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A medida que la temperatura local aumenta, a causa del cambio climático, algunas especies del país no podrán subsistir a menos que se desplacen hacia otras zonas. Esto sucede porque tienen rangos altitudinales y tolerancias térmicas muy reducidas. El piscuiz de Perijá es una de ellas.
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Esta ave hace parte de la familia Furnaiidae, sus alas son cortas y redondas, tiene patas fuertes y una cola larga. Es endémica de la Serranía del Perijá, en la frontera entre Colombia y Venezuela. Su tamaño es pequeño, mide entre 19 y 22 centímetros.
Otra especie que se podría ver afectada es el arañero del Pirré (Basileuterus ignotus), un ave de la familia Parulidae. Es pequeña, colorida y arborícola. Se encuentra en el noroccidente del país, entre los 1,200 y 1,650 metros de altitud.
La perdíz katía (Odontophorus dialeucos) hace parte de la familia Odontophoridae (familia de aves galliformes). Se encuentra en Colombia y Panamá, vive entre los 1,050 y 1,040 metros de altitud. Se alimenta de semillas, frutos y ciertos insectos.
La esmeralda del Chiribiquete es de la familia Trochilidae (también conocidos como picaflores o zumbadores). Esta especie es endémica de la Sierra del Chiribiquete, en la región amazónica del país. Mide alrededor de ocho centímetros.
La tangará nuquiverde (Tangara fucosa) es una especie endémica de la frontera entre Colombia y Panamá. Su plumaje es negro en las partes superiores y canela en las inferiores, tiene un parche color verde claro en la nuca.
La Pristimantis sanctaemartae es una especie de anfibio de la familia Craugastoridae. Su hábitat natural es el bosque húmedo tropical, esta especie es endémica de la Sierra Nevada de Santa Marta, al norte del país.
La ikakogi tayrona hace parte de la familia Centronelidae. Presenta una coloración dorsal verde claro y una piel ventral transparente, lo que hace que sus órganos internos sean visibles. Es endémica de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Algunas especies en vez de disminuir aumentarán, estamos hablando de las especies invasoras, cuyas capacidades de adaptación a los incendios, inundaciones y sequías representan una oportunidad para colonizar y establecerse en nuevos ambientes, lo que también afectaría la biodiversidad del país.
La higuerilla (ricinus communis) es una de ellas. Este arbusto de tallo grueso y de color púrpura oscuro presenta un alto riesgo de invasión para finales del siglo 21. Sus hojas son grandes y de bordes irregulares. A partir de sus semillas se obtienen productos como el aceite de ricino, pinturas, barnices, lubricantes y líquidos para frenos.
Otra especie invasora es el bambú común (bambusa vulgaris), la cual hace parte de la familia de las poáceas. Sus tallos son macizos y pueden alcanzar una altura de hasta 15 metros. Presenta un color verde intenso y es utilizado en el tratamiento de varias enfermedades como la malaria, neumonía, gripe, entre otras.
El Cojón de Fraile (Calotropis procera) es un pequeño árbol hermafrodita (tiene órganos reproductivos usualmente asociados a los dos sexos) que mide entre cuatro y seis metros de altura.
Este texto apareció originalmente en El Tiempo, puedes encontrar el original aquí.
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