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La construcción de viviendas y su consumo energético son responsables de hasta el 40% de las emisiones de CO2 en Europa. Para aminorar ese impacto surge AISLAnat, una alternativa ecológica para aislar viviendas a base de papel de periódico reciclado. Este material para el aislamiento sostenible ideado por dos hermanos de Navarra (España), no solo contiene significativamente el consumo de energía necesaria para su fabricación, sino que podría reducir el gasto en climatización a más de la mitad.
Los mencionados son algunos de los puntos fuertes de este material para el aislamiento térmico y acústico. En realidad, la idea recupera un aislante natural clásico, la celulosa. Empleada históricamente para el aislamiento, esta solución se mejoró con un tratamiento con minerales bóricos. De esta manera, la celulosa gana en propiedades ignífugas y antifúngicas.
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AISLAnat surgió de la mano de Íñigo y de Julen Puncen, especialistas técnicos en explotaciones de agricultura y ganadería con experiencia previa en bioconstrucción. En su búsqueda de un aislante ecológico y eficaz se toparon con la celulosa, cuyo uso está ampliamente extendido en países como Estados Unidos. Sin embargo, nadie había dado el paso de producir esta solución en España, por lo que ellos decidieron hacerlo.
Así, en dos recintos ubicados en Oricáin (Navarra), se da forma a este aislante natural con el que estos dos hermanos pretenden “contribuir a la construcción sostenible” y, con ello, a la reducción de emisiones por parte de las viviendas. Buena parte de las mismas, de hecho, se deben al consumo de energía de calefactores y sistemas de aire acondicionado. Para mitigarlo, una de las soluciones de largo plazo y de impacto pasa por un aislamiento eficiente.
Elaborado en un 85% con papel de periódico reciclado, este aislante natural se obtiene tras introducir la materia prima en unos molinos en los que se reduce hasta que alcanza el tamaño adecuado. Lo que queda del papel, que se consigue además a nivel local, se mezcla con ácido bórico para, finalmente, empaquetar el producto y comercializarlo en sacos de 12 kilos y medio.
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Apta para su aplicación en paredes y techos de toda naturaleza y material, esta innovación no es solo potente como aislante térmico, sino que mitiga también los sonidos, además de equilibrar la humedad. A su vez, la incorporación a la celulosa de sal de boro actúa como repelente para los insectos y para los hongos, aspectos clave para la vida útil del producto que, aseguran sus creadores, cuenta con una “duración ilimitada”.
Además de dar una nueva vida al papel de periódico y de contener significativamente las necesidades energéticas de los hogares, también es un proceso de producción que baja el consumo energético hasta los 0.16 kWh/mg (frente a los 6.5 kWh/mg de la lana de vidrio, por ejemplo). Al igual que reduce los desechos generados, que son reciclables, junto con una instalación en viviendas en la que no se emite ningún tipo de sustancia tóxica. Estos son otros de los signos diferenciales de esta alternativa para la bioconstrucción.
Este texto apareció originalmente en EcoInventos, puedes encontrar el original aquí.
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