Cambio climático y salud infantil
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- Traducido por Mónica Morales - Fuente The Climate Reality Project - Foto por Robert Collins / Unsplash
Cuando el mundo se calienta, los resultados impactan las vidas de las personas, a unas más que otras injustamente.
Según la Academia Americana de Pediatras (AAP), los niños enfrentan cargas de salud únicas debido al cambio climático, que incluyen “los efectos generales de los desastres climáticos, las enfermedades alérgicas y asmáticas exacerbadas, la inseguridad alimentaria y del agua y las muertes relacionadas con el calor”.
“A medida que el cambio climático se acelera”, escribió la organización de 67, 000 pediatras, “los niños continuarán sufriendo de manera desproporcionada”.
Y es que sus sistemas inmunológicos aún se están desarrollando, dejando a sus cuerpos en rápido crecimiento más sensibles a las enfermedades y los contaminantes ambientales. Ellos respiran, comen y beben más para su tamaño que los adultos, pasan más tiempo al aire libre y pueden no ser lo suficientemente maduros como para entender las cosas que suceden a su alrededor.
Alergias y asma
“Los pediatras ya están viendo los efectos del cambio climático en sus pacientes. “Debido al cambio climático, los inviernos son más cortos, lo que hace que las temporadas de alergias al aire libre sean más largas y más cálidas”, escribió la AAP.
“Esto empeora las alergias y aumenta las posibilidades de síntomas de asma. Los denominados ‘Días de acción del ozono’ (es decir, los días declarados por el municipio cuando el calor, la humedad y / o el estancamiento del aire podrían causar problemas de salud) son cada vez más frecuentes a medida que los departamentos de emergencia reciben cada año más ingresos relacionados con el asma”.
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El aumento de las temperaturas globales disminuye la calidad del aire, en parte, al aumentar la formación de ozono a nivel del suelo, el ingrediente principal del smog urbano. La exposición a altos niveles de ozono puede provocar dificultad para respirar, estornudos y tos, dolor en el pecho, disminución temporal de la función pulmonar e infecciones del tracto respiratorio inferior en los niños.
También hay que tomar en cuenta que “los incendios forestales emiten partículas finas, que pueden contribuir a enfermedades respiratorias, especialmente en niños”, según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA).
“La exposición infantil a material particulado se ha asociado con síntomas respiratorios, disminución de la función pulmonar, empeoramiento del asma y desarrollo de bronquitis crónica”.
Estrés psicológico
Los niños son más pequeños y menos capaces físicamente que los adultos. Pasan más tiempo afuera, aumentando su exposición a un calor peligrosamente alto. A menudo dependen de los demás para la toma de decisiones y la atención, dejándolos especialmente vulnerables durante y después de emergencias como inundaciones repentinas.
Pero también pueden experimentar problemas de salud mental únicos.
Sobrevivir a un peligroso huracán u otro evento de clima extremo y vivir con el daño que deja atrás puede tener un costo muy real en el bienestar de cualquier persona, especialmente en el de un niño.
“Las personas que enfrentan condiciones climáticas severas pueden experimentar síntomas graves de salud mental, incluido el estrés postraumático, la depresión y la ansiedad”, explicó la Unión de Científicos Preocupados.
“Los fundamentos sociales de la salud mental y física de los niños se ven amenazados por el espectro de los efectos de largo alcance del cambio climático no controlado, incluida la inestabilidad comunitaria y global, las migraciones masivas y el aumento de conflictos”, señaló la AAP.
Malnutrición
Al mismo tiempo, la contaminación de carbono también puede hacer que nuestros alimentos sean menos nutritivos, poniendo en peligro la salud general de los niños de todo el mundo.
De acuerdo a una investigación publicada en la revista Nature, cuando se cultivan bajo los niveles de CO2 esperados para 2050, muchos cultivos comunes ven reducciones de proteínas y nutrientes clave como el hierro y el zinc (entre el 3% y el 17%).
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Las deficiencias de zinc pueden afectar dramáticamente la función del sistema inmunológico y causar diarrea, retraso en la maduración sexual y lesiones en los ojos y la piel. Mientras tanto, una deficiencia de hierro puede provocar debilidad muscular, problemas del sistema inmunológico y cognitivos, dolores de cabeza, mareos y anemia.
La importancia de una dieta diversa y rica en nutrientes para el desarrollo saludable de los niños no puede ser subestimada.
Enfermedades infecciosas
Los sistemas inmunitarios de los niños son susceptibles a muchos tipos de enfermedades e infecciones al no ser capaces de defenderse de las enfermedades que podrían causarle a un adulto sano menos problemas. Y la crisis climática está exacerbando muchas de estas enfermedades, llevándolas a regiones en las que nunca han estado o estableciendo las condiciones para que prosperen.
Hay dos categorías principales de enfermedades relacionadas con el clima: transmitidas por el agua y transmitidas por vectores.
Las enfermedades transmitidas por el agua se propagan a través de las bacterias y otros patógenos en el agua que bebemos, nos bañamos o incluso se juga con. Incluyen algunas de las enfermedades más generalizadas y terribles que padecen las personas, como el cólera, la fiebre tifoidea y la disentería, que infectan a millones y causan cientos de miles de muertes cada año.
La EPA informa que la incidencia de enfermedades transmitidas por el agua, como la gastroenteritis y la diarrea infecciosa, aumenta cuando la temperatura exterior se incrementa o inmediatamente después de tormentas o inundaciones severas.
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Aproximadamente 1.5 millones de muertes infantiles por año en el mundo se atribuyen a la diarrea infecciosa, y los niños en países en desarrollo se ven afectados de manera desproporcionada.
Y las mismas condiciones que permiten que estas bacterias prosperen ayudan a fomentar el otro tipo de enfermedad relacionada con el clima.
El agua estancada y tibia dejada por la lluvia excesiva o las inundaciones provocadas por las tormentas crean más y más hábitats que son amigables con los “vectores”, por lo general un insecto mordedor como un mosquito o pulga, o un arácnido parásito como una garrapata. Los vectores transportan patógenos infecciosos, como virus y bacterias, y transmiten enfermedades o parásitos de un animal a otro.
Es por eso que enfermedades como la malaria y el cólera que una vez estaban en vías de extinción ahora podrían regresar; el virus del Zika, que amenaza los cerebros de los bebés, está llegando a más partes del mundo.
Otras enfermedades transmitidas por vectores incluyen la enfermedad de Lyme, el virus del Nilo Occidental, la fiebre del dengue, la plaga y más.
Consideraciones neurológicas
Seguramente has escuchado sobre el “fracking”, el proceso de fracturación hidráulica utilizado para extraer gas natural. Pero la mayoría no ha oído hablar de los químicos peligrosos como el benceno que las empresas de fracking bombean directamente a la tierra para obtener el gas.
“Dada la profunda sensibilidad del cerebro en desarrollo y el sistema nervioso central, es muy razonable llegar a la conclusión de que los niños pequeños que se exponen con frecuencia a estos contaminantes tienen un riesgo particularmente alto de problemas neurológicos crónicos y enfermedades”, dijo al medio The Guardian, Ellen Webb, del Centro para la Salud Ambiental.
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Otros contaminantes como el plomo, dióxido de azufre y ozono, que también son expulsados por las plantas de energía, pueden ser particularmente dañinos tanto para las mujeres embarazadas como para los niños muy pequeños.
Cuando las madres embarazadas inhalan o beben estos químicos a menudo invisibles, pasan directamente a los bebés, justo cuando se encuentran en su punto más vulnerable. Y el peligro no termina una vez que están fuera del útero. El momento más crítico para el desarrollo cerebral de los niños dura los primeros seis años de su vida.
“Al perjudicar la salud, la capacidad de aprender y el potencial para contribuir a la sociedad, la contaminación y el cambio climático hacen que los niños sean menos resistentes y que las comunidades en las que viven se vuelvan menos equitativas. … La salud pediátrica global está en un punto de inflexión, con consecuencias catastróficas en ausencia de una acción audaz”, Institutos Nacionales de Salud.
Este texto apareció originalmente en The Climate Reality Project, puedes encontrar el original en inglés aquí.