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El proyecto, con nombre Chimera, ha sido desarrollado por Tre P Engineering, elegido por la Comisión Europea como parte del programa Life, un programa que desde 1992 co-financia proyectos “verdes” propuestos por los países miembros. El objetivo principal de este proyecto es crear una planta piloto para la eliminación total del estiércol aviar.
La ambición de los creadores de Chimera tiene un doble valor: el de convertir los residuos en un recurso y el de eliminar una importante fuente de contaminación ambiental. Una especie de vuelta al pasado que, sin embargo, se combina con una propuesta innovadora destinada a crear energía sostenible.
La eliminación de heces en los países de la Unión Europea tendría un gran impacto. Estamos hablando de 25 millones de toneladas de gases de efecto invernadero al año, 0.48 millones de toneladas de amoniaco y 100,000 toneladas de metales pesados. No se incluye el impacto ambiental del transporte del estiércol. Los costes de la eliminación se sitúan entre 10 y 22 euros por tonelada, lo que supone un total de unos 2,000 millones de euros al año para las 152 millones de toneladas de estiércol producidas.
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Rosalino Usci, co-administrador delegado de Tre P Engineering explicó:
“Si Quimera se convirtiera en un estándar en las granjas avícolas, la contaminación por estiércol sería prácticamente nula, al igual que la mayoría de los problemas relacionados con los costes de su eliminación y los olores causados por las heces”.
Las granjas también podrían volverse autosuficientes energéticamente hablando, y los fertilizantes garantizarían una abundante producción de alimentos para los pollos.
La idea es muy simple: las heces de aves de corral se usan para fabricar fertilizantes de alta calidad y, al mismo tiempo, para generar energía, calor y electricidad, útiles para el sustento de la granja. Se trata de una pequeña instalación industrial que funciona en un ciclo continuo.
El estiércol de los pollos se transporta en una cinta a la planta de producción de energía. Al final del proceso se obtienen unas cenizas que, junto con el humo, pasa por dos depuradores de agua, dispositivos que permiten reducir la concentración de sustancias contaminantes procedentes de vertidos industriales.
Aquí, las sustancias toman la forma de lodo que luego pasa a una centrifugadora, capaz de separar la parte líquida de la sólida. La parte sólida será el fertilizante, un producto rico en nitrógeno, fósforo y potasio.
El calor generado durante la combustión se convierte a su vez en energía eléctrica. El agua usada para el tratamiento de las heces avícolas se reutiliza completamente para hidratar las cenizas y reducir las emisiones contaminantes del humo.
Los dos primeros prototipos se producirán en Italia, en la región de las Marcas, mientras que la planta piloto se pondrá en marcha en la planta de Renders&Renders, en la región de Noord-Brabant, en Holanda. Este último eliminará al menos 1,500 toneladas de estiércol al año y deberá poder trabajar al menos 6,053 horas al año, produciendo 4.5 GWh de calor y electricidad y 260-320 toneladas de fertilizantes. Chimera es un proyecto que puede ser replicado en otros contextos de producción de biorresiduos.
Este texto apareció originalmente en EcoInventos, puedes encontrar el original aquí.
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