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Un estudio realizado por la Universidad Estatal de Washington (Estados Unidos), demostró que la agricultura orgánica puede usarse eficientemente para alimentar a toda la población del mundo.
El informe muestra que con este tipo de producción es posible tener suficientes ingresos para los productores, mejorando las condiciones ambientales y la de los trabajadores rurales.
Dirigido por el profesor de Ciencias de suelos y agroecología, John Regalnold, junto con el estudiante de doctorado Jonathan Wather, el informe “Agricultura ecológica para el siglo XXI” ofrece análisis detallados de cientos de estudios académicos sobre el tema. La propuesta fue analizar la eficiencia de la agricultura ecológica basada en los pilares de la sostenibilidad: económica, social y ambiental.
Según los expertos la solución para la agricultura sería combinar métodos orgánicos con modernas tecnologías utilizadas en las plantaciones tradicionales.
Algunos destacaron los siguientes puntos: rotación de cultivos, plagas naturales agrícolas y la diversificación de la ganadería, mejora en la condición del suelo con el uso del compostaje, abono verde y estiércol de animales.
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Los autores aseguran que la agricultura orgánica es capaz de satisfacer las necesidades de alimento del mundo, independiente del cambio climático.
Incluso justifican esta afirmación: “las granjas orgánicas tienen el potencial para producir altos rendimientos como resultado de una mayor capacidad de retención de agua en los suelos cultivados sin pesticidas”.
En términos económicos, sin embargo, el estudio deja claro que, a pesar de que la agricultura orgánica sea rentable proporciona además mas beneficios que los tradicionales. La explicación es obvia, los pesticidas acaban reduciendo parte de la producción.
Por otro lado el beneficio para el medio ambiente, la sociedad y salud de la población es enorme. Las evidencias apuntan al hecho de que los sistemas de agricultura orgánica garantizan un mayor beneficio social, que se traduce en un planeta más sano.
Este texto apareció originalmente en Ecoinventos, puedes ver el original aquí.
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