Olas de calor en los países menos esperados
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- Escrito por El País - Foto por Arto Marttinen / Unsplash
Potentes olas de calor han hecho saltar las alarmas alrededor del mundo en los últimos meses. Una de las situaciones más extremas se ha registrado en el norte de Siberia, donde el pasado junio fue el más cálido en más de un siglo, según el Centro Hidrometeorológico de Rusia.
En junio, la media de temperatura de toda la región fue ocho grados más alta de lo habitual. Y el calor intenso estuvo presente de forma excepcional también en la primera semana de julio. Situaciones de calor extremo se han registrado también en los últimos 60 días en regiones frías como Escandinavia, Reino Unido, Irlanda y Canadá.
Los expertos coinciden en que estos eventos climáticos encajan en los escenarios previstos por la comunidad científica como consecuencia del calentamiento global. Pero hacen falta más estudios para vincular directamente un episodio en concreto al cambio climático, según alertan.
Problemática
La ola de calor en Siberia ha provocado problemas serios a los habitantes de la región, según la Organización Mundial de Meteorología (OMM). En distintas localidades se alcanzaron repetidamente los 40ºC a lo largo del mes de junio. Hubo grandes incendios, falta de energía eléctrica, disfunciones en el sistema de transporte y otros servicios públicos y ahogamientos de personas que se tiraron al agua para huir del calor.
El humo de los fuegos hasta llegó a alcanzar Canadá y Estados Unidos, según Copernicus, el sistema de monitoreo vía satélite de la Agencia Espacial Europea, y la NASA. Pero no son las únicas consecuencias.
“Los principales efectos fueron el derretimiento del hielo marino en el mar Laptev y del permafrost (las capas de suelo permanentemente congeladas) de la superficie terrestre y submarina”, aseguró el meteorólogo estadounidense Nicholas Humphrey a El País en un correo.
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Este experto en eventos extremos y cambio climático publicó el pasado 2 de julio en su blog un post en el que explicaba con asombro lo que estaba pasando en Siberia.
“Es absolutamente increíble, uno de los eventos de calor más intensos que haya visto nunca en una latitud tan septentrional”, comentó.
Humphrey afirmó que el descenso del volumen de hielo por la ola de calor siberiana afectó sobre todo la costa ártica rusa. Un rápido calentamiento del mar puede acelerar la emisión de gases como el CO2 y el metano desde el permafrost, consideró el experto. Y estas emisiones pueden tener graves consecuencias en otras zonas del hemisferio norte, alertó Humphrey. También se producen alteraciones negativas en la corriente en chorro polar, uno de los factores principales de influencia de las condiciones meteorológicas en las latitudes medias, agregó.
Clima global
La OMM dio cuenta en su último informe periódico, con fecha del 19 de julio, de muchos de los eventos extremos ocurridos en distintos puntos del planeta. La nota dominante fue el calor. A principio de mes más de 50 personas fallecieron por una importante ola de calor en el este de Canadá.
En distintos puntos de California se batieron varios récords con temperaturas por encima de los 45ºC durante la primera semana de julio, según el Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos. Las olas de calor afectaron también a otras regiones del país y en zonas como Texas se prevén más emergencias en los próximos días.
Europa no es ajena a eventos como este, tal y como demuestran varias semanas seguidas de calor extremo y sequía en Reino Unido e Irlanda. Los últimos días han sido marcados en Suecia por temperaturas récord y más de 50 grandes incendios que han obligado al Gobierno del país a pedir ayuda internacional.
El 17 de julio las temperaturas superaron los 30ºC en localidades de Noruega y Finlandia ubicadas por encima del círculo polar ártico. Un verano potente embistió en la primera parte de julio a los habitantes de ciudades del Cáucaso como Tiflis (Georgia) y Ereván (Armenia).
También hubo récords más en el sur: en Quriya (Omán), el pasado 28 de junio durante 24 horas la mínima no bajó de los 42.6ºC. En Ouargla (Argelia), el pasado 5 de julio se midieron 51.3ºC, probablemente la temperatura más alta nunca registrada en el país, según la OMM. Muchas zonas de África del Norte sufrieron una ola de calor entre el 3 y el 10 de julio.
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En el otro hemisferio ahora mismo es invierno, pero las anomalías no han faltado. En Sydney y alrededores, la temporada fría está resultando particularmente templada y así va a seguir en agosto, según prevé la Oficina de Meteorología del Gobierno australiano.
Aunque el evento climático más dramático del último mes no fue una ola de calor, sino las inundaciones provocadas por diez días de intensas precipitaciones en Japón. Miles de personas tuvieron que abandonar sus viviendas y al menos 200 fallecieron por las consecuencias de las lluvias. La última semana, en cambio, ha sido caracterizada en el país por una intensa ola de calor, con temperaturas de hasta 39ºC que ha provocado 14 víctimas, según Reuters.
La sombra del cambio climático
Humphrey cree que la ola de calor en Siberia está directamente relacionada con el cambio climático.
“Ningún evento en sí es provocado por el cambio climático, pero la acumulación de episodios meteorológicos extremos más frecuentes y de mayor magnitud es una señal de ello. Esta ola encaja en el escenario causado por el brusco calentamiento del Ártico desde los años ochenta”, afirmó.
Delia Gutiérrez, de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), compartió la misma opinión. “En el mundo científico está consensuado que el cambio climático, es decir, el calentamiento de la tierra, lleva asociado entre otras cosas que los episodios extremos van a ser más frecuentes”, afirmó.
Pero hay que analizar la situación más a fondo, afirmó la meteoróloga. “Para atribuir episodios muy recientes al cambio climático hacen falta unos estudios de atribución, que requieren su tiempo”, aseguró Gutiérrez. “Estamos hablando de un sistema muy complejo, cambiante en todo momento”, agregó el experto José Miguel Viñas.
El meteorólogo subrayó como muchos eventos registrados en los últimos meses estén vinculados con anomalías en la circulación atmosférica (el movimiento de aire a gran escala).
También Viñas opinó que es necesario realizar más estudios para vincular un solo evento con el cambio climático. Uno de los puntos claves es observar si anomalías como las de este verano tienen continuidad en el tiempo, aseguró. Pero las señales del calentamiento global son cada vez más evidentes, opinó el meteorólogo.
“No se puede decir que nunca haya hecho calor en Alaska o en Siberia en verano, pero que ahora y de forma tan frecuente ocurran estas anomalías cálidas es sintomático de que efectivamente el planeta se está calentando y sobre todo en estas zonas más hacia el norte del mundo”, afirmó.
Tales fenómenos no ocurren de forma aislada, explican los meteorólogos.
“En la atmósfera todo está conectado y lo que pasa en un sitio no es en absoluto independiente de lo que pasa en otro”, aseguró Gutiérrez.
“La circulación puede depender de muchos factores, como la diferencia de temperaturas entre el ecuador y el polo o, por ejemplo, si tenemos o no tenemos hielo en Groenlandia. Todo esto influye en cómo se mueve el aire”, agregó Maria del Carme Llasat, de la Universidad de Barcelona.
“Por eso también están aumentando episodios extremos como las inundaciones. No se trata solo de que haga más calor o más frío, sino también de que puedan ocurrir episodios de lluvias muy intensas como las que hemos visto en Japón”, afirmó Viñas.
Este texto apareció originalmente en el diario El País, puedes encontrar el original aquí.