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Este martes se dan cita en Nueva York más de 150 líderes mundiales para inaugurar la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Como es costumbre, la apertura del evento está a cargo del presidente de brasil, que en este caso es el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien no acudió un día antes a la Cumbre de Acción Climática de las Naciones Unidas en un momento crítico en el que la Amazonía enfrenta múltiples amenazas.
Blanco de varios dardos durante la Cumbre Climática celebrada el pasado 23 de septiembre por el manejo que le dio a los incendios en la Amazonía brasileña y las políticas que según los ambientalistas van en contra de la conservación de la zona rica en biodiversidad, el líder brasileño respondió que es una “falacia” calificar a la Amazonia, conocido como el “pulmón del mundo”, como “patrimonio de la humanidad”.
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Después de sostener varios enfrentamientos con algunos líderes europeos, como el presidente francés Emmanuel Macron, Bolsonaro se estrenó en la Asamblea General de la ONU con sus tesis escépticas sobre el verdadero daño que la deforestación le está haciendo a la Amazonía y en cambio dijo que “somos uno de los países que más defiende su medio ambiente”.
Bolasonaro, que ha sostenido en repetidas ocasiones que quiere incentivar la granjas de soja y los pastizales de ganado en la selva tropical, descartó “incrementar el territorio indígena” y remarcó que “no podemos permitir que regrese el colonialismo a Brasil”.
Siguiendo su narrativa, el presidente de Brasil dijo que “la Amazonía no está siendo devastada o consumida por el fuego como lo quieren hacer ver algunos medios de comunicación”, lo que contradice a la propia Agencia Espacial Brasileña (Inpe) que ha mostrado un fuerte aumento en la deforestación y los incendios forestales en el último año.
Este texto apareció originalmente en France 24, puedes ver el original aquí.
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