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Según investigadores suecos, los insectos tienen un gran potencial como fuente alternativa de proteínas, pero se necesitan más investigaciones antes de que comience la producción en masa y así evitar un desastre ambiental.
Actualmente, existe una “abrumadora falta de conocimiento” sobre cuestiones básicas como las especies adecuadas, sus requisitos de alojamiento y alimentación, el manejo de sus desechos y que los insectos que se escapen no causen estragos en el ecosistema, comentaron.
A menos que tales problemas se estudien y discutan de manera crítica, “corremos el riesgo de crear una industria que reemplace un problema ambiental con otro”, escribieron en la revista Trends in Ecology & Evolution.
A nivel mundial, la creciente demanda de proteína animal ha llevado a un mayor cultivo de la soya para alimentar al ganado y aves de corral, pero los críticos dicen que el sistema es insostenible y conduce a la deforestación y el uso excesivo de productos químicos agrícolas.
Los nutricionistas y científicos han estado promocionando a los insectos como una fuente de proteínas sostenible y barata para alimentar a un mundo en crecimiento porque son ricos en proteínas, vitaminas, fibra y minerales.
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Los insectos emiten menos gases de efecto invernadero y menos amoníaco que el ganado bovino o porcino y requieren significativamente menos tierra y agua que el ganado bovino, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Según la FAO, hay más de 1,900 especies de insectos comestibles.
Empresas ya están abarcando el sector, produciendo hamburguesas hechas de gusanos de búfalo, sopa de batata hecha con bichos, larvas como alimento para mascotas y granjas de bricolaje.
Sin embargo, “el impacto ambiental futuro de la cría masiva de insectos es en gran parte desconocido”, dijeron los científicos suecos.
“¿Cómo se produce el alimento que comen, dónde se produce y qué se usa? Hay tantas preguntas”, dijo Asa Berggren, bióloga conservacionista de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas y coautora del artículo.
“¿Vamos a utilizar combustibles fósiles para calentar y enfriar las instalaciones (donde se cultivan los insectos)? ¿Qué pasa con el transporte?” le comentó a la Fundación Thomson Reuters.
“Una de las mayores amenazas para los sistemas naturales y los sistemas de producción en todo el mundo son las especies invasoras. ¿Qué sucede si los insectos se liberan accidentalmente en un país al que se importan?”, dijo Berggren. “No creemos que sea lo suficientemente bueno como para simplemente cambiar de una especie a otra”, agregó.
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Según los investigadores, entre las preguntas destacadas se encuentran: ¿si los insectos criados que se enferman pueden transmitir enfermedades a los consumidores?, ¿cómo se eliminan sus desechos? y ¿cómo se debe medir el bienestar animal en los insectos?
Investigaciones adicionales también son importantes, dijo Berggren, porque “puede que existan muchos insectos que son buenos para nosotros para comer, pero nadie lo sabe porque no se ha analizado”.
Este texto apareció originalmente en Thomson Reuters Foundation, puedes encontrar el original aquí.
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