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El documental de Netflix, Kiss the Ground, propone una solución que quizá sea la madre de todas las soluciones para frenar el calentamiento global y el resto de nuestros problemas ambientales; y esta solución se encuentra justo debajo de nuestros pies.
Estrenado el 22 de septiembre de 2020 y narrado por el actor y activista Woody Harrelson, el documental fue el fruto de siete años de preparación e incluye los testimonios de celebridades como Gisele Bündchen, Jason Mraz, Ian Somerhalder, entre los más reconocidos. Big Picture Ranch, el estudio que estuvo detrás de la dirección y producción tiene la esperanza de crear conciencia y compartir el papel vital que desempeña el suelo para nuestro planeta.
La tierra saludable tiene capacidad de capturar enormes volúmenes de gases de efecto invernadero y su manejo responsable puede recuperar nuestras fuentes de agua dulce. En conclusión, nuestro suelo nos puede salvar del colapso climático total.
Sin embargo, las prácticas que vinieron con la agricultura industrial moderna, como el arado y el rocío de fertilizantes químicos, solamente despojan el suelo de los nutrientes y microbios necesarios para mantener una fertilidad activa y abundante. Las prácticas violentas de agricultura terminan por eliminar toda la vida que contiene la tierra y la degradación constante de suelo la termina convirtiendo en polvo, lo cual produce la desertificación masiva.
Cuando se destruye el suelo, este libera agua y dióxido de carbono en la atmósfera, aumentando el calor de la región en vista que no hay plantas vivas que produzcan humedad. El problema con la desertificación es que representa una grave amenaza para nuestro clima y especie. Con casi dos tercios del planeta desertificados, el colapso total está cada vez más cerca; los científicos del documental anuncian que nos quedan 60 años más de tierra saludable si no hacemos nada por recuperarla a su estado saludable.
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Este colapso de civilizaciones ha sucedido una y otra vez porque las comunidades fallaron en controlar el deterioro ambiental y el crecimiento demográfico. Esto se debe a que la tierra pobre genera gente pobre y la pobreza nos conduce al colapso social. La tierra muerta en forma de polvo causa más inundaciones, más sequías, migraciones masivas y produce las condiciones ideales para el reclutamiento ideológico. En otras palabras, nuestro modo de alimentación actual está socavando la misma ecología de la cual dependemos.
Sin embargo, no todo está perdido. Podemos regresar al jardín de edén que alguna vez fue nuestro planeta cubriéndolo de plantas de nuevo. Por medio de la absorción biológica se puede capturar el carbono y almacenarlo en el suministro del suelo, reteniéndolo por décadas, hasta siglos.
Cambiarnos a energías renovables, aunque necesario, no puede hacer nada al respecto de la cantidad de carbono que ya fue liberada en la atmósfera. Por eso, un suelo saludable y vivo es lo mejor para nuestro planeta.
Otra propuesta que va en línea con la absorción biológica es la agricultura regenerativa la cual se trata de reparar todos los daños que ya le hemos causado a la tierra con prácticas saludables y sostenibles. Las que se mencionan en el documental son la plantación diversificada de árboles, el pastoreo libre de ganado y la producción de compostaje para abonar la tierra. Todo ello para mantener la vitalidad del suelo y crear un ecosistema resiliente.
Solo con cambiar nuestra dieta a una rica en microbios, libres de fertilizantes y herbicidas, que fue cultivada de manera sostenible, podemos ayudar a regenerar nuestros suelos. Si cuidamos de la naturaleza, ella cuidará de nosotros. El documental termina con la siguiente pregunta: ¿bajo qué modelo quieres que se produzca tu comida? La respuesta es obvia.
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