizarse un relleno”, explicó.
Alrededor del 55% de los hogares en la India dependen del sistema de salud pública para satisfacer sus necesidades de atención médica.
Pero a partir de 2015 casi 35 millones de personas en las zonas rurales dependían de centros de salud locales sin suministro de electricidad, según datos del gobierno. Uno de cada dos centros de salud primarios no tiene electricidad o sufre cortes de energía.
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Un informe de 2016 del Consejo de Energía, Medio Ambiente y Agua, una agencia de investigación sin fines de lucro, dijo que solo un quinto de los centros de salud primarios cumplen con los estándares de salud pública de la India, que incluyen tener una infraestructura funcional para la electricidad.
Para los residentes de Majuli, la isla fluvial más grande del mundo, y otras islas más pequeñas, el acceso a la atención médica ha sido un desafío aún mayor.
El hecho de no contar con médicos en los centros de salud, que los transbordadores no hacen viajes frecuentes al continente y la lejanía de algunas islas han significado muertes prematuras, enfermedades prolongadas y dificultades para cumplir los objetivos de vacunación, dicen los médicos.
“En muchos lugares que visitamos, los aldeanos tienen que viajar durante dos días para obtener cualquier tipo de ayuda médica o medicamentos”, dijo el médico de guardia Nayanjyoti Deka. “Incluso una tableta de paracetamol que damos significa mucho en estas áreas”.
Hoy en día, los equipos de médicos y enfermeras usan los barcos para llegar a 300,000 personas en 373 aldeas de islas fluviales en 13 distritos en Assam.
Financiado por la misión nacional de salud del gobierno y administrado por el Centro de Estudios del Nordeste e Investigación de Políticas (C-NES), las clínicas médica en botes (clínicas náuticas) lucharon por mantenerse a flote sin una fuente de energía confiable. Anteriormente funcionaban con generadores diésel, tenían que usar la energía con moderación y no podían trabajar por las noches.
“Muchos dispositivos médicos se diseñan bajo la premisa de que habrá un suministro constante de energía en los hospitales y clínicas donde se utilizan”, dijo Vivek Shastry de la organización benéfica india de energía sostenible SELCO Foundation y socio en el proyecto que instaló los paneles solares en la clínica náutica S. B. Nahor.
“Calentadores para bebés, sillas dentales, máquinas de rayos X: todos consumen mucha energía. Con la energía solar, el déficit de energía se puede compensar”.
Los sistemas solares fuera de la red, como el del barco, son una fuente creciente de energía en India, particularmente en áreas rurales, pero aún proporcionan menos de una décima parte de la electricidad generada por las plantas solares conectadas a la red, dicen los expertos.
Después de que se instalarán los paneles solares en el bote, el sistema solar de 5 kilovatios del S. B. Nahor ha permitido que funcione mucho más que solo el equipo dental.
Desde que reemplazó su generador diésel, el barco ha instalado un refrigerador para almacenar vacunas, ha acelerado las pruebas de laboratorio, ha comenzado a hacer anuncios a través del altavoz y lo más importante, ahora está iluminado por la noche.
“Antes, llevábamos vacunas en una bolsa de hielo, preocupándonos constantemente por los cambios de temperatura”, dijo Juli Phukan, una enfermera a bordo del bote. “Una gran cantidad de esas muestras se echarían a perder y tratar los casos de emergencia que surgían por la noche fue un desafío”.
“Los paneles en el techo significan que no hay cortes de energía, y puedo hacer funcionar fácilmente la centrífuga de laboratorio”, dijo el técnico Achzot Jyoti Das.
Los médicos, las enfermeras y el farmacéutico atienden a 101 personas en las tres horas que el barco está en Besamora. Algunos pacientes son habituales e intercambian cálidas sonrisas con el personal de la clínica.
“Muchos de nuestros pacientes nunca habían visto a un médico hasta que la clínica náutica ancló cerca de su aldea hace casi una década”, dijo Ashok Rao de C-NES a la Thomson Reuters Foundation.
“Algunos nombran a sus hijos después de nuestros doctores y algunos vienen solo para ver cómo es un médico. Siempre es abrumador”, comentó.
Cuando el sol se pone sobre el Brahmaputra, las luces de la clínica se encienden. “Lo que les recuerda a las personas que estamos aquí y que hay ayuda disponible, incluso si hay una emergencia hasta altas horas de la noche”, dijo Deka.
Este texto apareció originalmente en Thomson Reuters Foundation, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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