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En los alrededores del lago Chad, una enorme masa de agua bajo el Sáhara que se reparte entre Níger, Nigeria, Camerún y el propio Chad (África), miles de familias viven del pastoreo del ganado. La inseguridad provocada por los enfrentamientos entre el grupo yihadista Boko Haram y las tropas gubernamentales les ha obligado en muchos casos a cambiar sus rutas de trashumancia, alterando su modo de vida. Los conflictos entre ellos y los agricultores por las tierras de pastoreo, y la falta de pastos, atención veterinaria y educación complican su existencia.
Este grupo de pastores, formado por 15 hombres y 20 mujeres más sus hijos, se mueve con sus animales en función de la estación. Con las primeras lluvias viajan unos 20 kilómetros hacia el norte, después viajan otros 65 kilómetros cuando llegan las grandes lluvias para después volver a los alrededores de Bol, la capital de la región, donde pasan unos dos o tres meses. En la imagen, los hombres, musulmanes, se preparan para el rezo.
Aunque, como tantos otros pastores, son reacios a desvelar los números de su ganado, dicen que tienen unos 400 kuris (en la imagen) y otros 400 pequeños rumiantes, sobre todo cabras.
Los últimos años, este grupo ha sufrido por las enfermedades animales que han azotado a sus ejemplares, y la violencia de Boko Haram les ha impedido acceder a algunas islas ricas en pastos.
Los kuris, también llamados buduma, dongolé o kuburi, son una raza bovina africana originaria de la cuenca del Lago Chad. Su rasgo distintivo son los grandes cuernos, de hasta un metro, y los machos llegan a pesar 1.1 toneladas. Se usan para obtener carne y leche principalmente, y no tienen problemas en cruzar las aguas del lago.
Cuando van a pasar tiempo en una zona, atan a los kuris de dos en dos para evitar que se escapen y arruinen los cultivos de los agricultores de la zona y así evitar conflictos.
Los niños acompañan a sus padres en la trashumancia, lo que dificulta su acceso a la educación en una región que ya de por sí tiene muchos problemas en este sentido.
Mahamat Adeun Brahim es el delegado del Gobierno en Bol para los asuntos pastoriles. La prioridad, además de evitar conflictos entre los distintos grupos del lago (que se dan principalmente entre quienes frecuentan las islas y quienes se mueven por tierra firme) es lograr una atención veterinaria que proteja a los rebaños.
Un pastor gira la cabeza de un kuri, agarrándole de los cuernos, como forma de disciplina.
Además de los kuris, su posesión más valiosa, los grupos de pastores también suelen poseer pequeños rumiantes de los que obtienen leche y también carne.
En estas estructuras realizadas con cañas, los pastores guardan alimento y otros útiles. A la derecha, Mahamat Hissein, líder del grupo y vicepresidente de la Federación de Pastores del Lago Chad.
Los hombres del grupo cenan un cabrito que han sacrificado, cocinado con algunos tomates y acompañado con arroz.
Este texto apareció originalmente en el diario El País, puedes encontrar el original aquí. Fotos de Carlos Laorden.
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