Sequía en Australia está causando una crisis de salud mental en la población
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- Traducido por Mónica Morales - Fuente The Washington Post - Foto por Ondrej Machart / Unsplash
En una comunidad de solo 100 personas, los vecinos deben cuidarse unos a otros, dijo Louise Hennessy. Cada vez que alguien se queda en silencio durante mucho tiempo, ella levanta el teléfono para llamarlo(a) y ver que todo esté bien. En los últimos meses, la mayoría de las veces, la respuesta ha sido no.
“El estrés de no saber cuándo va a llover crea mucha ansiedad”, dijo Hennessy. Más de dos años de extrema sequía han afectado a la pequeña localidad de Elong Elong, a unas 225 millas de Sídney, y otros lugares en toda Australia.
En un día caluroso de verano en enero, Hennessy, de 59 años, no tuvo que llamar a sus vecinos. Esta vez, se alinearon para hablar con ella cuando estaba en la gasolinera local y le entregaron unos formularios de solicitud de asistencia gubernamental en nombre de una organización católica, la Sociedad de San Vicente de Paúl.
Entre las personas estaban Sandra y Gary Weavers. Hennessy había llamado a Sandra el día anterior, preocupada por no haber visto a Gary de 64 años en algún momento y preocupada por su estado mental.
De pie junto a su esposo, Sandra Weavers, de 56 años, reconoció que la sequía lo había afectado gravemente: “Le afecta mucho”, dijo. Pase lo que pase, ella le ha pedido que no “haga nada estúpido”. “Es devastador si pierdes a alguien”, dijo, una referencia sombría al creciente número de suicidios en la región.
Difícil situación
Los agricultores de Australia son conocidos por su capacidad de recuperación y conocimiento de los negocios, y muchos siguen obteniendo ganancias. Pero miles de personas más enfrentan los mismos problemas que la población de Elong Elong (algunos ahí han hablado de mudarse).
Pero los que más le preocupan a Hennessy, dijo, son aquellos que se han retirado completamente de la vida comunitaria. Mientras tanto, las autoridades locales de salud dicen que han registrado un aumento en la depresión y otros problemas de salud mental, así como un aumento en el alcoholismo, tendencias observadas en las regiones afectadas por la sequía en Australia y en otros lugares.
Un estudio de la Universidad de California en Berkeley afirmó que las sequías llevaron a unos 60,000 granjeros indios al suicidio durante un período de 30 años. Ahora, la situación de Australia sugiere que los problemas de salud mental relacionados con la sequía también pueden acosar a un país cuyo sistema universal de atención de la salud es ampliamente considerado como uno de los mejores del mundo.
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Cada vez más, los que buscan ayuda para tales problemas en las comunidades afectadas por la sequía no son solo los agricultores, sino también los propietarios de tiendas locales, conductores de camiones, cocineros y otros que también se ven perjudicados por la desaceleración de las economías regionales.
El gobierno australiano conservador se ha resistido a los pedidos de reducir las emisiones, incluso cuando sus propios institutos de investigación advierten que Australia se encontrará entre las naciones más afectadas por el cambio climático.
Hasta ahora, las sequías y las inundaciones son solo dos de las muchas razones por las que luchan algunos agricultores australianos: las otras incluyen aranceles y fluctuaciones monetarias. Pero se espera que el impacto del calentamiento global se intensifique en las próximas décadas.
El continente se ha calentado alrededor de 1°C en los últimos 100 años y, a menos que las emisiones se reduzcan drásticamente, dicen los científicos, los eventos de temperaturas extremas que ahora ocurren cada 20 años podrían ocurrir casi anualmente para fines de siglo.
En algunas partes del estado suroriental de Nueva Gales del Sur, donde se encuentra Elong Elong, las estadísticas que se ven como futuros escenarios en el peor de los casos en otras partes ya son una realidad.
Un estudio australiano publicado el año pasado encontró que las sequías entre 2007 y 2013 tuvieron un impacto en la salud mental mucho más grave en el estado que lo que se reconocía anteriormente, especialmente en los jóvenes agricultores menores de 35 años que perdieron sus empleos o ingresos.
Según un estudio por separado, los afectados tenían 12 veces más probabilidades que sus compañeros empleados de sufrir trastornos mentales. Sin embargo, el grupo más afectado por la depresión y la ansiedad fue también el que tuvo menos probabilidades de buscar tratamiento. Muchos agricultores afectados por la sequía viven a horas de un médico.
Asistencia
Para proporcionar algo de alivio, en los últimos meses, Nueva Gales del Sur ha contratado a más de una docena de trabajadores de salud mental que cruzan el estado para identificar a los agricultores que necesitan asistencia médica urgente.
Un desafío importante que enfrentan es el estigma que aún rodea a los problemas de salud mental. “Cuando aparece un equipo de salud mental”, dijo Jason Crisp, director de salud mental del distrito de salud local de Dubbo, “la puerta de la granja está cerrada”.
Para abordar esto, la agencia estatal de salud contrató a personas que sufrieron sequías, ya sea como trabajadores agrícolas o como parientes de los agricultores. Aunque estos compañeros de trabajo no son psicólogos y tienen que referir los casos graves a especialistas, la agencia espera poder superar el estigma y persuadir a los agricultores en apuros para que busquen tratamiento.
El proyecto también busca prevenir problemas de salud mental desde el principio. Parte de la financiación de dos años de la agencia se dedicará a organizar eventos comunitarios, el enfoque que Hennessy ya estaba adoptando en Elong Elong y sus alrededores.
“A veces, es realmente difícil para las personas pedir ayuda o apoyo, por lo que es muy importante hacerles sentir bienvenidos y saber que está bien pedir ayuda”, dijo ella.
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Pero algunos agricultores dicen que se necesitan esfuerzos mucho más radicales para ayudarlos, dada su particular vulnerabilidad a los efectos del cambio climático.
“La asistencia financiera y los asesores de granja son solo una solución como de ‘curita’”, dijo Charlie Prell, de 62 años, quien dijo que él y su esposa sufrieron graves problemas de salud mental luego de verse obligados a vender gran parte de su ganado durante una sequía hace una década.
Prell logró rescatar su negocio y pagar algunas deudas, pero fue en gran parte por ‘suerte’, ya que su granja se encuentra en un parque eólico en expansión, y ahora obtiene un ingreso estable por el alojamiento de varias turbinas. Aun así, dijo Prell, él y su esposa todavía sufren de ansiedad de vez en cuando, casi una década después.
Mark Gardner, quien asesora a los agricultores sobre cómo adaptar sus negocios al cambio climático, advirtió que los problemas de salud mental a menudo crean un círculo vicioso, lo que lleva a menos ingresos, lo que exacerba aún más el estrés. Una vez que eso sucede, dijo, las personas “se vuelven muy reactivas y su toma de decisiones no es muy racional”.
Gardner aconseja a los agricultores que sean más valientes en cuanto al abandono de métodos agrícolas costosos, como los sistemas de riego por aspersión, antes de que sea demasiado tarde.
Los estudios que la compañía de Gardner, Vanguard Business Services, ha realizado en colaboración con investigadores australianos sugieren que los agricultores que se enfocan en cultivos que necesitan menos agua, por ejemplo, tienen menos probabilidades de sufrir problemas de salud mental. Pero también, el mayor obstáculo para el cambio, sin embargo, sea político, según Gardner.
“Hay mucha negación sobre el cambio climático”, comentó.
Este texto apareció originalmente en The Washington Post, puedes encontrar el original aquí.