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Las fronteras de algunos países son visibles desde el espacio. Por la noche, Corea del Norte parece un vacío negro que separa a China de Corea del Sur. La deforestación en Haití ha dejado un marcado contraste entre su suelo marrón y la exuberante vegetación de la República Dominicana.
Polonia es un miembro poco probable de este club. Sin embargo, en los días fríos, los límites de la mayor región europea de contaminación del aire se ajustan perfectamente a su contorno. A las 10 de la noche del 18 de enero, los humos envolvieron casi todo el país, solo para disiparse unos 100 kilómetros más allá de sus fronteras.
El aire que respira un polaco medio puede no ser el más sucio de Europa. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, a las naciones balcánicas como Serbia les va peor en métricas como los años de vida perdidos por persona. Sin embargo, los efluvios de Polonia destacan por su distribución geográfica. De las 100 ciudades europeas con mayor contaminación atmosférica, 29 son polacas.
La capa de smog nacional de Polonia se debe al uso de carbón, a menudo del tipo más barato y muy sucio, para la calefacción del hogar, en lugar del gas natural más limpio común en los países vecinos. Esto provoca el 80% de sus emisiones de PM2.5, granos de materia que ingresan fácilmente a los pulmones. En el verano, el nivel de PM2.5 de Polonia está solo ligeramente por encima de la media de la UE. Pero cuando los polacos aumentan la temperatura durante el invierno, puede ser tres veces mayor.
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Las vetas de carbón son profundas en la historia de Polonia. Bajo el comunismo, el carbón era tanto el principal combustible para la modernización económica del país como una gran exportación. Posteriormente, el sindicato de mineros bloqueó los esfuerzos para eliminar empleos en los pozos. En 2007-15, el estado gastó $18,000 millones para apuntalar la industria hinchada. Y en 2015 Ley y Justicia, un partido nacionalista, ganó las elecciones con un manifiesto que apoyaba al carbón. Polonia es el único país de Europa que utiliza más energía derivada del carbón para calefacción hoy que en 1990.
El partido gobernante ha tenido que moderar su apoyo al carbón últimamente. La UE ha destinado 2,000 millones de euros para ayudar a Polonia a descarbonizar, mientras que los altos precios de los permisos de emisión de carbono han hecho que la electricidad a partir del carbón no sea competitiva. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea también ha declarado que Polonia infringe las directivas medioambientales de la UE. La mitad de los polacos cree que la contaminación del aire es un problema grave.
En septiembre, Polonia llegó a un acuerdo con los sindicatos para cerrar sus minas de carbón para 2049. También ha subsidiado reemplazos de calentadores de carbón. La ciudad de Cracovia ha prohibido la quema de carbón y madera y ha obtenido mayores ganancias en la calidad del aire que las de las áreas cercanas. Sin embargo, se necesitará más que esto para que Polonia deje de destacarse en los mapas de contaminación en un día frío.
Este texto apareció originalmente en The Economist, puedes ver el original en inglés aquí.
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